Mi sobrina número cuatro está a punto de llegar. Supimos de ella a finales de Agosto del año pasado. Ya que mi último sobrino tiene cinco años, se imaginarán la alegría que eso implicó.
Sin embargo, el embarazo de mi hermana no ha sido el más placentero. Desde su primera visita al médico, hubo una serie de dudas, riesgos y miedos naturales alrededor de su salud, y por ende, de la bebé.
A mi hermana le ha tocado estar en inter-consulta con cuatro ó cinco especialistas distintos simultáneamente. Le han hecho una cantidad de exámenes que ya hasta perdí la cuenta. Su celular ha estado programado con diferentes alarmas y cada vez que una suena, la he visto sacar de su cartera un depósito donde tiene montón de pastillas en pequeñas divisiones y tomarlas sin retraso.
Debido a que su ginecóloga es una especialista en embarazos de cuidado crítico con alta demanda, le ha tocado a ella o a mi cuñado madrugar a tomar un número y esperar horas para ser atendidos.
Recuerdo ese jueves de Noviembre en el que los estadounidenses celebran el Día de Acción de Gracias. Esa fecha le hicieron una ultrasonografía y las predicciones fueron horribles. Nos dieron un pronóstico muy doloroso y desalentador. Curiosamente esa noche fuimos a cenar, pero en circunstancias así, es muy difícil tener un corazón agradecido. Comimos con una sombra de tristeza mezclada con un rayito de fe.
En fin, ocuparía mucho espacio para contarles cada cosa que ellos como padres han hecho en este proceso.
Pero esta mañana leí una publicación que mi hermana hizo. Ya llegaron a la semana 37!!! Si, aquello que se veía tan lejano, por instantes, tan imposible, ahora es una realidad. La meta que la doctora había puesto se ha cumplido y aquellos pronósticos que se escucharon se desvanecieron.
Meditaba respecto a todo lo que este embarazo ha implicado. Un gasto impresionante (los hijos cuestan aún desde antes de nacer!!!), malestares, preocupaciones, por mencionar algunas cosas.
Pero también recordaba lo que sentí de parte de Dios en aquellas semanas en las que todo era incierto, Dios me hizo sentir que en este embarazo iba a enseñarles a mi hermana y su esposo una dependencia diaria de Él. Y no dudo que así ha sido.
Estos padres-y creo que cualquier pareja- han estado dispuestos a hacer lo que sea por su hija. La vida de ella ha sido valorada desde el día que supieron de su existencia.
Por eso hoy, tengo algunos recordatorios para ti:
- Personalmente olvido con frecuencia el amor apasionado y sacrificial de nuestro Dios. Vivo con los beneficios de haber sido alcanzada por Su Gracia, pero pierdo de vista el costo que eso implicó. Él estuvo dispuesto a todo por amor a mí. Por salvar a uno solo de Sus hijos Él hubiera hecho lo mismo.
- También olvido el tesoro que las almas que no le conocen representan para Él. Cada uno de ellos es tan valioso como lo fuimos tú y yo que ahora Le conocemos. Deberíamos valorarles como Él lo hace.
- Nunca olvides lo invaluable que tu vida es para el Señor. Si los humanos imperfectos no dudamos en hacer lo que sea por la vida de un hijo, imagínate lo que nuestro Padre hace por nosotros.
- Tampoco olvides que la prueba que estás pasando tiene un propósito divino que se va a cumplir en ti. Sé paciente, sigue confiando, no pierdas la esperanza.
- Padres que han recibido noticias desalentadoras en su embarazo: Ánimo!! La última Palabra la tiene el Señor. Que su fe no decaiga.
"Porque te aprecio, eres de gran valor y Yo te amo. Para tenerte a ti y para salvar tu vida, entrego hombres y naciones" Isaías 43:4 DHH
"Tú fuiste quien formó todo mi cuerpo; Tú me formaste en el vientre de mi madre. Tus ojos vieron mi cuerpo en formación; todo eso estaba escrito en Tu libro. Habías señalado los días de mi vida cuando aún no existía ninguno de ellos" Salmos 139:13,16 DHH
lunes, 8 de mayo de 2017
Suscribirse a:
Entradas (Atom)