viernes, 3 de enero de 2014

¿Pasaste "raspado" el 2013?

Es normal que en esta época del año hagamos una evaluación de los 12 meses anteriores. Estoy segura que muchos de ustedes, aunque sea mentalmente, revisaron cómo les fue en el 2013. ¿Te has puesto a pensar qué pasaría si nuestro desempeño fuese calificado? ¿Y si se nos entregara una nota al finalizar el año para saber si lo pasamos o no? ¿Cuál sería tu resultado?


En mi caso, creo que el año pasado me dejó dos lecciones súper importantes. La primera de ella es que Dios me ama. Si, sé que es algo tan básico y puede parecer extraño que yo lo mencione como algo de lo que recién me acabo de enterar. ¿Quién no sabe que Dios es Amor? Pero es cierto, el 2013 me sirvió para aprender que Dios me ama con un amor incondicional, inamovible, eterno y constante. Aprendí que el estar años en una iglesia no garantiza que yo me sienta amada por Dios. Es más, creo que muchos vivimos sin alcanzar a dimensionar el calibre del Amor que Él nos tiene.


En el transcurso del año Dios se encargó de recordarme muchas veces que me ama. Así de simple y sencillo. Supe que no hay nada que yo pueda hacer o dejar de hacer que vaya a causar que Su Amor se reduzca o cambie. Estoy entendiendo que me ama de formas nunca antes experimentadas y con una intensidad que ningún ser humano puede amar. Considero que viví los últimos años de mi vida sin sentirme y sin saberme amada por Él realmente, y los momentos difíciles del 2013 sirvieron para que no me quedara más remedio que refugiarme en Él y reconocer que jamás encontraré esa clase de Amor en ninguna otra fuente que no sea Él. Dios me ama con locura. Una simple y poderosa verdad que estoy aprendiendo con el dolor que conlleva haber buscado ese amor en lugares equivocados, pero que me trae al 2014 con una perspectiva diferente: el hecho de saber que soy amada desde el cielo y punto.

La segunda lección que aprendí está conectada a la primera y es confiar. La naturaleza humana salta en los momentos de prueba para resolver a nuestra manera y en nuestro tiempo, pero el año anterior empecé a aprender a simplemente confiar en que se me está guiando, confiar en que se me está llevando a un lugar mejor, confiar en que hay un propósito mayor que aún no conozco, confiar en que si dejo ir aquello a lo que he estado aferrada, se me recompensará con creces.

Creo que el saberme y sentirme amada por Dios de la manera que he descrito me ha hecho más fácil el hecho de confiar en Él. Nadie le va a dar su confianza a alguien que no se la ha ganado. Puedo decir que Dios se esforzó mucho en el 2013 para ganarse la mía. He entendido que hay una sensación de liberación cuando uno dice "yo no puedo con esto, no tengo ni la mínima idea de lo que va a pasar; pero ahí te va, encárgate"


Lo curioso es que el nuevo año ya empezó y yo sigo sin tener las respuestas a algunas situaciones complejas que viví el año pasado, hay muchas promesas que espero se cumplan, hay peticiones que le he hecho a Dios y no han sido concedidas todavía. Sin embargo, aquí estoy, entrando al 2014 con el deseo de seguir conociendo el Amor que sólo Él puede ofrecer y diciéndote que vale la pena confiarle estos 365 días.

¿Cuáles fueron las lecciones que el 2013 te dejó? ¿Terminaste sintiéndote aprobado o reprobado? ¿Será que lo pasaste "raspadito"?  La verdad es que no importa cómo haya sido tu año pasado, te animo a atreverte a pedirle a Dios que te muestre Su Amor en este 2014 y a confiar en que te ama de tal manera que es merecedor de que pongas toda tu confianza en Él. 

Seguramente el 2014 te dejará varias lecciones. Apréndelas bien. Y no camines solo, asegúrate de atravesarlo cerca del Dios que te ama con locura. Esa es la mejor garantía para no pasarlo "raspado".

"Pero bendito el hombre que confía en Mí, que pone en Mí su esperanza." Jeremías 17:7 (DHH)

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