martes, 31 de diciembre de 2019

Mi único propósito para el 2020

Por años fui de las que escribía grandes testamentos por estas fechas; incluía agradecimientos y una lista de propósitos y peticiones para los siguientes doce meses.

Pero desde hace un par de años dejé de hacerlo; en parte por estar desanimada, porque mis listas casi eran un copy-paste de la lista pasada; en parte porque dejé de tener fe.

Y esta vez, desde hace algunas semanas, lo que he sentido es la necesidad apremiante de orar más. Soy buena encontrando excusas para justificar mi descuido de ese tiempo personal con Dios, pero el Espíritu Santo me ha hecho entender que creceré tanto como sea de constante mi vida de oración. 

Es paradójico que los que estamos en la fe desde hace tanto tiempo sigamos luchando con esta disciplina espiritual, pero es una realidad que debemos cambiar. 

Entiendo que aún las "ganas de orar" vienen de Él, pues es quien produce "todo lo que es bueno" (Santiago 1:17) en nosotros, por lo que mi dependencia tiene que ser mayor.

También he sentido el llamado a orar más en comunidad. Muchos milagros suceden cuando hay intercesores juntos, lo he vivido en carne propia y sin embargo, aquí estoy esquivando esas reuniones donde me preguntan mis peticiones de oración o ignorando las necesidades de otros para orar por ellos. Sé que Dios quiere que ore más con hermanas cercanas con las que podamos ser transparentes y compartir nuestras cargas y luchas.

Así que desde ayer he andado pensando si debo hacer mi famosa lista tradicional y he concluído que lo único que debo perseguir es eso, orar más. Y tengo la certeza que mi carácter se pulirá en ese tiempo, que mi ansiedad por las finanzas se disipará, que tendré un mejor ánimo para cuidar de mi salud, que Dios hará algo en mí para ayudarme en esas relaciones difíciles, que tendré ideas frescas inspiradas por Él para aplicarlas en mi trabajo y negocio, que se producirá en mí un hambre mayor por Su palabra, que pondrá en mí el "querer como el hacer" (Fil. 2:13) para cambiar en tantas áreas, que empezaré a fijarme en las necesidades de otros y dejaré de ser tan egocéntrica en mis oraciones, que habrá sanidad total y restauración para mí.

No me estoy jactando, para nada, ¡ni siquiera he empezado! Estoy escribiendo esto como una muestra de obediencia al Señor en lo que me ha estado inquietando a hacer. Y también para animarte a examinar tu lista de propósitos y que te asegures de que la disciplina espiritual sea tu prioridad. 

Está bien si quieres perder peso, hacer más ejercicio, enojarte menos, ahorrar y cosas por el estilo. Pero no muevas del primer lugar tu relación más importante: tu relación con Cristo.

¿Qué te está llamando el Señor a entregarle en este nuevo año? ¿Tus propósitos le honran a Él? ¿En qué área te ha inquietado Dios?

Todavía tienes unas horas, tacha de la lista lo que es secundario y déjalo reinar a Él. 

¡Que el 2020 sea un año de crecimiento espiritual para tí!


"Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y Él les dará todo lo que necesiten". Mateo 6:33 NTV

No hay comentarios.:

Publicar un comentario