miércoles, 29 de mayo de 2013

Él ya sabe...

Trabajo en un colegio, con niños de 7 a 12 años. Casi cada día al interactuar con ellos, me divierto de sus ocurrencias o comentarios. Y muchas veces me han dado lecciones sin saberlo.

Ahora, durante uno de los recesos, encontré a un chico de 2º grado, Fernando (a quién conozco desde que estaba en la panza de su mamá), y ví que estaba parado afuera de la oficina mientras todos sus amigos jugaban o comían. 

Le dije sarcásticamente: 
-¿Está aquí por bien portado?
Él sólo bajó su cabeza con pena y me dijo:
- No miss, estoy aquí por lo contrario.

En el momento sonreí y pensé que él aún no entendía de sarcasmo. Pero luego, medité en su reacción y realmente me conmovió. Por algo la Biblia dice que debemos tener el corazón como un niño. Fernando se apenó conmigo, por ser una de sus autoridades, y no se justificó, no le echó la culpa a nadie más, simplemente admitió frente a mí que se había portado mal.

Pienso en cuántas veces corremos lejos de Dios, guardamos silencio y no le buscamos, porque hemos fallado, porque la culpa o la vergüenza nos han sobrepasado y creemos que no tenemos la solvencia moral para llegar a Dios o pedirle algo.

Al final, la verdad es que Dios ya lo sabe todo, conoce en detalle lo que somos, hacemos, decimos, etc. Es tan fácil como llegar y decir "la regué", "lo siento". 

Dicen que los niños siempre dicen la verdad...De eso se trata, ir a Dios y solamente decir la verdad de quiénes somos.


"Les aseguro que si ustedes no cambian y se vuelven como niños, no entrarán en el reino de los cielos. El más importante en el reino de los cielos es el que se humilla y se vuelve como este niño." Mateo 18:3-4 (DHH)

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