miércoles, 12 de agosto de 2020

El Salmo 119 y mi sorbete de Chocoalmendras

En mi país, la que a mi parecer es la mejor sorbetería, cerró desde que inició la cuarentena. Hace unos días descubrí que una sucursal del interior del país sí está funcionando y una persona está trayendo producto por encargo hasta la capital.

Así que encargué mi sabor favorito: chocoalmendras. Habíamos establecido un día de entrega y a última hora, me cancelaron. La espera se alargó 24 horas más.

Les confieso que no me aguantaba por probarlo. Casi lo podía saborear y planeaba comerme un vaso lleno de él.


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He estado leyendo los Salmos desde hace un par de meses, y justo me tocó leer el capítulo cuyo tema único es exaltar la Palabra de Dios el día que recibí mi anhelado sorbete. 


"En Tus decretos hallo mi deleite, y jamás olvidaré Tu Palabra. Tus estatutos son mi deleite; son también mis consejeros." Salmo 119:16, 24.


Mientras leía vino de la nada una pregunta a mi mente: ¿Me deleito en Su Palabra tanto como en comer ese sorbete?

Cualquiera puede decir que no hay parámetro de comparación, pero creo que sí lo hay...y es en el corazón. 


Me ha costado mucho a lo largo de los años disponer un tiempo con disciplina para leer la Biblia; muchas veces he leído para tachar un pendiente y para "cumplir" con la cuota diaria. Otras, ni siquiera recuerdo qué decía lo que leí ni me detengo a meditar aunque sea en UN versículo y así darle tiempo al Espíritu Santo para que me hable.


En realidad no, no me deleito en Su Palabra como debería. No disfruto cada probadita ni saboreo cada pedacito que leo. Les confieso que me como el sorbete con una cuchara pequeña, según yo para que me dure más...pero con la Palabra casi siempre corro. Estuve dispuesta a pagar extra para que alguien me trajera mi chocoalmendras hasta casa, pero muchos días saltarme la lectura de las Escrituras, no me duele nada.


Se trata del corazón...y mi corazón urge de deleitarse y saborear todos los tesoros que mi Dios ha dejado en Su Verdad, para nutrirme como es debido y para conducirme como le agrada a Él.


¿Qué hay de ti? ¿En qué te deleitas? 


Creo que este tiempo en el que casi no salimos de casa es muy apropiado para sumergirnos más en Su Palabra y encontrar que ella puede satisfacernos en cada área de nuestra vida. Solo siéntate, abre tu Biblia, dispón tu corazón, ora y empieza a deleitarte.


"¡Oh! cuánto amo yo Tu ley. Todo el día es ella mi meditación" Salmo 119:97

"Vivíficame oh Jehová conforme a Tu Palabra" Salmo 119:107

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