Este próximo domingo me levantaré más temprano de la hora usual en un día de descanso, me bañaré, seguramente querré vestirme con algo cómodo y me pondré un jeans, una blusa y mis tennis.
Verificaré que llevo todo lo que necesito llevar para ese día. Supongo que caminaré como siempre lo hago hacia ese lugar que es tan importante. Por la hora de la mañana en que planeo ir, asumo que encontraré muchos carros alrededor y mucha gente, sobre todo familias que llegarán juntas deseando entrar rápido, buscar un espacio y participar de lo que sucederá ahí dentro.
Como ya he estado en ese lugar muchas veces, entraré por donde acostumbro hacerlo, y buscaré la zona en la que usualmente ejerzo mi compromiso. Quizá como planeo llegar en un horario diferente al que siempre he ido, voy a encontrar más concurrencia. Eso no importa, porque deseo estar ahí, obviamente acompañada de mi familia que ese día va a reunirse para hacer esto juntos como acostumbramos por años.
Ese lugar va a estar custodiado de forma especial, se va a respirar un ambiente diferente, supongo que todos vamos a estar en el mismo sentir. Cada uno con sus propios líos y preocupaciones, pero todos sin excepción, buscando estar mejor, con esperanza, con deseos de que lleguen muchas cosas buenas.
En realidad yo lo veo como una cita importantísima, a la que no me puedo dar el lujo de faltar. Si estoy ausente, sé que lo lamentaré mucho y dentro de mí sabré que me perdí de algo vital. Pero eso no me va a pasar este domingo.
Usualmente cuando estoy ahí lloro. ¡No lo puedo evitar! Tampoco lo puedo explicar, simplemente sucede. Es algo más fuerte que yo. Pero después de hacerlo me siento aliviada y con cierta paz.
Trataré de concentrarme en lo que iré a hacer y prestaré atención a todo lo que va a ocurrir a mi alrededor. Dejaré que mis convicciones se fortalezcan y dirijan mis decisiones. Cuando sea momento de elegir, sé que estaré bien preparada para hacerlo. Mi elección será por las mejores propuestas, el mejor plan para mi vida, quién me da seguridad y el que no me va a fallar, como otros lo han hecho. Y sé que cuando salga de ese lugar, tendré esa paz interior que sólo se siente en un día como esos.
Calculo que me tomará aproximadamente una hora y media este proceso. Supongo que al terminar todo, deberé salir rápido porque vendrá más gente queriendo entrar a hacer lo mismo que yo haré. Y cuando salga, llevaré esa marca indeleble que garantiza que acudí a mi cita; pero sobre todo saldré tranquila y con esperanza sobre el futuro, segura que voté por el Mejor Candidato.
Dicen
que el voto es secreto y dicen que no debemos influir en el voto ajeno.
Pero a mí no me importa, quisiera que tú y todo El Salvador fuera este
domingo a elegir de la misma manera que yo lo haré. ¿Te unes?
¡Ah sí! Casi lo olvidaba. Y al salir de la casa del Mejor Candidato; a la que por cierto, muchos llaman Iglesia; iré a votar, porque hay elecciones presidenciales en nuestro país...
"Dios nos ha dado un hijo, al cual se le ha concedido el poder de gobernar. Y le darán estos nombres: Admirable en Sus Planes, Dios Invencible, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Se sentará en el trono...extenderá Su poder real a todas partes y la paz no se acabará; Su reinado quedará bien establecido, y sus bases serán la justicia y el derecho desde ahora y para siempre" Isaías 9:6-7 (DHH)
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Excelente!!! me inspira mucho su civismo, el cual muchos hemos perdido debido a los malos ejemplos de quienes han gobernado el país. En estos dias uno tiende a perder de vista al Mejor Candidato, al ver por la tv los dimes y diretes de los políticos, y se olvida un tanto de que nada se le escapa a la voluntad y control de JESUS.
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