viernes, 31 de octubre de 2014

Caso de la Vida Real: El Hombre Que Eligió Acabar Con Su Vida

Había una vez un hombre joven que tenía una vida normal junto a su familia. Había cumplido algunos logros académicos y deportivos. Hasta muchos lo tildaban de alguien muy espiritual, con buen corazón, que ayudaba al necesitado en lo que estuviera a su alcance.

Él mismo estaba agradecido con Dios y con la vida por todas las bendiciones que tenía: una linda esposa, dos preciosos hijos, un trabajo estable, buenos amigos, etc.

Cierta noche su esposa notó que aunque no era hora de levantarse, su esposo no estaba en la cama. Ella lo dejó pasar. Luego, empezó a notar que todas las noches ocurría lo mismo, su esposo se levantaba a cierta hora y ella quiso saber la razón.

Una noche se propuso seguirlo. Dejó la cama unos minutos después de él y lo descubrió en el estudio de su casa, bebiendo algo de un bote que luego metió en una gaveta que cerró con llave. Ella le habló y él parecía dormido. Cuando reaccionó le mostró a su esposa el frasco y no supo explicarle por qué bebía de él todas las noches, ni tampoco pudo responder cuál era el contenido del mismo.
Su esposa olió el contenido del frasco y sintió náuseas. Le hizo prometer a su esposo que nunca más repetiría lo que ella vio esa noche, porque era evidente que lo que bebía no era nada bueno. Él hizo la promesa.

Pero, después de varias noches, la esposa volvió a descubrir que él seguía haciendo lo mismo. Él quiso justificarse y le juraba que ni él entendía por qué lo hacía. Ella trató de todas las formas posibles de convencerlo que lo que estaba bebiendo era dañino y que a largo plazo le afectaría de forma irreversible.

Finalmente, una mañana la esposa se despertó y notó que su esposo no estaba con ella. Corrió al estudio y lo encontró tirado en el suelo, inconsciente. De inmediato llamó a una ambulancia y lo llevaron al hospital. Le dijeron que estaba muy delicado y que debían ingresarlo en la Sala de Cuidados Intensivos.
Esa mujer no hacía más que llorar. Cuando los médicos le preguntaron qué había pasado, ella recordó el frasco del estudio. Fue a su casa a traerlo para que los médicos lo analizaran y cuando regresó, encontró a uno de ellos con la cara desencajada. Ella presintió lo peor. Y efectivamente, su esposo se había ido.

Este médico le informó que su esposo había despertado por unos minutos, pero al parecer solo hablaba incoherencias. Cuando él quiso preguntarle qué había ingerido, el paciente solo decía unos nombres y después de un rato, falleció.

El funeral estuvo lleno de gente, todos sobrepasados por el dolor y la preocupación por la viuda y sus hijos pequeños. Nadie se explicaba qué había ocurrido. Incluso llegaron viejos amigos de ese hombre y algunos familiares, que no comprendían por qué él se había alejado de ellos últimamente. Sin embargo, su luto era muy grande y por eso estaban ahí, porque extrañaban a su amigo, su hermano, su primo, su sobrino.

Una semana después, uno de los médicos de Cuidados Intensivos llamó a la viuda. Le pidió que llegara al hospital porque ya tenía el resultado del análisis del frasco que ella había entregado. Ella llegó al consultorio y el doctor le reveló el resultado: VENENO.

Si, su esposo se había estado matando poco a poco. Una rara combinación de sustancias que van quitando la vida pasito a pasito. Esa mujer no podía creerlo. ¿Cómo era posible? ¿Qué lo motivó a matarse? Si él aparentemente era feliz, si tenían una familia hermosa, si iban a la iglesia juntos, si todos lo amaban...Bueno, se había alejado de algunos amigos y familiares últimamente, pero...no, no era motivo suficiente para matarse así. La mente de esa pobre viuda no dejaba de dar vueltas y el dolor en su corazón era tan fuerte que hasta le costaba respirar.

Al escucharla, el doctor le dijo que ahora entendía las últimas palabras que su esposo había dicho antes de morir. No habían sido incoherencias, Él dijo claramente varios nombres cuando le preguntaron con qué se había envenenado. Para el doctor todo estaba claro: Ese paciente murió porque cada noche bebía un poco del veneno de ese frasco pensando en esos nombres que había mencionado. Casi sin darse cuenta, vez tras vez abría ese frasco mientras recordaba esos nombres y cada vez tragaba un poco del contenido.

- Señora, su esposo se fue matando sin notarlo. Ingería a diario uno de los peores venenos que podamos conocer.
- Pero...¿cómo? ¿con qué se mató? ¿cuál es ese veneno?
- Lo lamento mucho, se llama Resentimiento.
"Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco Su Padre les perdonará a ustedes las suyas" Mateo 6:15 NVI

"Líbrense de toda amargura, furia, enojo, palabras ásperas, calumnias y toda clase de mala conducta! Efesios 4:31 NTV 

viernes, 24 de octubre de 2014

Palabras Que Duelen

"Quiero el divorcio"  "Tiene cáncer"  "No sobrevivió"  "Contratamos a una persona con mejor perfil"  "Ya no te amo"  "Tus hijos nunca van a cambiar"


Estas son algunas frases que he escuchado o que gente que conozco ha escuchado. Son palabras que duelen. Casi nadie está preparado para oírlas y mucho menos para aceptarlas, sobre todo si llegan cuando menos lo esperabas.


"Estás gorda"  "Nunca lo vas a lograr"  "Nuestra relación se volvió rutinaria"  "Ya no va a poder caminar"  "Perdió su casa"


Algunas de estas palabras fueron dichas por otra persona; pero otras son dichas por el diablo y en el peor de los casos, por nosotros mismos. Muchos de nosotros vamos por la vida repitiéndonos esas palabras una y otra vez. Resuenan en nuestra cabeza como si fueron dichas ayer. Quizá los que pronunciaron esas frases ya no están; pero lo que dijeron sigue presente.
"Tengo a alguien más"  "Perdió a su bebé"  "Su ser querido tuvo un accidente"  "Otra vez fracasaste"  "Está despedido"


¿Por qué nos es tan fácil creer esas palabras y vivir con el dolor que conllevan? ¿Por qué le damos tanto poder a otra persona sobre nuestra vida solo por algunas palabras que dijo? 

Yo no creo en la "doctrina de la confesión positiva", soy de las que cree que la Palabra de Dios es verdad y muy poderosa. Creo que Sus promesas son reales y que lo que Él ha dicho se cumplirá. He aprendido que es Él quien tiene la última palabra y que mi trabajo es únicamente creer.


"Te vas a quedar sola toda tu vida"  "No podrá ser mamá"  "Ya no tenemos dinero" "Odio ser tu hijo"  "Me voy de la casa"  "Nadie va a amarte"


¿Qué palabras marcaron tu vida? ¿Quién te las dijo? ¿Te siguen doliendo?

En lo personal, creo que la única manera de que esas palabras dejen de doler y pierdan poder sobre tu vida es empezar a poner atención y a creer en las palabras que son dichas por Dios para ti.
"Te amo" "Por ti daría naciones enteras" "Ven a mí"  "No temas, Yo estoy contigo" "Nunca te dejaré, jamás te abandonaré" "Soy tu ayudador" "Tengo tu nombre grabado en la palma de mi mano" "Yo soy tu sanador" "Tengo grandes planes para ti" "Con amor eterno te he amado" "A mis ojos fuiste de gran estima" "Te escogí, te puse nombre, eres mío" "¿Hay algo imposible para Mí?" "Sanaré tus heridas"......


Vuelve a leer. Deja que Sus palabras te sanen. Lee las veces que sean necesarias. Repítelas. Créelas...ya no duele tanto...

Es una elección personal ¿Qué palabras eliges creer?

"El cielo y la tierra dejarán de existir, pero mis palabras no dejarán de cumplirse." Mateo 24:35 DHH
"Muerte y vida dependen de la lengua, según se utilice así será el resultado." Proverbios 18:21 BLPH

viernes, 17 de octubre de 2014

Dios Tiene Manos Grandes

Me encontré a medio camino a un niño de primer grado, mientras llevaba hacia mi oficina un montón de papeles, mi agenda, llaves, teléfono, mi tazón de café y no recuerdo qué cosas más.

Él muy lindo y caballeroso corrió hacia mí y se ofreció ayudarme. Yo traté de aceptar su oferta, pero sentía que si le daba alguna de las cosas que tenía, iba a botarlas todas. Me incliné un poco para que él tomara lo que pudiera y que no sintiera que rechacé su ayuda, Él sólo tomó mi tazón de café vacío y le dije que estaba bien que me ayudara con eso. Yo seguí caminando con todas las demás cosas.

Cuando llegamos a mi oficina y empecé a soltar todo lo que llevaba, me dijo una frase que me pareció graciosa: "Miss, usted si tiene manos grandes!"

Yo me puse a reír con él y le agradecí su ayuda. Me pareció curioso que él dijera eso sólo porque me vio llevar varias cosas al mismo tiempo.
Creo que nuestro Dios también tiene manos grandes. Él puede con lo que le demos. Aquello que a nosotros nos parece pesadísimo, complicado o imposible, Él si es capaz de tomarlo, acomodarlo entre Sus manos y llevarlo como si solo llevara una pluma.

Nada es demasiado grande para Él. Nada es demasiado pesado para Su fuerza. Nada es demasiado resbaladizo para Su firmeza. Nada.

Probablemente has tratado de ser un malabarista con tus propios asuntos, resolviendo varios problemas a la vez, creyendo que aún lo puedes manejar. Pero ¿qué sentido tiene agotarse por cosas que no has podido resolver? Deja de "hacerte bolas". Pásale tus cargas a Dios, todo cabe en Sus manos grandes.

"Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y Yo los haré descansar" Mateo 11:28 DHH

sábado, 11 de octubre de 2014

La Niña de Siete Años Que Me Dio Una "Cachetada"

Recientemente se celebró el Día del Niño en mi país. Con mi grupo de la iglesia planeamos visitar una casa-hogar para celebrarle a estos chicos que por diferentes circunstancias no viven con sus padres y están a cargo de terceras personas.

Unos nos disfrazamos de payasos y entretuvimos al público, otros se encargaron de la logística, otros del refrigerio y así sucesivamente...Fue muy satisfactorio ver a los niños reírse, hacer bromas, saltar, cantar, alegrarse al recibir unos dulces, etc.

Cuando todos estaban disfrutando de la comida, noté que una chica estaba sola. Decidí sentarme a su lado. Mientras ella comía y revisaba todos los tesoros que tenía en una pequeña bolsa plástica que tenía un payaso impreso(tesoros como dulces, bombones, juguetitos, etc), yo empecé a platicar con ella...Le pregunté cosas generales como su edad, grado que estudia, cuántos hermanos tiene (3 de ellos están en la casa-hogar con ella) y cosas por el estilo.


Creo que Rosita se sintió en confianza, pues ella también comenzó a hacerme preguntas similares sobre mi vida, mi trabajo y mi familia. Yo correspondía hablándole de mí.

Llegó un momento en nuestro interrogatorio en el que le pregunté: ¿qué te gustaría recibir para Navidad? Ella se quedó pensando unos segundos mientras comía su porción de pastel. Para "ayudarla" a pensar le dí ejemplos: ¿ropa, juguetes....? Rosita me dijo bien claro: "Una visita..."

Wow. Instantáneamente mis ojos se llenaron de lágrimas. Esas dos palabras me dolieron mucho, casi como una cachetada. Enmudecí. No sé si porque la voz no me salía o porque soy muy cobarde y tuve miedo de hacer el ridículo frente a ella poniéndome a llorar.

Mientras ella se llenaba su boca con restos del pastel que comía sin soltar sus tesoros en la bolsa de payaso, yo me hacía la disimulada limpiándome las lágrimas y el maquillaje de fantasía que usaba. Ambas teníamos la cara un poco manchada, qué curioso...ella por el pastel, yo por las lágrimas...

Esa niña me sacudió sin saberlo. Ella me recordó lo que realmente es importante en esta vida, pues a sus cortos 7 añitos, ha sufrido más que yo. Y es que no es hasta que has perdido todo que aprendes a enfocarte en lo que si tiene valor...y nosotros que tenemos un poco más, qué fácil lo olvidamos!!

Cuando estábamos a punto de despedirnos, varios niños nos dieron palabras de agradecimiento, y para mi sorpresa, Rosita fue una de las emisarias. Habló tan precioso. Me comprobó que ella ha aprendido a tener un corazón agradecido y a apreciar cada pequeña cosa que recibe, sin importar qué. 
Yo me comprometí con Rosita y con los encargados de la casa-hogar a volver en Diciembre, para celebrar la Navidad con ellos. Tengo una gran motivación para hacerlo. Quiero cumplirle el deseo a esa niña, quiero llevarle su visita.

¿Y para ti qué cosas son las más importantes? ¿En dónde ha estado tu enfoque recientemente? ¿Por qué no haces una pausa y dejas de pedir lo que te hace falta y comienzas a dar un poquito a las "Rositas" a tu alrededor? Te garantizo que recibirás más de lo que des.

"Y quien dé siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por tratarse de uno de mis discípulos, les aseguro que no perderá su recompensa" Mateo 10:42 NVI

viernes, 3 de octubre de 2014

Netflix Y El Amor De Un Padre

Debo confesar que me he hecho aficionada a Netflix. Un invento que me parece grandioso. Las últimas semanas he estado viendo una serie de la que no conocía mucho: Downton Abbey.

Es una serie de época, que transcurre en los inicios de los 1900´s y muestra las realidades contrarias de los aristócratas y la servidumbre de ese tiempo. Los protagonistas de la serie son todos los que viven en la propiedad de la familia Crawley. Robert, el padre, es el Conde de Grantham y tiene tres hijas.

Lady Mary, la hija mayor, lleva el peso moral de casarse con un millonario que mantenga la fortuna familiar, pues ella por ser mujer no puede heredarla. Aunque es de un carácter firme, se siente presionada a salvar el dinero. 

Un día reciben en su mansión la visita de un joven noble turco, por el que Mary se siente atraída de inmediato. Este hombre turco no conoce de reparos y por la noche, con la ayuda de un sirviente, se mete a escondidas al cuarto de Lady Mary. Ella sucumbe ante un hombre tan guapo y tienen relaciones sexuales. 
Algo salió mal y el turco muere repentinamente en la cama de Mary. Desesperada busca a su doncella para que la ayude a regresar el cadáver a uno de los cuartos de huéspedes. No lo logran. Así que Mary toma valor y despierta a su madre. Entre las tres mueven el cuerpo del turco hasta la otra ala de la mansión. Según ellas, nadie se daría cuenta de lo ocurrido. Pero el sirviente que ayudó al joven turco sospecha que él murió en el cuarto de Mary.

Aparentemente todos creyeron que el turco murió en el cuarto de huéspedes y Mary ruega a su mamá no decirle nada a su padre. Ella accede. Pasa mucho tiempo y el sirviente que sabía la verdad filtra de alguna manera la información de lo ocurrido. Incluso llega a los oídos de un magnate de los periódicos de Inglaterra. Mary acepta casarse con él a cambio de que no publique la desafortunada historia de años atrás. 

A pesar de que Lady Mary está comprometida con Richard, ella ama a su primo lejano, Matthew Crawley, el heredero en linea después de su padre. Pero está dispuesta a sufrir y seguir con sus planes con tal de que el escándalo se evite y su padre no se entere.

Cuando se vuelve evidente que Mary no es feliz con Richard, su padre lo comenta con su esposa la condesa. La madre no lo resiste y le cuenta la historia del turco. Al día siguiente, el conde, busca a Mary y en una conmovedora plática de padre e hija, ella abre su corazón y le dice ésta frase: "en palabras de mamá, soy una mercancía dañada." Parece que ella se está auto-castigando al decidir ser infeliz al lado de un hombre que no ama. Su padre le dice que no importa si Richard publica su historia en los periódicos y le asegura que le harán frente al escándalo como familia; pero que eso es preferible a saberla infeliz y con un hombre que tiene que chantajearla para que lo elija. Básicamente, el conde la autoriza a romper su compromiso. Mary abraza y besa a su papá, agradecida de su amor y perdón.
Mis ojos se llenaron de lágrimas en esa escena. Lady Mary temió por años el rechazo de su padre. Escondió una y otra vez la verdad para no afectar su imagen ante él...y al final lo único que recibió fue amor incondicional y perdón. Robert Crawley tenía todo el derecho de repudiar a su hija, castigarla y dejarla sufrir. Pero él respondió como solo un padre amoroso lo haría.

Yo he sido Lady Mary muchas veces. Me he sentido una mercancía dañada, inmerecedora de ser feliz o ser amada, evitando hablar con mi Padre para no tener que contar esas historias que me avergüenzan. Me he auto-castigado creyéndome que es lo que merezco. Pero cuando por fin tomo valor y abro mi corazón ante Él, se porta como lo hizo el padre de Mary: no hay reproches, no hay castigos, no hay señalamientos, no hay condiciones...sólo nuevos comienzos, gracia y perdón.

¿Qué hay de ti? Quizás ya es hora de que tengas esa plática que tanto temes con tu Padre Celestial...

"Pero si reconocemos ante Dios que hemos pecado, podemos estar seguros de que Él, que es justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad" 1 Juan 1:9 TLA