lunes, 27 de enero de 2014

¿Por quién votaré el próximo domingo?

Este próximo domingo me levantaré más temprano de la hora usual en un día de descanso, me bañaré, seguramente querré vestirme con algo cómodo y me pondré un jeans, una blusa y mis tennis.

Verificaré que llevo todo lo que necesito llevar para ese día. Supongo que caminaré como siempre lo hago hacia ese lugar que es tan importante. Por la hora de la mañana en que planeo ir, asumo que encontraré muchos carros alrededor y mucha gente, sobre todo familias que llegarán juntas deseando entrar rápido, buscar un espacio y participar de lo que sucederá ahí dentro.

Como ya he estado en ese lugar muchas veces, entraré por donde acostumbro hacerlo, y buscaré la zona en la que usualmente ejerzo mi compromiso. Quizá como planeo llegar en un horario diferente al que siempre he ido, voy a encontrar más concurrencia. Eso no importa, porque deseo estar ahí, obviamente acompañada de mi familia que ese día va a reunirse para hacer esto juntos como acostumbramos por años.

Ese lugar va a estar custodiado de forma especial, se va a respirar un ambiente diferente, supongo que todos vamos a estar en el mismo sentir. Cada uno con sus propios líos y preocupaciones, pero todos sin excepción, buscando estar mejor, con esperanza, con deseos de que lleguen muchas cosas buenas. 

En realidad yo lo veo como una cita importantísima, a la que no me puedo dar el lujo de faltar. Si estoy ausente, sé que lo lamentaré mucho y dentro de mí sabré que me perdí de algo vital. Pero eso no me va a pasar este domingo.

Usualmente cuando estoy ahí lloro. ¡No lo puedo evitar! Tampoco lo puedo explicar, simplemente sucede. Es algo más fuerte que yo. Pero después de hacerlo me siento aliviada y con cierta paz. 

Trataré de concentrarme en lo que iré a hacer y prestaré atención a todo lo que va a ocurrir a mi alrededor. Dejaré que mis convicciones se fortalezcan  y dirijan mis decisiones. Cuando sea momento de elegir, sé que estaré bien preparada para hacerlo. Mi elección será por las mejores propuestas, el mejor plan para mi vida, quién me da seguridad y el que no me va a fallar, como otros lo han hecho. Y sé que cuando salga de ese lugar, tendré esa paz interior que sólo se siente en un día como esos.

Calculo que me tomará aproximadamente una hora y media este proceso. Supongo que al terminar todo, deberé salir rápido porque vendrá más gente queriendo entrar a hacer lo mismo que yo haré. Y cuando salga, llevaré esa marca indeleble que garantiza que acudí a mi cita; pero sobre todo saldré tranquila y con esperanza sobre el futuro, segura que voté por el Mejor Candidato.

Dicen que el voto es secreto y dicen que no debemos influir en el voto ajeno. Pero a mí no me importa, quisiera que tú y todo El Salvador fuera este domingo a elegir de la misma manera que yo lo haré. ¿Te unes?
 
¡Ah sí! Casi lo olvidaba. Y al salir de la casa del Mejor Candidato; a la que por cierto, muchos llaman Iglesia; iré a votar, porque hay elecciones presidenciales en nuestro país...


"Dios nos ha dado un hijo, al cual se le ha concedido el poder de gobernar. Y le darán estos nombres: Admirable en Sus Planes, Dios Invencible, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Se sentará en el trono...extenderá Su poder real a todas partes y la paz no se acabará; Su reinado quedará bien establecido, y sus bases serán la justicia y el derecho desde ahora y para siempre" Isaías 9:6-7 (DHH)

martes, 21 de enero de 2014

Del Super Bowl y las pruebas de la vida...

Confieso que nunca me había sentido atraída hacia el Fútbol Americano. Hasta que en la temporada pasada por algunas circunstancias no tuve más remedio que sentarme horas a ver los partidos de "Sunday/Monday Night Football" (y varios en otros horarios). Lo curioso es que me gustó. Empecé a entender la dinámica de este deporte, memoricé nombres de equipos y jugadores y comenzaron también mis simpatías por algunos de ellos.

Un amigo recientemente me dijo en medio de una plática sobre este deporte, que las mujeres solo nos interesamos por una disciplina deportiva "por un hombre". Le dí la razón. En efecto, ese hombre para mí se llama Peyton Williams Manning. 


Pero no piensen mal. Él no me atrae ni nada por el estilo. Es más, no es tan agraciado que se diga. Lo que me ha capturado por así decirlo, es su historia de vida.

La biografía de Peyton es enorme. Se las resumo contándoles que heredó lo deportista de su padre. Fue sobresaliente jugando fútbol americano en la universidad y ganó muchos reconocimientos. Luego, en 1998 fue fichado por el equipo de los Colts de Indianápolis. Se convirtió en su quaterback (QB) y jugó con ellos hasta el 2011. En ese tiempo, rompió muchos récords y ganó 4 veces el premio al jugador más valioso (MVP por sus siglas en inglés). Además, llegó a dos Super Bowls con este equipo, de los cuales ganó uno (2006) y perdió otro (2009).

En la temporada 2011 comenzó a perder fuerza en su brazo, lo cual es fundamental para su labor como QB. Lo sometieron a una cirugía en su cuello y vino el tiempo de recuperación. Parece que no todo resultó como quería y tuvieron que hacerle otra cirugía un poco más delicada en sus cervicales. Al final, fueron 4 cirugías a las que Manning estuvo sometido, con sus resultantes procesos de recuperación en cada una. Mientras tanto, su equipo jugando sin él, registró el peor récord en años.

¿Cuál fue el resultado de todo esto? Los Colts de Indianápolis se deshicieron de Peyton Manning al finalizar la temporada 2011. ¿Pueden creerlo? La estrella que los había hecho un equipo sobresaliente, que había roto todo tipo de récords, que los había llevado a 2 Super Bowls, ahora era dejada en el aire para que si acaso un equipo quería lo contratara.

Trato de imaginar lo que Peyton sintió. Para un futbolista de su talla debe ser un golpe duro y bajo ser echado de su equipo de toda la vida y saberse de fácil sustitución. En pocas palabras le dijeron "así ya no nos sirves." Muchos incluso se preguntaban si este gran QB regresaría alguna vez a la NFL (Liga Nacional de Fútbol Américano).

Pero en el 2012, el equipo de los Broncos de Denver puso sus ojos en este hombre. Y desde la temporada pasada, Peyton Manning es el QB oficial de este equipo. Su regreso sorprendió a muchos, y recibió mucho halagos por volver al campo de juego y mostrar sus habilidades. Los Broncos lograron llegar a la post temporada, pero fueron eliminados por el equipo campeón de ese año.

Ya en la temporada 2013 Peyton apareció rompiendo sus propios récords, cambiando las estadísticas existentes y logrando crear la mejor ofensiva de toda la liga. Y los Broncos de Denver jugarán el próximo Súper Bowl en el mes de Febrero. (Por cierto, su ex equipo, ni siquiera llegó a la post temporada).

Probablemente en tu vida han pasado cosas que te han hecho sentir descalificado y remplazado. O quizá aquellos sueños que un día fueron todo para ti, han sido dejados de lado porque han llegado imprevistos a tu vida y no estás seguro si volverás a retomarlos algún día. Yo supongo que este deportista se sintió de esa manera durante ese duro proceso que atravesó. Él confió en sus médicos y los expertos a su alrededor para reponerse. Y nosotros, contamos con Aquel que es capaz de resucitar cualquier sueño y quitar el rótulo de "sin salida" de nuestro camino para mostrarnos que aún hay mucho más por lograr adelante.

Si hace dos años alguien le hubiera dicho a Peyton Manning que jugaría otro Super Bowl, probablemente él no lo hubiera creído, sobre todo después de 4 cirugías. Pero es un hecho, ese día yo estaré sentada frente a mi televisor para apoyarlo a él y a mi equipo favorito, los Broncos de Denver. De igual manera, sé que aún veré suceder muchas cosas en mi vida y en la vida de la gente que amo.
                        "No es querer ganar lo que te hace un ganador; es rehusarte a fracasar"

No te desanimes. Tu carrera no ha terminado. Tu sueño puede resucitar. Hay muchos partidos que jugar todavía. Fuiste hecho para mucho más.

"Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús" Filipenses 1:6 (NVI)

martes, 7 de enero de 2014

¡¡Qué alguien me ayude con mis maletas!!

Planeé pasar mis vacaciones de fin de año en Guatemala con la familia de mi hermano. Así que compré un boleto en una compañía de autobuses internacionales, la cual es muy buena, segura y confortable. La verdad es que es como viajar en avión; pero en tierra (:D). Mi familia y yo ya hemos viajado muchas veces con ellos y nunca hemos tenido complicaciones.

Pero, el día que me presenté para hacer mi chequeo e irme, los empleados de la empresa estaban hablando con cada pasajero para informarnos que debido a que la frontera de San Cristóbal (Santa Ana) había colapsado por el tráfico de todo tipo de transporte pesado, ellos habían decidido que el autobús nos llevaría a la frontera Las Chinamas (Ahuachapán). Pero, ya que el puente de esta segunda frontera se arruinó hace como tres meses (lo cual impide que el transporte pesado transite por ahí y explica porque San Cristóbal es un caos), el autobús nos dejaría del lado de El Salvador y debíamos cruzar a pie el puente, y del lado de Guatemala nos estaría esperando otro autobús para llevarnos a la capital. Y además, nos pidieron amablemente que "colaboráramos" con los sobrecargo y lleváramos nuestro equipaje mientras cruzábamos.

Nos decían "esto lo hacemos para que su viaje no dure 10 u 11 horas, como nuestros viajes de ayer". Obviamente ningún pasajero se rehusó a irse en esas condiciones, todos accedimos. Yo justamente había amanecido ese día sintiéndome mal de salud y en el camino los síntomas fueron cada vez peores. Yo iba decidida a pagarle a alguien para que me ayudara a cruzar mis dos maletas en el puente.

Llegamos a la frontera y tuvimos que esperar en el bus aproximadamente 45 minutos para que llegara Migración a chequearnos a todos. Luego, todos inquietos queríamos comenzar a caminar y cargar nuestro equipaje; pero sin saber la razón, los sobrecargo no nos dejaban bajar del autobús. Yo me hice amiga de dos madres que iban con sus hijas pequeñas, y las tres comenzamos a criticar la demora y que no nos daban explicaciones de lo que estaba ocurriendo. Y a mí lo que más me seguía estresando era la carga que llevaba y que debía "colaborar" cruzando el puente con ella.

Cuando finalmente alguien subió a darnos instrucciones para que bajáramos, nos dijeron que debíamos seguir a una señorita en fila india. Al bajar, casi todos los pasajeros nos alineamos y comenzamos a preguntar dónde estaba nuestro equipaje, para comenzar a caminar. De pronto, apareció un muchacho sobrecargo muy sudado diciéndonos con una sonrisa "No se preocupen, sus maletas ya están del otro lado, las llevamos en un pick up. Ustedes solamente deben llevar su equipaje de mano."

No saben el alivio que sentí al escuchar eso. Pero al mismo tiempo me sentí achicada porque me estuve preocupando varias horas por algo que ni sucedió. Me amargué, me estresé, critiqué en voz alta, me quejé y no sirvió de nada. Sin que yo me diera cuenta alguien más resolvió lo que tanto me afectaba y yo no tuve más que enfrentar los nervios de cruzar el puentecito anexo al puente principal, que sirve de paso peatonal. Fuera de eso, hasta disfruté de ver el Río Paz.

¿Saben que lo mismo nos pasa con Dios? Nosotros nos afanamos sin medida, nos pre-ocupamos por cosas que ni han sucedido, nos estresamos, nos amargamos, nos enfermamos, hablamos de más, tenemos plan "B" solo por si acaso Dios no nos responde. Pero todo eso es energía desperdiciada y falta de fe, porque cuando el momento temido llega te das cuenta que YA ESTÁ RESUELTO.

Así como ese sobrecargo que llegó lleno de sudor a decirnos con una sonrisa que todo estaba resuelto porque él se había encargado de la situación, de la misma manera, Dios está trabajando sin parar en lo que nos preocupa. Ni cuenta nos damos y Él está ya proveyendo los recursos, haciendo las conexiones divinas, abriendo puertas inimaginables y haciéndonos el recorrido más liviano.

Si eres como yo, probablemente te pre-ocupas mucho antes de tiempo. Pero ahora te invito a confiar que aún cuando no lo veas, Dios está trabajando para llevar el equipaje de tus problemas y pruebas al otro lado sin que tengas que cargarlo por tu cuenta.

Aún si hay puentes que cruzar en tu vida, descansa, Dios te ayudará con tu carga.

"Así que no se preocupen por lo que pasará mañana. Ya tendrán tiempo para eso. Recuerden que ya tenemos bastante con los problemas de cada día." Mateo 6:34(TLA)

viernes, 3 de enero de 2014

¿Pasaste "raspado" el 2013?

Es normal que en esta época del año hagamos una evaluación de los 12 meses anteriores. Estoy segura que muchos de ustedes, aunque sea mentalmente, revisaron cómo les fue en el 2013. ¿Te has puesto a pensar qué pasaría si nuestro desempeño fuese calificado? ¿Y si se nos entregara una nota al finalizar el año para saber si lo pasamos o no? ¿Cuál sería tu resultado?


En mi caso, creo que el año pasado me dejó dos lecciones súper importantes. La primera de ella es que Dios me ama. Si, sé que es algo tan básico y puede parecer extraño que yo lo mencione como algo de lo que recién me acabo de enterar. ¿Quién no sabe que Dios es Amor? Pero es cierto, el 2013 me sirvió para aprender que Dios me ama con un amor incondicional, inamovible, eterno y constante. Aprendí que el estar años en una iglesia no garantiza que yo me sienta amada por Dios. Es más, creo que muchos vivimos sin alcanzar a dimensionar el calibre del Amor que Él nos tiene.


En el transcurso del año Dios se encargó de recordarme muchas veces que me ama. Así de simple y sencillo. Supe que no hay nada que yo pueda hacer o dejar de hacer que vaya a causar que Su Amor se reduzca o cambie. Estoy entendiendo que me ama de formas nunca antes experimentadas y con una intensidad que ningún ser humano puede amar. Considero que viví los últimos años de mi vida sin sentirme y sin saberme amada por Él realmente, y los momentos difíciles del 2013 sirvieron para que no me quedara más remedio que refugiarme en Él y reconocer que jamás encontraré esa clase de Amor en ninguna otra fuente que no sea Él. Dios me ama con locura. Una simple y poderosa verdad que estoy aprendiendo con el dolor que conlleva haber buscado ese amor en lugares equivocados, pero que me trae al 2014 con una perspectiva diferente: el hecho de saber que soy amada desde el cielo y punto.

La segunda lección que aprendí está conectada a la primera y es confiar. La naturaleza humana salta en los momentos de prueba para resolver a nuestra manera y en nuestro tiempo, pero el año anterior empecé a aprender a simplemente confiar en que se me está guiando, confiar en que se me está llevando a un lugar mejor, confiar en que hay un propósito mayor que aún no conozco, confiar en que si dejo ir aquello a lo que he estado aferrada, se me recompensará con creces.

Creo que el saberme y sentirme amada por Dios de la manera que he descrito me ha hecho más fácil el hecho de confiar en Él. Nadie le va a dar su confianza a alguien que no se la ha ganado. Puedo decir que Dios se esforzó mucho en el 2013 para ganarse la mía. He entendido que hay una sensación de liberación cuando uno dice "yo no puedo con esto, no tengo ni la mínima idea de lo que va a pasar; pero ahí te va, encárgate"


Lo curioso es que el nuevo año ya empezó y yo sigo sin tener las respuestas a algunas situaciones complejas que viví el año pasado, hay muchas promesas que espero se cumplan, hay peticiones que le he hecho a Dios y no han sido concedidas todavía. Sin embargo, aquí estoy, entrando al 2014 con el deseo de seguir conociendo el Amor que sólo Él puede ofrecer y diciéndote que vale la pena confiarle estos 365 días.

¿Cuáles fueron las lecciones que el 2013 te dejó? ¿Terminaste sintiéndote aprobado o reprobado? ¿Será que lo pasaste "raspadito"?  La verdad es que no importa cómo haya sido tu año pasado, te animo a atreverte a pedirle a Dios que te muestre Su Amor en este 2014 y a confiar en que te ama de tal manera que es merecedor de que pongas toda tu confianza en Él. 

Seguramente el 2014 te dejará varias lecciones. Apréndelas bien. Y no camines solo, asegúrate de atravesarlo cerca del Dios que te ama con locura. Esa es la mejor garantía para no pasarlo "raspado".

"Pero bendito el hombre que confía en Mí, que pone en Mí su esperanza." Jeremías 17:7 (DHH)