viernes, 25 de marzo de 2016

Mis Confesiones: Quién soy, cuando nadie me ve

En estos días de vacaciones he avanzado en la lectura de un libro muy bueno, que se llama "El Regreso a La Cabaña", de C. Baxter Kruger (todos deberían leerlo!), el cual es, por así decirlo, la continuación de uno de mis libros favoritos de toda la vida. Entre otras cosas, me impacta la forma en que el autor te muestra la doctrina de la Trinidad, pero sobre todo, cómo en sencillas lineas te repite una y otra vez cuánto fuimos amados por ese Dios perfecto. Confieso que Dios usó esas páginas para volverme a recordar que yo no soy nadie, que yo no hice nada para merecerlo y más bien, hice todo para condenarme. Sin embargo, fui amada, fui creada con un plan-Su plan-en mente.

En esta Semana Santa me es bien fácil agradecer de forma superficial el sacrificio de Cristo en la cruz. Hasta lloro viendo las escenas de Su muerte mostradas en una obra teatral o en las películas, pero la mayor parte del tiempo, no estoy profundamente consciente de quién soy yo y quién es Él y lo infinitamente endeudada que estoy.

Debo ser honesta, no soy tan buena. Cualquier persona que lee este blog pensaría que soy muy cristiana. Lo cierto es que no es así. Estoy llena de miseria humana, la miseria que el pecado nos heredó. Sufro del "Síndrome de Hermana Mayor del Hijo Pródigo". Me he creído más digna, más fiel, más limpia, más obediente que otros. Me he sentido con derecho a reclamarle a mi Papá por bendecir a mis hermanos pródigos. 
Soy muy buena juzgando a los demás. No saben la facilidad con la que los condeno. Muchas veces soy incapaz de dar Gracia. Me gusta señalar las fallas de otros...Si, esa soy yo.

La paciencia no es una de mis virtudes. Detesto que las cosas no se hagan a mi manera. Quiero siempre tener la razón. Me cuesta mucho ir al ritmo de otros. Soy capaz de decir palabras de juicio con una facilidad sorprendente. 

Y no se diga cuando se trata de reconocer mis propias fallas y pedir perdón. En realidad, eso casi no ocurre. Me avergüenza decirlo, pero es la verdad. Creo que muy pocas personas en mi familia y entre mis amigos podrían narrar una ocasión en que les pedí perdón. Si, pienso que debo añadir orgullo profundo a mi lista.


Creo que la letra de esta preciosa canción de Jesús Adrián Romero (Es por tu Gracia) que comparto en este post, describe a perfección mi sentimiento de hoy. He engañado a mucha gente por mucho tiempo, pero en Su presencia, cuando sólo estamos Él y yo, sin máscaras, sin testigos, sin gente a la cual impresionar; no hay opción, no hay excusas, esa soy yo...una humana imperfecta, amada por un Dios perfecto, que necesita con desesperación ser cubierta con Gracia cada 24 horas-y en ocasiones, con más frecuencia que eso.

El Viernes Santo no sólo es un día para recordar y agradecer el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo y para postear versículos que hablan de eso. Es también para tomarse un tiempo para enlistar todas aquellos rasgos, hábitos y defectos de carácter que nos descalifican de la Vida Eterna. Todo aquello que nos hacía merecedores de morir en esa cruz. Y luego, ir a Su presencia, y ponernos de acuerdo con Él sobre todo el pecado que contenemos.

Yo estoy segura que nadie me soportaría, nadie viera una cosa buena en mí, sino fuera porque Aquel que es Perfecto me amó, me salvó, me rescató, me redimió y me está santificando día a día. Yo no merezco nada de Él. Sigo luchando con infinidad de cosas en mi vida, pero en una fecha como hoy, agradezco enormemente que me haya amado, que haya soportado todo eso porque me quiere con Él para toda la eternidad.

¿Qué hay de ti? ¿Quién eres cuando nadie te ve? ¿Cuáles son las apariencias que has mostrado a los demás? ¿Cuáles son las máscaras que has estado usando? ¿Qué defectos de carácter te cuesta admitir? ¿Has estado inconscientemente creyéndote mejor cristiano que otros? ¿Te has vuelto, como yo, un juez de tus hermanos que fallan?

No pierdas más tiempo. No termines este día sin ir a la Presencia del Señor para ponerte a cuentas con Él. Dale significado a esta Semana Santa. Deja que Su Gracia te invada y te sobrepase. Inúndate de Su perdón. 

Señor Jesús: Gracias por amarme, gracias por tu sacrificio, gracias porque me sigues dando de Tu Gracia día con día. Gracias porque eres el Único que me conoce cuando nadie me ve y aún así, me sigues amando como cuando moriste por mí. Te amo mi Señor.


"Todos nosotros nos hemos extraviado como ovejas; hemos dejado los caminos de Dios para seguir los nuestros. Sin embargo, el Señor puso sobre Él los pecados de todos nosotros" Isaías 53:6 NTV

"Pues las Escrituras dicen: ¡No hay ni uno solo que sea justo!" Romanos 3:10 DHH

No hay comentarios.:

Publicar un comentario