miércoles, 10 de agosto de 2016

Una Oración en Voz Alta: Señor, a veces no te entiendo.

En las últimas dos semanas he conocido de dos tragedias. Digo tragedias porque no puedo llamarlas de otra manera. Primero, llegué a pasar las vacaciones a la casa de mi hermano y me encontré con una historia muy triste. Un vecino suyo, de 37 años de edad, murió de forma súbita. Simplemente su corazón falló. Su cuerpo quedó en un baño. Lo buscaron por un buen rato, hasta que a lo lejos escucharon sonar su celular. ¿Se imaginan la escena impactante que se encontró su familia al abrir esa puerta?
Este hombre dejó a una esposa joven, a un niño de 4 años y a una niña de 7 (que cumplió años una semana después) y quienes además son extranjeros en ese país.  

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Este día despedimos a un chico de 20 años a quien asesinaron hace dos días. Los medios dieron cobertura del caso. Es una víctima más de la delincuencia que azota a El Salvador. Me quebró este caso, pues conozco a esa familia, conocí a David desde que estaba en la panza de su mamá. Le dí clases de Escuela Dominical. Aún no puedo creerlo. 

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Debo confesar que estos han sido días en los que trato de entender por qué el Señor permite que pasen estas cosas y no lo consigo. Probablemente hay gente más espiritual que yo, que me regañarían o predicarían por mi postura. Pero no me importa, sólo estoy siendo honesta. Sé que Dios sabe que no es por rebeldía o irreverencia. Sé que Él entiende mi condición humana.

El Señor me ha hecho sentir en repetidas ocasiones que puedo ir a Su presencia cada vez que me sienta abrumada, perdida o cuando las dudas me asalten. Y creo que esa es la clave...correr a Él, desahogarse con Él, preguntarle a Él, llorar con Él. 

He aprendido que como mi Padre que es, puedo llegar con mi equipaje de dudas, como una niña aborda a su papá para tratar de entender cosas que ocurren...Y Él siempre me va a mostrar compasión.

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Para ser franca, sigo sin entender por qué estas dos familias están atravesando semejante dolor. No me puedo imaginar la incertidumbre, los miedos y las luchas internas que están teniendo. Quisiera tener el poder para arrancarles del sufrimiento, pero no lo tengo. He despertado varias veces en las últimas noches y es lo primero que viene a mi mente. Lo único que hago es orar por ellos. Le he pedido al Señor que se muestre de una manera sobrenatural a sus vidas. Mi esperanza es que al pasar del tiempo, ellos van a entender el propósito de estas pérdidas repentinas. Espero, dentro de unos años, conversar con estas familias y decir: 'era por esto', 'ahora entiendo'.

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Quizás te identificas conmigo, quizás estás luchando por tratar de entender algunas cosas que te están pasando, quizás incluso, has sentido que Dios te ha fallado. Tranquilo. No eres el único. Sólo quiero animarte a correr a Su presencia, sin importar el estado de tu alma o el dolor que andes llevando, y que ahí, ante Él, expreses lo que necesitas decirle. Te garantizo que no habrá juicio o castigo para ti. Hallarás misericordia, hallarás paz. 

No puedo garantizarte que todas tus preguntas serán respondidas; sin embargo, el amor que vas a recibir de Su parte, será suficiente para que atravieses el dolor que hoy por hoy tienes. Tampoco sé cuánto va a durar esta etapa, sólo sé que Él no nos va a dejar ningún día. 

De eso se trata la fe, ¿no? Confiar en nuestro Dios a pesar de no tener todas las respuestas, pero teniendo garantizada Su presencia...Ese solo pensamiento me da paz hoy.


"Ya casi no tengo fuerzas, pero a Ti siempre te tendré; ¡mi única fuerza eres Tú! Salmos 73:26 TLA

"Señor, escucha mi llamado, ten compasión de mí y contéstame. Señor, de todo corazón quiero conversar contigo y aquí estoy para adorarte. No te alejes de mí, no ignores a tu servidor. Dios mío, Tú eres mi Salvador ¡No me dejes solo, no me abandones!" Salmos 27:7-9 PDT                              

2 comentarios:

  1. Gracias por este mensaje que nos motiva a confiar en Su amor y Su cuidado.

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  2. Que bella reflexión con la cual me identifico plenamente. A veces no entiendo por qué Dios permite algunas cosas, pero es que mi mente es tan chiquita que no alcanza a comprender sus planes

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