viernes, 27 de junio de 2014

¿Golondrina Sola O Acompañada?

Hace unas noches mi mamá y yo veíamos televisión cada una en su cuarto, cuando repentinamente éstas se apagaron. Noté que mi teléfono que estaba cargándose ya no lo hacía. Pero lo raro era que las luces no se habían apagado.

Las dos salimos de nuestros cuartos sorprendidas y empezamos a notar que ninguno de nuestros aparatos eléctricos funcionaba a pesar de estar conectados. En un minuto escuchamos a nuestros vecinos gritando y preguntando si había electricidad.

Salimos a la calle y descubrimos que todas las casas vecinas estaban afectadas. Algo extraño había pasado. Algunas casas estaban como la nuestra, con luces encendidas, pero sin que los aparatos funcionaran. Otras casas estaban totalmente a oscuras, pero si tenían electricidad para conectar sus aparatos. Además el alumbrado de nuestro vecindario se había apagado, había mucha oscuridad.

Llamé a la compañía eléctrica para reportar el problema, expliqué lo mejor que pude lo que nos pasaba y la señorita que me atendía fue muy amable al tratar de describirme el problema que teníamos, pero lo hizo con lenguaje técnico, por lo que quedé en la luna de igual manera. Ella me dijo que de inmediato pasaría el reporte para que llegara una cuadrilla técnica.

Mientras eso sucedía, casi todos los vecinos  permanecían afuera, todos conversando de lo que nos había pasado y cada uno sacando al típico salvadoreño sabelotodo que nos caracteriza...ya saben, dando una opinión sobre lo que pudo haber causado la falla.
Aproximadamente una hora después, mientras había un silencio sepulcral en el vecindario, escuchamos llegar a un camión. Mi mamá y yo salimos de inmediato y nuestros vecinos también. Todos queríamos "supervisar" lo que hacían. Pero los técnicos llegaron, llevaron el camión hacia un poste de alumbrado público y encendieron la lámpara. Mientras tanto, todos conversábamos entre nosotros, cuando vimos que el camión se empezó a alejar. No sabíamos por qué; pero el camión simplemente se fue y nuestro problema no se había solucionado. No lo podíamos creer. Todos queríamos una explicación. El vigilante de nuestro vecindario nos comentó que los trabajadores dijeron que su turno estaba por terminar y  que como no les iban a pagar horas extras, se irían...y eso fue lo que hicieron.

De inmediato llamé de nuevo a la compañía eléctrica, me quejé muy feo de lo que nos habían hecho. Esta vez la señora que me atendió tenía de amable lo que yo de paciente, y en vez de tranquilizarme me dijo que "iba a poner un nuevo reporte". Yo le dije que íbamos a llamarles una y otra vez si no nos ayudaban, y ella me dijo muy cortante: "no se preocupe, trabajamos las 24 horas". Se imaginarán la molestia que sentí ante semejante trato.

Un señor de nuestra iglesia que trabaja en la misma compañía nos ayudó a rastrear el caso y prácticamente nos desanimó diciéndonos que eso se resolvería hasta la mañana siguiente, ya que lo que había pasado requería el cambio de un cable de no sé qué...y ese cambio no se podía realizar en la oscuridad y con lluvia (ya llovía a esa hora).

Yo le dije a mi mamá que mejor nos fuéramos a dormir; pero un rato después escuchamos llegar a otro camión. ¡Nos habían enviado a otra cuadrilla técnica! Y aunque nos dejaron totalmente a oscuras por unos 45 minutos, finalmente arreglaron el problema con todo y lluvia!

Lo que me gustó de ésta experiencia es que me permitió compartir con mis vecinos. Normalmente yo no paso del saludo con ellos. Nunca, aún después de varios años de vivir ahí, he conversado con ellos de nada en absoluto. Pero esa noche, todos estábamos en el mismo sentir, teníamos algo en común, queríamos lo mismo. 
Por ejemplo hasta ese día me enteré que el hijo de unos vecinos, vive con su esposa y bebé ahí. Según yo, una vez se había casado se había ido a vivir a otro lugar. También supe que mi vecino que es un anciano, está al cuidado de unas enfermeras por su mal estado de salud. 

Esto me recordó de lo importante que es compartir tu carga con otras personas que te entiendan. Por algo Dios nos recuerda que somos parte de un cuerpo y que busquemos un lugar donde reunirnos y donde pertenezcamos.

Creo que a veces Dios permite que hayan problemas en nuestra vida, para que aceptemos ayuda de gente a nuestro alrededor que nos entienden y apoyan. Y lo mejor de todo, una vez superemos nuestras pruebas, estaremos aptos para ayudar a otros con situaciones similares en el futuro.
¿Qué carga estás llevando actualmente? ¿Tienes gente valiosa que te está ayudando a llevarla? ¿O estás luchando en solitario? ¿Por qué no buscar una iglesia o un grupo pequeño que te apoye en oración o simplemente te escuche?

Y otras preguntas más...¿Qué pruebas tuviste en el pasado? ¿Hay gente a tu alrededor que esté atravesando una situación similar en este momento? ¿Por qué no acercarte y hacerles saber que los entiendes? 

En lo personal, no puedo señalar una prueba difícil que haya atravesado a solas. Cuando esos tiempos han llegado, mis pastores, mis amigos del alma, mi grupo de la iglesia...todos ellos han estado ahí para oírme, animarme, abrazarme, llorar conmigo y lo más valioso...orar por mí.

Las pruebas de la vida no fueron diseñadas para enfrentarlas individualmente, se hicieron para acercarte a Dios en primer lugar y luego para acercarte a esa gente especial que está ahí para apoyarte. Quizá como yo, debas dar el primer paso y salir a hablar con los que están cerca de ti. ¡Ya no seas una golondrina solitaria!


"No dejemos de reunirnos, como hacen algunos. Al contrario, animémonos cada vez más a seguir confiando en Dios" Hebreos 10:25 TLA

"Cuando tengan dificultades, ayúdense unos a otros. Ésa es la manera de obedecer la ley de Cristo" Gálatas 6:2 TLA

martes, 17 de junio de 2014

Un Homenaje A Las Mamás Solteras En El Día Del Padre

Repentinamente entró a mi oficina una señora-a la que para efectos de esta publicación llamaremos Karla- que estaba un poco alterada, nerviosa más bien. Se metió a mi oficina sin anunciarse para ampliarme sobre algunas situaciones que su hija, una pre-adolescente, ha estado atravesando.

Hace unos días habíamos hablado de lo que aparentemente había sido un pleito entre amigas, lo cual es muy habitual en esas edades; pero ahora las cosas estaban peor y su hija estaba sufriendo, mostrando algunas conductas que la habían puesto en alarma.

Una de las cosas que partió mi corazón fue saber que una de las razones que habían avivado el pleito de la hija de Karla con sus amigas fue que ella no pudo llevarla a la casa de una de las chicas por una sencilla razón: no tenía dinero para poner gasolina a su carro. Pude percibir la carga de culpa que esa mamá tenía. Si la hubiéramos podido pesar, hubieran sido varias toneladas de culpa pura.

Dediqué un buen tiempo para escucharla; pero mi mente se escabullía por momentos para imaginar lo que es ser madre soltera y dimensionar las luchas que se enfrentan al ser la única figura paterna ante los hijos.
Me comprometí con Karla a intervenir de inmediato en la situación de su hija y así lo hice al día siguiente. Platiqué con la chica, la animé, aplicamos medidas disciplinarias con el grupo que estaba afectándola, etc. Pero al reunirme con esta pre-adolescente valoré mucho más el trabajo de Karla como mamá soltera. Este espacio es muy corto para detallar cada cosa que descubrí que ésta mamá hace por sus hijas.

Luego, empecé a recordar a muchas madres solteras a mi alrededor. Precisamente por esos días, una compañera de trabajo, a la que le tocó ser mamá soltera, andaba corriendo porque su hija acababa de dar a luz a su primer nieto. Obviamente había mucha felicidad por la llegada del bebé; pero ella estaba llevando toda la carga y responsabilidad de su hija y ahora de su nieto.

Recordé a la hermana de una de mis mejores amigas, cuyo hijo fue diagnosticado con el Síndrome de Déficit de Atención e Hiperactividad desde hace algunos años. Ha batallado con el aprendizaje y la disciplina de su hijo enormemente. Él ha estado en media docena de colegios a sus 10 añitos. Ella se ha sentido incomprendida muchas veces, peleando sola contra el mundo, porque el niño tiene un papá "nominal", que sabemos que existe y cómo se llama; pero nada más.

Pensé en aquella amiga que literalmente persigue al papá de su hija para que le ayude económicamente y contra su corazón, fomenta que su hija llame a su papá para saludarle y mantener la comunicación. En realidad ese hombre no merece tener cariño y atenciones de su hija, pero ésta mamá ha sido muy sabia al no envenenarla y mostrarle lo irresponsable que su papá es en realidad.
Considerando que en nuestro país, más de la mitad de los hogares es dirigido por una madre soltera (por divorcio, separación, emigración o simplemente porque nunca hubo un papá), es justo dar honor a estas millones de mujeres que aman a sus hijos por sobre todas las cosas y que son una especie de súper héroes que luchan contra quién sea sin darse por vencidas.

A aquellas de ustedes que se han desvelado solas infinidad de noches para cuidar de sus hijos enfermos. A las que hacen malabares entre el trabajo, el cuidado de la casa y la ayuda con las tareas escolares. A aquellas de ustedes que han tenido que responder solas a las preguntas existenciales y tan difíciles que a veces sus hijos hacen. A las que han llorado tantas veces a escondidas por sentir la carga emocional  de criar solas a sus hijos; pero que frente a ellos siempre se muestran fuertes y animadas. A aquellas de ustedes que hacen verdadera magia con el único ingreso económico que tienen para que a sus chicos no les falte nada. A las que juegan fútbol con sus hijos varones aunque no tienen la más mínima idea de cómo se juega. A aquellas de ustedes que no contaminan el corazón de sus hijos con malos comentarios y quejas acerca de su papá. A las que oran a diario por sus hijos, porque saben que no hay nadie más que lo haga....¡GRACIAS!

¿Les confieso algo? A veces pienso que sus oraciones son escuchadas y procesadas más rápido en el cielo, porque Dios sabe que están solas y que urgen de su ayuda. Y Él, que es un Papá por naturaleza, no se puede resistir a intervenir porque sus hijos necesitan a un papá.

Hoy, mientras muchos celebran el Día del Padre, yo hago una pausa para hacerles saber que tienen todo mi respeto y admiración. Si bien es cierto, he aprendido que es imposible que una mamá soltera sea "papá y mamá" de sus hijos, ustedes pueden ser la mejor mamá que sus chicos puedan tener, Dios les dio ese rol y quiero decirles que lo están haciendo genial. No importa si fue por una mala decisión del pasado, por convicción personal o por circunstancias de la vida misma, su rol es ser mamás y Dios las sostiene, sepan que no están tan solas como creen.

Un abrazo muy fuerte a cada una de ustedes. Gracias por ser ejemplo. Que los deseos de su corazón sean cumplidos sin límite. ¡Feliz Día Mamás Solteras!


"No tengas miedo, no quedarás en ridículo; no te insultarán ni tendrás de qué avergonzarte. Olvidarás la vergüenza de tu juventud y no te acordarás más de la deshonra de tu viudez, porque tu Creador te tomará por esposa. Su nombre es Señor Todopoderoso; tu Redentor es el Dios Santo de Israel, el Dios de toda la tierra. Eras como una esposa joven, abandonada y afligida, pero tu Dios te ha vuelto a llamar y te dice: "Por un corto instante te abandoné, pero con bondad inmensa te volveré a unir conmigo"..." Isaías 54:4-7 DHH

viernes, 13 de junio de 2014

Carta A Los Que Son Esposos y Padres

Estimados Esposos y Padres:

Ya dirigí una carta a las esposas. Y decidí que me iba a tomar un tiempo prudencial para observar y conocer un poco más de ustedes.

Debo decir que estoy rodeada de una buena cantidad de amigos que ya son esposos y papás y disfruto verlos cumpliendo el rol de padres, cuidando y amando a sus hijos.

Quiero que sepan que gracias a Dios crecí con un papá que hizo lo mejor que pudo para serlo. Pero con el tiempo, como hija me fui dando cuenta de los errores que él cometió consciente o inconscientemente, siendo esposo y siendo padre.

Además, en mi trabajo como docente, en el medio en el que me desenvuelvo en mi iglesia y los amigos que tengo, he aprendido a notar lo fundamental que es que ustedes existan y desempeñen los roles que Dios los ha llamado a hacer.

Primero. Escuché alguna vez que nuestra relación con Dios como Padre Celestial, está ligada al tipo de relación que tengamos con nuestro papá terrenal. Y con los años, me he convencido que es así. ¿Cómo un niño puede acercarse con confianza a pedirle algo a su Padre Celestial si a su papá terrenal apenas lo ve? ¿Cómo una chica se va a sentir amada por un Papá que está en el cielo si su papá que está en la tierra no la hace sentir amada y aceptada? ¿Cómo se le quita a un adolescente la sensación que tiene que ser perfecto para que Dios no lo castigue, si su papá de sangre le pasa reprochando sus fallas? Espero que mi punto quede claro. ¿Se dan cuenta del vínculo que ustedes pueden crear entre sus hijos y Dios a partir de la calidad de relación que fomenten con ellos? No importa la edad que sus hijos tengan, nunca es tarde para comenzar a trabajar en eso.
Segundo. Sé que lo han escuchado infinidad de veces; pero creo que no está de más recordárselos. Cada uno de ustedes es la cabeza espiritual de su familia. No sólo la cabeza para decidir cómo gastar el dinero o cómo disciplinar a los hijos. Si no el responsable máximo delante de Dios para rendir cuentas por la formación espiritual de sus hijos y esposa. Para dejarlo claro, cuando lleguemos al cielo, ¿adivinen a quién va a llamar Dios en primer lugar para pedir cuentas por el bienestar de su familia? No, no va a ser a sus esposas. Serán ustedes estimados esposos y padres.
Tercero. A lo largo de los años he escuchado y leído a muchas mujeres casadas que sufren porque sus esposos dejaron de ser aquellos caballeros de reluciente armadura dispuestos a pelear con cualquier dragón por ellas. Algunas hasta se sienten estafadas, porque el novio que alguna vez tuvieron desapareció. Esto no revela nada nuevo, solamente confirma la forma en la que fuimos diseñadas por el Creador. Las mujeres necesitamos sabernos y sentirnos amadas, cortejadas, perseguidas y valoradas. Y lo que Dios tenía en mente para ustedes al darles a su ayuda idónea, era precisamente que las amaran con toda la intensidad que sea posible.
Por favor, no asuman que sus mujeres "saben" que ustedes las aman. Deliberadamente demuéstrenles su amor. Tengan pequeños detalles con ellas. Acuérdense de las cosas que hicieron para conquistarlas y repítanlas de vez en cuando. Cuiden las palabras y el tono que usan con ellas también.
Las mujeres no siempre somos tan complicadas, créanme, he visto llorar a más de alguna sólo por una rosa, un mensajito romántico o una cita a solas con sus esposos. ¿Ven? Cosas sencillas que conquistan el corazón frágil de una mujer.
¿Cuándo fue la última vez que su esposa sintió su amor? ¿Ella se siente lo más importante de su vida? Si no están seguros de las respuestas, quizá es momento de comenzar a hacer algo en su relación con ellas.

Oro porque Dios haga de cada uno de ustedes esposos y padres ejemplo, de tal manera que sus esposas e hijos estén orgullosos de tenerlos en sus vidas.


¡Feliz Día del Padre!

Con Cariño.
Dome


"Maridos, pongan por todo lo alto el amor por sus esposas, tal y como lo hizo Cristo por la iglesia-un amor marcado por dar, no por recibir. El amor de Cristo completó a la iglesia. Sus palabras evocan su belleza. Todo lo que hace y dice está diseñado para sacar lo mejor de ella, para vestirla de seda blanca y deslumbrante, resplandeciente de santidad. Y así es como los maridos deben amar a sus esposas. Ellos realmente se harían un favor a sí mismos- puesto que ahora son "uno" en el matrimonio" Efesios 5:25-28 (The Message Version. Traducción Personal)

viernes, 6 de junio de 2014

Basta A Cada Kilómetro Su Propio Afán

Ya he comentado mi gusto por correr. Es algo que comenzó hace unos meses, quizá de manera casual, impulsada por unos amigos que ya tienen más tiempo y más experiencia que yo.

Inicié corriendo de a poquito y he tratado de mantenerme practicando para no perder el ritmo. Correr para mí es simplemente liberador, energizante y te hace crecer en muchos aspectos. 

He participado en varias carreras y en una de ellas me animé a correr siete kilómetros. Fue un desastre. Me detuve a caminar por ratos y terminé casi muerta. Decidí que lo mejor era no aspirar a correr más de cinco kilómetros.

Recientemente hubo otra carrera en la que íbamos a correr con casi todo mi grupo de amigos en las diferentes categorías. Yo estaba pensando volver a participar en cinco kilómetros, hasta que uno de mis amigos, al que le decimos "el maestro" (por ser el más "pro" de todos y quien nos introdujo en esto de la corrida), me hizo un comentario con mucha seguridad: "vos ya podés correr los diez". En el momento le dije que si, pero con los días comenzaba a desistir de la idea, porque recordaba que no me había ido tan bien cuando intenté con los siete.

Llegó el momento de inscribirme y me aventé. Marqué la categoría de diez kilómetros. Pero me propuse prepararme mejor.

Traté de correr con más regularidad y hacer rutinas de cardio en mi casa. Justo una semana antes de la carrera, me caí aparatosamente en la calle (para los que me conocen, saben que ésto me pasa seguido!) y me dolía mucho una de mis rodillas.  Lo primero que pensé era que no podría correr o no podría prepararme adecuadamente. Sin embargo, puse todo mi empeño y traté de comer mejor esa semana, usé un tipo de zapatos adecuado, me hidraté mucho y aunque me dolía un poco la rodilla, salí a correr varias veces para medir mis tiempos y ver si estaba apta para el gran día.

Llegó el domingo de la carrera, le dije a uno de mis amigos que también correría diez kilómetros, que si yo sentía que no lo lograría, me iba a regresar antes, sin importarme llegar al punto de retorno o no.

La carrera inició y salí en medio de ese mar de corredores. Había planeado que en la primera mitad me esforzaría por mantener el ritmo y en la segunda mitad (si llegaba a ella) aumentaría la velocidad.
Preparé un playlist de canciones que me gustan y que yo sabía que me animarían durante esa hora aproximada que correría sin parar.

Mientras corría en la primera mitad mucha gente me sobre pasaba y yo luchaba por no sucumbir ante esa cosquillita de no quedarte atrás y correr más rápido. De repente mi enfoque fue cambiado por completo por un pensamiento que llegó bien claro: "Un kilómetro a la vez. No te preocupés por el kilómetro al que no has llegado aún". Desde ese momento me recordaba que mi meta era terminar la carrera y no competir con los demás. Era mi carrera. Tenía mi meta y nada más. 

Luego, poco a poco comencé a relajarme y a hablar con Dios en el camino. Le decía: "Si Señor, lo sé, lo sé, uno a la vez".  La música me ayudaba mucho a no pensar tanto y simplemente disfrutar. Yo sólo quería lograrlo. 

Después de cierto tiempo, mi teléfono me avisó que había llegado a la mitad del recorrido, el punto de retorno. Yo no lo podía creer. Yo sabía que si había llegado hasta ahí, el regreso sería más fácil por la motivación de terminar. Y así fue, corrí un poco más rápido y en toda la ruta de regreso mientras mis canciones favoritas sonaban yo tenía ganas de cantarlas a todo pulmón en la calle sin importar que la gente pensara que estaba loca.

Recuerdo que escuché que me quedaban dos kilómetros. Yo trataba de no perder el enfoque y platicaba con Dios de nuestros asuntos. Les confieso que se me llenaron de agua los ojos, cuando escuché que sólo me faltaba un kilómetro. No lo podía creer. ¿Eso era todo? ¡Estaba a punto de lograrlo y no me estaba muriendo! El no afanarme por el siguiente kilómetro había hecho toda la diferencia. Contrario a otros corredores, el último tramo lo corrí con tantas ganas, con un entusiasmo grande, porque mi meta se estaba logrando.
Cuando por fin llegué y me dieron mi medalla, algunos de mis amigos me estaban esperando. Sólo llegué donde ellos y les dije: "tengo ganas de llorar". Y era cierto. No sólo por haberlo logrado, si no porque aún en medio de una carrera que puede parecer insignificante para muchos, Dios puede hablarte, Él puede darte lecciones, y si para tí eso es importante, lo es para Él también.

Mientras corría recibí una lección práctica: Adelantarte a lo que no ha ocurrido te llena de ansiedad y te incapacita para simplemente disfrutar el recorrido acompañado de Su presencia.
No conozco cuál es tu carrera actual en la vida. No sé las condiciones en las que estás corriendo. Sólo puedo decirte que no vale la pena afanarte por cosas que aún no suceden, enfócate en el kilómetro que corres HOY. Asegúrate de correr bien acompañado y disfruta del recorrido por el que Él te está llevando. Con Él, la carrera es más ligera.

"No quiero decir que ya lo haya conseguido todo, ni que ya sea perfecto; pero sigo adelante con la esperanza de alcanzarlo" Filipenses 3:12 DHH

"Den su entera atención a lo que Dios está haciendo ahora mismo, y no se pongan nerviosos de lo que PODRÍA pasar o no pasar mañana. Dios los ayudará a tratar con cualquier cosa difícil que venga cuando llegue el momento" Mateo 6:34 (The Message Version. Traducción personal)