viernes, 28 de marzo de 2014

Carta Para Las Esposas A Mi Alrededor Y Más Allá

Hola a todas.

Quiero comenzar diciendo que a muchas de ustedes les tengo un enorme cariño y admiro montones a aquellas que ya son mamás. Les cuento que he estado observándolas últimamente porque he pensado mucho en lo que el matrimonio significa. Escuché por ahí que una mujer soltera debería aprender de las esposas que conoce. Así que intencionalmente me he detenido para ver qué puedo aprender de ustedes.

Yo he crecido con la enseñanza de que una mujer debe estar sujeta a su esposo y dejarle ser la cabeza de la familia, porque ese es el plan de Dios. También, que una esposa debe respetar y admirar a su marido y convertirlo en su prioridad máxima después de su relación con el Señor.

Pero estoy un poco confundida, porque la mayoría de ustedes me modelan otra cosa.
Si, lo sé. Estoy consciente de que al no haber estado casada nunca no tengo ni la más remota idea de lo que es estar en sus zapatos. Probablemente ustedes están pensando que no tengo nada que opinar al respecto. Y la verdad mi intención al escribirles no es darles consejos ni regañarlas; sino solamente hacerles notar el tipo de modelaje que dan a una mujer soltera como yo.

En primer lugar quiero decirles que he notado la forma peculiar en la que ustedes se dirigen a sus esposos. Con frecuencia alzan la voz, les hablan en un tono que denota extrema impaciencia y regaño. Con escuchar sus respuestas a menudo cortantes y ver sus miradas desafiantes, descubro su obvia molestia con ellos. Y para ser honesta me he preguntado por qué no tratan de arreglar sus cosas a solas en casa y así no permitir que todo el mundo se entere que ha habido un desacuerdo entre ustedes.

También me he dado cuenta que a menudo se expresan mal de sus esposos con otras mujeres. Para ustedes es bastante normal, según veo, referirse a ellos como "niños inmaduros", "tontos", "lentos", "retrasados" y cosas por el estilo. No digo que ellos son perfectos, seguramente hacen o dicen cosas que provocan su enojo y eso lo entiendo. Lo que no entiendo y me pone triste es escucharlas quejándose de ellos todo el tiempo y usar calificativos que hasta cierto punto los denigran, e incluso en algunas ocasiones con sus hijos presentes.
Debo decir con sinceridad que surge en mí la pregunta: Entonces, ¿por qué escogiste a un tonto, inmaduro, lento y retrasado para casarte?. Con las disculpas del caso, pero si se casaron con alguien así, ante mí quedan más mal ustedes por no tener criterio para escoger, que ellos que "son así"

Y tengo más preguntas: ¿Así es la vida de una esposa? ¿De eso se trata ser la ayuda idónea de alguien? ¿Voy a convertirme en una persona con cierto grado de amargura solo por casarme? ¿Me voy a vivir quejando de mi marido todo el tiempo?

Si su respuesta es si, creo que he perdido todo deseo de ser esposa alguna vez. Si su respuesta es no, les anuncio que su vida refleja todo lo opuesto.

Yo he experimentado en varias ocasiones, que el apegarse a lo que Dios nos pide que hagamos, trae muchísimas bendiciones. Y considero que esta ley espiritual es cierta en toda área de nuestra vida, por lo que puedo afirmar que el matrimonio no es la excepción.

Así que estoy segura que si cada esposa se esfuerza por cumplir su rol en el matrimonio, respetando y estando sujeta a su esposo, Dios va a bendecirle. Sé que muchas de ustedes lo hacen y se esfuerzan por mejorar su relación. Pero he notado que otras simplemente se han conformado a vivir de esa manera.

Reconozco que algunas están verdaderamente heridas por causa de sus esposos.  Y si ese es tu caso, te animo a buscar sanidad de la forma y en la fuente correcta. Esparcir tu rencor por ahí pregonando las fallas de tu marido no trae restauración. Desbordar tu corazón con Dios y dejar que Él te sane si funciona. Pedir ayuda a un matrimonio estable, también.

Sé que Dios ama a las casadas y a las solteras de una forma apasionada. Somos la niña de Sus ojos. Te recuerdo esto para que no busques que sea sólo tu esposo el que cubra todas tus necesidades emocionales, él fue creado para complementarte, Dios existe para llenarte.

Como mujer soltera les recuerdo que habemos muchas a su alrededor aprendiendo de ustedes. Muéstrennos cómo ser una esposa de acuerdo al plan de Dios. Provoquen que queramos seguir sus pasos.

Oro porque sean mujeres verdaderamente enamoradas de Dios, ayuda idónea de sus esposos y mamás ejemplares.

Un abrazo a cada una. 

Con cariño.
Dome

"Las esposas deben sujetarse a sus esposos, así como lo hacen con Cristo. Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza de su iglesia...Por eso, la esposa debe sujetarse a su esposo en todo" Efesios 5: 22-24 DHH

"Alejen de ustedes la amargura, los enojos, los gritos, los insultos y toda clase de maldad. Sean buenos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, como Dios los perdonó a ustedes en Cristo" Efesios 4:31-32 DHH

sábado, 22 de marzo de 2014

Guardando Veneno Por 20 Años

Comenté hace unos días que mi hermana había sido intervenida por un problema en su esófago. Ese problema se llama Acalasia.

Antes de saber exactamente lo que ella padecía, pasamos unas semanas angustiantes porque estábamos muy preocupados al ver que ella empezó a tener problemas para deglutir hasta que finalmente era imposible comer, ya que simplemente la comida "no le pasaba".

Después de varios exámenes médicos el diagnóstico fue Acalasia. Nadie en la familia había escuchado ese nombre antes y menos entendíamos de qué se trataba exactamente o cuál fue la causa que la provocó.

Cuando el especialista nos explicó algo de la enfermedad y nos mandó a investigar al respecto, me quedé sorprendida. Las dos posibles causas de la Acalasia son: Defecto Congénito o Mal de Chagas, que es producido por una picadura de chinche.
Me volví una investigadora exhaustiva durante esas semanas. Leí todo tipo de información, mientras esperábamos por la cirugía de mi hermana. Descubrí que una picadura de chinche es virtualmente letal. Existía la posibilidad que mi hermana hubiera sido picada hace incluso 20 años, pues de acuerdo a las investigaciones, una vez la chinche te pica, defeca sobre tu piel, luego tú al rascarte hieres tu piel y las heces del animal entran a tu torrente sanguíneo y te causa una infección que se queda a vivir en ti. Pueden pasar años hasta que el veneno de ese parásito provoque síntomas y normalmente se manifiestan por problemas cardíacos serios o por afectar la motilidad y el tamaño del esófago.

Yo estaba sorprendida de cómo podemos llegar incluso a perder la vida como consecuencia de tener almacenada una infección parasitaria en nuestro cuerpo sin saberlo.

Creo que algo similar puede pasarnos en nuestra vida espiritual. Podemos tomar decisiones y hacer cosas hoy que no tienen consecuencias inmediatas; pero eso no significa que no hayan dejado su veneno en nosotros. Algunos podemos pasar meses o hasta años creyendo que la libramos y que aquello que nadie supo no va a causar daño. Esa adicción que practicamos en secreto, esa infidelidad, aquella mentira que dijimos, aquel dinero que tomamos, esa amistad que nunca cortamos, aquel encuentro sexual casual, y muchas otras cosas cuyo veneno sigue metido en tu alma, tu mente, tu corazón e incluso tu cuerpo.
Si decidiste guardar el secreto, ten por seguro que como una picadura de chinche, es sólo cuestión de tiempo para que los síntomas se manifiesten o para que la verdad salga a la luz. 

Gracias al Señor, en el caso de mi hermana se descartó que padeciera Mal de Chagas. No hay veneno que combatir. 

Y en nuestro caso, la única forma de matar el veneno de las acciones y decisiones del pasado, es correr a ponernos a cuenta con Dios, usar el antídoto de Su perdón para que no hayan consecuencias en el futuro que tengamos que lamentar.

No te tardes, desinféctate. Saca el veneno de tu vida. Dios es experto en eso.

"El Señor dice: Vengan, vamos a discutir este asunto. Aunque sus pecados sean como el rojo más vivo, Yo los dejaré blancos como la nieve; aunque sean como tela teñida de púrpura, Yo los dejaré blancos como la lana" Isaías 1:18 DHH

"No puedes encubrir tus pecados y salirte con la tuya. Encuentras misericordia al admitirlos y dejarlos" Proverbios 28:13 (The Message, traducción personal)                                                                                                     

domingo, 16 de marzo de 2014

La Desobediencia, El Teleférico y La Sabiduría de Los Padres.

(Con especial cariño a Kary, Alma, Violeta y Aminta)

Probablemente te estás preguntando qué tienen que ver estas tres cosas que menciono en el título de esta historia. Ahí te va.

Estando en bachillerato (hace unos poquitos años), tenía un grupo de amigas en el colegio, con las que realmente disfrutaba cada cosa que hacíamos. En esa época re-inauguraron el Teleférico San Jacinto, si, el famoso Reino del Pájaro y la Nube y nosotras conseguimos unos pases de cortesía para entrar.
El problema es que esos pases se podían usar solo durante la mañana, a la hora que estábamos en el colegio. Todas planeamos no ir a clases un día e irnos al teleférico. Yo quise ser honesta con mi mamá y le pedí permiso. Ella me dijo que no. Pero yo decidí que no me iba a perder semejante aventura a 1,153 msn(*), por lo que decidimos entre todas que literalmente nos escaparíamos del colegio.

Yo salí de mi casa esa mañana con mi uniforme y mi mochila, me fui en el microbús escolar que mis papás pagaban para que me llevara al colegio. Luego, al llegar, obviamente no entré al colegio, sino que me fui corriendo a una calle cercana, en donde mis amigas me estaban esperando. Yo planeé volver al colegio a la hora indicada para que mi microbús me llevara a casa de regreso en el horario habitual.

Llegamos al teleférico y me puse la ropa que llevaba escondida. La pasamos genial. Disfrutamos al máximo, comimos, nos subimos a casi todos los juegos mecánicos y parecía que el tiempo pasaba volando.
Unos minutos antes de abordar la góndola que nos tenía que llevar hasta tierra firme de nuevo, pasó lo que jamás hubiese imaginado: se fue la luz!! 

Nos dijeron que no sabían cuánto tiempo iba a tomar para que la energía volviera. Te imaginarás mi angustia mientras los minutos pasaban tan lento. Yo me preguntaba cómo era posible que yo tuviera tanta mala suerte para que la luz se fuera justo el día en que yo había decidido irme de pinta.

La hora en que yo tenía que estar camino a casa llegó. Preparé un discurso en mi mente, tomé valor y llamé a mi mamá desde un teléfono público que estaba allá arriba en el parque. Recuerdo perfectamente esa llamada. Sólo escuché a mi mamá decir "aló" y comencé a llorar sin poder hablar. Y no puedo explicar cómo; pero mi mamá supo lo que había hecho. Sólo pude contarle más o menos lo que estaba pasando y ella no hizo más que escuchar y decir que tuviera cuidado y que hablaríamos al llegar a casa.
Finalmente, después de varias horas la energía volvió y pudimos bajar en una góndola. Yo iba tan nerviosa y rogándole a Dios que el castigo no fuera tan severo; pero sobre todo estaba llena de pánico porque estaba segura que mi mamá le contaría a mi papá lo que yo había hecho, y ahí si me tocaría terminar el año escolar a distancia, porque estaba segura que mi papá me encerraría de por vida.

Llegué a la casa. Entré y me fui directo a mi cuarto. Pasé las horas esperando que mi mamá entrara y me pegara o me diera una gritada memorable. Luego, cuando llegó  la noche, esperaba que mi papá me gritara que saliera del cuarto para pedirme cuentas por mi travesura. Pero me venció el sueño.  No salí de ahí hasta la mañana siguiente. 

Al despertar no podía creer que estaba viva. Ni mi mamá ni mi papá dijeron o hicieron nada. Es más, pasaron varios años hasta que volvimos a tocar el tema con  mi mamá.

Todavía cuando pienso en ese día y esa noche angustiantes, me preguntó qué pasó, ¿por qué no me fue tan mal como yo creía? ¿por qué mis papás no actuaron como yo esperaba? ¿por qué no recibí el castigo que yo merecía?. Concluyo que mi mamá es sabia y ella supo que yo había aprendido la lección. Supongo que cuando me escuchó en el teléfono ella percibió mi arrepentimiento. O simplemente Dios tuvo misericordia de mí y puso ese sentir en ella. Lo que es cierto es que hasta ahora le agradezco tanto que no le haya contado nada a mi papá, porque de verdad mi existencia hubiera estado en peligro.

Siempre que cuento de esta experiencia comento que mi mamá se portó conmigo como Dios lo hace. 

La mayoría de veces que le fallamos a Él estamos esperando juicio, castigo, sufrimiento, maldición o disciplina. Nos imaginamos todas las cosas malas que nos van a pasar por haber pecado y ni siquiera tenemos el valor o la confianza para acercarnos y buscarle.

Pero Dios es más sabio que mi mamá. Él conoce tu corazón y te da de Su gracia. A veces, lo único que está esperando es que le hables y le cuentes lo que has hecho, y que vuelvas a casa, en donde no habrá reproche ni castigo, sino solamente esa sensación de que aunque hayas fallado siempre eres bienvenido.

No esperes más, aprende la lección, llama a tu Padre Celestial, repórtate con Él y vuelve a casa.

" Entonces (el hijo pródigo) regresó a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre corrió hacia él lleno de amor, y lo recibió con abrazos y besos" Lucas 15:20 (TLA)

* Metros Sobre el Nível del Mar. Fuente: http://www.laprensagrafica.com/Derriban-torres-del-Teleferico-San-Jacinto