viernes, 13 de junio de 2014

Carta A Los Que Son Esposos y Padres

Estimados Esposos y Padres:

Ya dirigí una carta a las esposas. Y decidí que me iba a tomar un tiempo prudencial para observar y conocer un poco más de ustedes.

Debo decir que estoy rodeada de una buena cantidad de amigos que ya son esposos y papás y disfruto verlos cumpliendo el rol de padres, cuidando y amando a sus hijos.

Quiero que sepan que gracias a Dios crecí con un papá que hizo lo mejor que pudo para serlo. Pero con el tiempo, como hija me fui dando cuenta de los errores que él cometió consciente o inconscientemente, siendo esposo y siendo padre.

Además, en mi trabajo como docente, en el medio en el que me desenvuelvo en mi iglesia y los amigos que tengo, he aprendido a notar lo fundamental que es que ustedes existan y desempeñen los roles que Dios los ha llamado a hacer.

Primero. Escuché alguna vez que nuestra relación con Dios como Padre Celestial, está ligada al tipo de relación que tengamos con nuestro papá terrenal. Y con los años, me he convencido que es así. ¿Cómo un niño puede acercarse con confianza a pedirle algo a su Padre Celestial si a su papá terrenal apenas lo ve? ¿Cómo una chica se va a sentir amada por un Papá que está en el cielo si su papá que está en la tierra no la hace sentir amada y aceptada? ¿Cómo se le quita a un adolescente la sensación que tiene que ser perfecto para que Dios no lo castigue, si su papá de sangre le pasa reprochando sus fallas? Espero que mi punto quede claro. ¿Se dan cuenta del vínculo que ustedes pueden crear entre sus hijos y Dios a partir de la calidad de relación que fomenten con ellos? No importa la edad que sus hijos tengan, nunca es tarde para comenzar a trabajar en eso.
Segundo. Sé que lo han escuchado infinidad de veces; pero creo que no está de más recordárselos. Cada uno de ustedes es la cabeza espiritual de su familia. No sólo la cabeza para decidir cómo gastar el dinero o cómo disciplinar a los hijos. Si no el responsable máximo delante de Dios para rendir cuentas por la formación espiritual de sus hijos y esposa. Para dejarlo claro, cuando lleguemos al cielo, ¿adivinen a quién va a llamar Dios en primer lugar para pedir cuentas por el bienestar de su familia? No, no va a ser a sus esposas. Serán ustedes estimados esposos y padres.
Tercero. A lo largo de los años he escuchado y leído a muchas mujeres casadas que sufren porque sus esposos dejaron de ser aquellos caballeros de reluciente armadura dispuestos a pelear con cualquier dragón por ellas. Algunas hasta se sienten estafadas, porque el novio que alguna vez tuvieron desapareció. Esto no revela nada nuevo, solamente confirma la forma en la que fuimos diseñadas por el Creador. Las mujeres necesitamos sabernos y sentirnos amadas, cortejadas, perseguidas y valoradas. Y lo que Dios tenía en mente para ustedes al darles a su ayuda idónea, era precisamente que las amaran con toda la intensidad que sea posible.
Por favor, no asuman que sus mujeres "saben" que ustedes las aman. Deliberadamente demuéstrenles su amor. Tengan pequeños detalles con ellas. Acuérdense de las cosas que hicieron para conquistarlas y repítanlas de vez en cuando. Cuiden las palabras y el tono que usan con ellas también.
Las mujeres no siempre somos tan complicadas, créanme, he visto llorar a más de alguna sólo por una rosa, un mensajito romántico o una cita a solas con sus esposos. ¿Ven? Cosas sencillas que conquistan el corazón frágil de una mujer.
¿Cuándo fue la última vez que su esposa sintió su amor? ¿Ella se siente lo más importante de su vida? Si no están seguros de las respuestas, quizá es momento de comenzar a hacer algo en su relación con ellas.

Oro porque Dios haga de cada uno de ustedes esposos y padres ejemplo, de tal manera que sus esposas e hijos estén orgullosos de tenerlos en sus vidas.


¡Feliz Día del Padre!

Con Cariño.
Dome


"Maridos, pongan por todo lo alto el amor por sus esposas, tal y como lo hizo Cristo por la iglesia-un amor marcado por dar, no por recibir. El amor de Cristo completó a la iglesia. Sus palabras evocan su belleza. Todo lo que hace y dice está diseñado para sacar lo mejor de ella, para vestirla de seda blanca y deslumbrante, resplandeciente de santidad. Y así es como los maridos deben amar a sus esposas. Ellos realmente se harían un favor a sí mismos- puesto que ahora son "uno" en el matrimonio" Efesios 5:25-28 (The Message Version. Traducción Personal)

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