sábado, 23 de mayo de 2015

Mis Confesiones: Mucho gusto, Soy Una Codependiente.

Hasta hace unos años la palabra codependencia era totalmente desconocida para mí, pero empecé a escucharla cada vez más y fui conociendo a personas que se catalogaban a sí mismas como codependientes. Además, asistí ocasionalmente a un grupo de ayuda para este tipo de personas, más por curiosidad que por convicción, y para ser honesta, nunca me sentí enganchada a él. Digamos que no hublo click.

Hace dos años, en medio de una ruptura amorosa decidí asistir a un grupo nuevo. Según yo, para que me ayudarán a superar mi tristeza, pero al llegar ahí, con gente totalmente desconocida, descubrí que en ese lugar no te daban terapia post-ruptura, sino, una nueva forma de vida, oportunidad de sanidad permanente y libertad en todos los sentidos.

A pesar de que estos grupos son laicos, son tan espirituales y poderosos, que son de enorme bendición para cualquiera que asiste y tiene la disposición de dejarse ayudar. Nadie te dice qué hacer, nadie te aconseja, quizá el único consejo que recibí fue "NO DEJES DE ASISTIR A TU GRUPO". Ahí, la magia sucede, porque tú solo, poco a poco, te vas dando cuenta de quién eres y qué es lo que debes hacer si de verdad quieres salir del hoyo en el que estás.
Descubrí que codependiente es una persona que tiene un vínculo emocional con un adicto (alcohólico, drogadicto, sexólico, jugador compulsivo, adicto a la ira, etc)  y vive usando cualquier método para "ayudar", "sanar", "liberar" o "restaurar" a ese adicto. Esos métodos pueden ir desde manipular, amenazar, obligar, sermonear, perseguir, cuidar en extremo, pagar las deudas, mentir por, hacerse el mártir, proveer el consumo de su adicción, esconder el consumo de su adicción...y la lista sigue.
El codependiente vive pensando "si yo dejo de...va a cambiar", "cuando él/ella cambie, entonces seré feliz", "si tan solo dejara de emborracharse tanto, yo viviría mejor", etc, etc.


En ese grupo yo descubrí que soy codependiente. Dolió mucho en mi ego, admitirlo...la primera vez que me presenté en una reunión y dije en voz alta "soy codependiente" se me hizo un nudo en la garganta y las lágrimas asomaron sin que pudiera detenerlas. Yo instantáneamente volví a ver a muchas compañeras, y en todos esos rostros, había algo que se resume en dos palabras: empatía y compasión. 

También descubrí que soy la hija adulta de un alcohólico. ¿Qué quiere decir eso? Que si bien es cierto, mi papá dejó de embriagarse desde antes que yo naciera, el daño que su adicción le produjo fue de tal envergadura, que aunque no consumía, su temperamento, su carácter, sus creencias, su ira, y todo lo que heredó de eso, fue transmitido a mi hogar. Nos acostumbramos a vivir con las secuelas que un alcohólico que no había sanado, trajo a nuestra familia.

Al hacer un viaje al inicio de mi codependencia, encontré cuantas falsas creencias gobernaban mi vida, y que muchos de mis problemas actuales se derivan de ese entonces. Escarbé y hallé muchísima vergüenza desde mi niñez. Aprendí a fingir, todos en casa éramos buenos actores, que disimulaban muy bien la violencia, el maltrato y el sub-infierno que se vivía ahí dentro. Me dí cuenta de todos los "códigos" que como familia adoptamos, de todas las "reglas" que se nos enseñaron sin sentarnos formalmente en un aula para aprenderlos. Simplemente, los adoptamos. 
Se nos enseñó que no hay amigos verdaderos, que no podíamos confiar en absolutamente nadie, que la mujer debe estar subyugada al hombre, que los cónyuges no deben saber cuánto gana el otro, que pedir perdón es de débiles, que decir te amo no es necesario y cosas por el estilo.

Es paradójico, pero el codependiente puede sentir odio y repulsión por el adicto y un segundo después, creer que su amor y sacrificio lo pueden hacer cambiar y convencer de dejar su adicción. Usualmente los codependientes viven resentidos con los adictos, pero no tienen el valor de dejarles pagar las consecuencias, y muchas veces llegan a considerarse como los culpables de la adicción de ese ser amado.

El tema de la codependencia es muy amplio y profundo. Se dice que por cada adicto hay al menos 5 personas codependientes a su alrededor sufriendo su adicción (Más Allá de la Codependencia, M. Beattie). La codependencia no es algo tan evidente como el consumo excesivo de alcohol y droga, pero mata igual, hace infeliz a cualquiera y te mantiene atado espiritualmente.

Aprendí que NO es la voluntad de Dios que yo viva con secuelas de un padre alcohólico, Él desea que yo sea libre. Desea que deje atrás la vergüenza y el temor constante que tuve al crecer en una familia así. Sobre todo, desea que yo entienda que Él tiene planes preciosos para mi futuro, y que debo estar sana para vivirlos al máximo. Desea romper esos patrones en mí para que deje de buscar adictos a quienes amar y rescatar. Desea que dependa de Él cada día para entender que sí es posible amar a los demás, sin aplastarme a mí misma, sin perder mi identidad, sin renunciar a lo que Dios diseñó que yo fuera.
Si tuviste una niñez afectada por un familiar adicto a cualquier sustancia o práctica; si estás casado con un adicto activo que nunca cambia por más esfuerzos que hagas; si tienes dudas de si eres codependiente o no, te invito a orar en primer lugar, a buscar literatura al respecto*, pero sobre todo a buscar ayuda en un grupo. En cada país existen grupos a los que organizaciones como Alcohólicos Anónimos remiten a los familiares de los adictos. En algunos países estos grupos se conocen como Al-Anon (Familiares de Alcohólicos), Nar-Anon (Familiares de Fármaco-dependientes) , Alateen (Hijos Adolescentes de Alcohólicos), CoDA (Codependientes Anónimos). 
Reitero, Dios no planeó que sufrieras a la par de un adicto y que gastaras tu vida siendo infeliz mientras esperas que él o ella cambie. Dios desea mostrarte que es posible amarles poniendo límites y sin depender de ellos enfermizamente.

Anímate, hay esperanza, soy testigo de muchas vidas que encontraron paz y libertad independientemente de si su adicto cambió o no. Cuando tienes a Dios en tu vida y tu relación con Él se vuelve tu prioridad, la sanidad es posible.

No lo pospongas, atrévete a buscar ayuda.


* Melody Beattie es la autora más relevante en la temática de la Codependencia. Actualmente, Walter Riso es también un autor que aborda el tema.


"Yo he venido para que todos ustedes tengan vida y para que la vivan plenamente" Juan 10:10 TLA

"¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación humana o la de Dios? ¿Piensan que procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros no sería siervo de Cristo" Gálatas 1:10 NVI

"Convertiré su duelo en gozo, y los consolaré; transformaré su dolor en alegría" Jeremías 31:13 NVI


IMPORTANTE: Si deseas más información sobre los grupos para Codependientes que funcionan en El Salvador, puedes escribir a blogdestellos@gmail.com

sábado, 9 de mayo de 2015

Día de las Madres: Dios y ustedes se parecen mucho.

Estoy rodeada de muchas mujeres que son madres. Las hay de todo tipo: sobre-protectoras, estrictas, juguetonas, liberales, etc. Pero creo que todas tienen varias peculariedades que son muy parecidas a lo que Dios es. Aquí van algunas:


- Nos amaron primero
Desde el día en que se enteraron que serían madres, su amor se volcó hacia nosotros. Y no importa si tienen uno o cincho hijos, han amado a cada uno antes de conocerles, antes de saber a quién se parecerán, sin estar seguras de si sus hijos les van a fallar alguna vez, simplemente los aman antes de que ellos sean capaces de corresponderles. Muy parecido al Señor.

- Son portadoras de Gracia
Sé que los papás también viven otorgando nuevas oportunidades y perdón a sus hijos. Pero ustedes los superan un poco. 
No importa cuantas veces sus hijos fallen, cuantos defectos tengan, cuantas veces rompan sus promesas ni cuantas veces las hieran con sus actitudes o palabras, ustedes, al igual que nuestro Dios, saben que sus hijos no son perfectos, y no se cansan de hacer borrones y cuentas nuevas en favor de ellos.
- Están disponibles 24/7
No importa la edad de sus hijos, ustedes siempre están. Ya sea que su bebé necesite su leche a las 2:00 am, o su hijo de 4 años tenga miedo a los monstruos en medio de la noche, o su hija adolescente llore en su cuarto porque el chico que le gusta la rechazó, o sus hijos vivan en otro país y necesiten su consejo, o sus hijas que ahora son madres quieren preguntar su diagnóstico de médico (ganado por la experiencia de los años), etc. El hecho es que ustedes no tienen límite de hora y podemos contar con ustedes cada vez que las necesitemos. 

- Nos conocen mejor que nadie
Su radar (el cual viene incluído al momento del parto), casi nunca falla. Son capaces de detectar cuando algo anda mal con sus hijos. Son casi siempre las primeras en darse cuenta que hay una necesidad y llegan al rescate. No dudo que después de Dios, ustedes pueden leer qué nos pasa, con solo vernos o escuchar nuestro tono de voz. ¿Qué haríamos sin ustedes?

- Nos defienden siempre
La Biblia está llena de promesas en las que se nos asegura que Dios está de nuestro lado, que nos cuida como a su manada pequeña, que nos defiende, que se vengará por nosotros, que pagará al que nos haga mal...y ustedes son así también.


Alguien dijo que el amor de ustedes es el más parecido al de Dios, y yo estoy de acuerdo.
Gracias por amarnos como nos aman. Gracias por dar todo, incluso su vida por nosotros. Gracias por sus oraciones tan poderosas. Gracias porque cada esfuerzo que realizan, lo hacen pensando en sus hijos. Gracias por cada vez que nos han dado perdón y gracia. Gracias por siempre esperar y creer lo mejor de nosotros. Gracias por dolerse con nosotros y sentir nuestras dificultades como suyas. Gracias por su sabiduría.

Yo creo que muchos llegaremos al cielo y gozaremos la eternidad porque Dios y ustedes nos amaron tanto, que nunca se dieron por vencidos con nosotros.

Y si eres una madre que sufre actualmente por un hijo lejos del Señor, no te preocupes, mantén la esperanza, sigue clamando, pronto verás el milagro suceder.

Mi oración es que este día Dios les permita sentir Su amor de una manera sobre natural y que cada uno de los deseos de su corazón sean concedidos de inmediato.

Las amamos ¡Feliz Día Mamás!


"Que el Señor te escuche cuando estés angustiada; que el mismo Dios de Jacob te defienda. Que te envíe auxilio y ayuda...Que cumpla todos tus deseos y lleve a cabo todos tus planes" Salmos 20:1-3,5 DHH

"Como el que recibe consuelo de la mamá, así Yo los consolaré a ustedes" Isaías 66:3 PDT


sábado, 2 de mayo de 2015

Mis Confesiones: De Cuando Fui Una Cristiana Parásito

Hace poco más de un año atravesé una temporada de "sequía". Digo sequía porque estaba espiritualmente estancada. Me había acomodado en todos los sentidos. Descuidé mi crecimiento, mi tiempo devocional, mi espacio de oración, etc. Empecé a ver como normal algunas cosas que antes no. Y todo pasó poco a poco.

En aquellos momentos de lucidez, en los que si oía la voz del Espíritu Santo, le pedí que me ayudara, le dije que no entendía que estaba pasando y que no me gustaba ser una cristiana de años y tibia.
Habían cosas obvias en las que debía actuar de inmediato: volver a orar con regularidad, no dejar de congregarme y cosas así. Pero, con los días fui sintiendo una incomodidad terrible cuando se hablaba de involucrarte a servir en algún ministerio.
He estado en la iglesia desde niña. Siendo una adolescente empecé a servir en el ministerio de Escuela Dominical. Me involucré en el liderazgo juvenil y pasé los mejores años de mi vida sirviendo con otros alocados como yo, muchos de los cuales siguen siendo grandes amigos actualmente.

Luego, no recuerdo bien de qué manera fue, pero me encontré siendo parte de un ministerio al que amé mucho, le llamamos el "Equipo Plantador". ¿Por qué ese nombre? Pues, porque nuestra misión era plantar una iglesia en cada lugar al que nos enviaran.
Éramos una especie de misioneros en nuestro país. Trabajé con un grupo de unas 10 personas con los que me llegué a sentir como una familia.
Por ejemplo, renuncié a mis fines de semana por un año entero. Todos ellos estaban destinados a viajar a la ciudad de San Miguel (aproximadamente a 2.5 horas de la capital) para ir a hacer las actividades de la iglesia naciente. Dicho sea de paso, esa iglesia comenzó en una cafetería, con dos chicas a las que invitamos a comer algo y a permitirnos a orar por sus necesidades.
Nunca me importó dormir en el piso, casi deshidratarme por estar en la ciudad más caliente del país, comer fuera de horario o ir a las casas de nuestra pequeña congregación en lugares que eran peligrosos...cada domingo, al volver a mi casa, aunque la mayoría de veces estaba muerta de cansancio, estaba feliz y satisfecha de saber que estábamos haciendo algo grande.


Pero...¿qué pasó?

¿Por qué renuncié a todo y me quedé siendo una cristiana "parásito"? ¿Por qué me conformé a congregarme el domingo en la iglesia y ser una asistente más a una reunión entre semana? ¿Por qué dejé de sentir carga por la gente que no conocía de Dios?

Para ser honesta, no lo sé bien. Ni yo misma puedo explicarlo. Lo que sí sé, es que no me gustaba para nada estar así. Sin servir, sin trabajar para el Señor, sin pasar el mensaje.
Quise regatear con Dios, le dije que yo le iba a servir escribiendo cosas bonitas que ayudaran a otros o que iba a esperar que ciertas cosas sucedieran en mi vida para involucrarme en algún ministerio.

Pero Dios no me dejó tranquila...Y tuve que decir que si.  Decidí que cualquier cosa en la que me pidieran ayuda, yo diría que si. Y no porque quiero quedar bien con otros, no porque soy una activista, sino porque se había convertido en un asunto de vida o muerte para mí. O servía o me moría.

Ahora, soy la orgullosa maestra de uno de los grupos de pre-adolescentes en mi iglesia (una edad muy retadora por cierto). Colaboro en la traducción de algunos materiales para diferentes ministerios, y estoy apoyando en un ministerio naciente que organiza eventos para fortalecer a las familias...Y para ser sincera, siento que aún puedo dar más.

Sé que es la voluntad de Dios que cada cristiano le sirva. Sé que Él no quiere que seamos "parásitos" que solo se enquistan en una congregación y viven a expensas de otros.
El mundo necesita cristianos con corazones de siervos, involucrados en ministerios que alcancen almas.

Te he compartido mi historia, para que hagas un auto-examen. Ya sea que hayas servido en el pasado y ahora ya no lo haces o que nunca lo hayas hecho, este es el momento de tomar una decisión. Busca, pregunta a los líderes de tu iglesia, pide información de las opciones de ministerios, pero haz algo! Te aseguro que tu vida espiritual se fortalecerá, ya no vas a sentirte tibio, vas a empezar a recibir bendiciones por poner tus dones y talentos a Su servicio.

Deja de poner excusas. Vence a la comodidad y la pereza. Ya no lo pospongas. No esperes a tener tiempo, no esperes a  tener más santidad en tu vida, no esperes una prueba difícil para decir sí al servicio. Busca un ministerio, apasionante por ello y por la gente. 

Recuerda, un cristiano que no sirve, se muere.


"Y su Señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra al gozo de tu Señor" Mateo 25:21 RVR60

"Cualquiera que les dé a ustedes aunque sólo sea un vaso de agua por ser ustedes de Cristo, les aseguro que tendrá su premio" Marcos 9:41 DHH