Por alguna razón, esto me ayudaba a ser amiga de mis maestros. Con frecuencia, cuando alguno de ellos tenía que salir del aula mencionaban mi nombre y me dejaban como "encargada" del grupo. Si yo hubiese sido un pavo real, cuando me levantaba de mi asiento para dirigirme al escritorio del docente, mis plumas se hubieran extendido en todo su esplendor. Ustedes me entienden, yo me sentía la más importante y la mejor de la clase.
No sé quién se inventó esta práctica, pero parte de mis funciones al vigilar a mis compañeros, era anotar en la pizarra los nombres de los que se portaban mal o no trabajaban; y si ellos persistían en esa conducta, pues les ponía "palitos" o "tally marks" por cada falta que cometían.
A mí no me importaba caerle mal a los demás, me importaba más quedar bien con mis maestros y conservar mi estatus de la mejor estudiante. Cuando el docente regresaba, yo me aseguraba de que viera los nombres y los palitos al lado de cada uno. ¡Qué gran sensación, no hay nada como la satisfacción de un trabajo bien hecho!
He pasado en la iglesia desde los 11 años y no fue hasta hace un par de años que realmente conocí y experimenté la plena gracia de Dios. En ese proceso, Dios ha venido tratando conmigo muchísimas áreas y una de ellas es la "buenitis".
Hace poco, Dios me recordó mis tiempos de "registradora de tally marks" y sentí como me revelaba que también fui así en mi caminar cristiano.
Pasé casi toda mi vida observando la conducta de otros, viendo cómo metían la pata, cuán pecadores eran...y mentalmente fui poniendo palitos y más palitos a esas personas. ¿Qué produjo eso en mí? Pues aquella vieja sensación conocida..."¡Ahhh, qué buena soy!".
Siempre me fue fácil compararme con otros y encontrar que mi pecado no era tan grande ni tan escandoloso como el de ellos.
No fue hasta que me estrellé con mi buenitis y que Dios, por Su bondad, permitió que se orquestaran una serie de situaciones en mi vida, que mi mundo se derrumbó y sucedió algo extrañísimo: fue como tener un espejo para verme por dentro y de pronto, me dí cuenta...yo tenía las mismas "tally marks" o incluso más que muchos de los nombres que escribí en mi pizarra mental.
Vergüenza, culpa, frustración...pero todo eso era necesario para ver mi propia necesidad de Él y de Su gracia. ¿Cómo vas a amar y valorar el perdón, si nunca te has sentido ofensor? ¿Cómo vas a agradecer la Gracia, si nunca te has sentido tan pecador? ¿Cómo vas a recibir libertad, si nunca te has dado cuenta que estás atado? ¿Cómo vas a aceptar ayuda, si creciste creyendo que no la necesitabas tanto como el resto?
Al final, el Único que puede borrar esos palitos que marcan el pecado en nuestra vida es Cristo con Su sangre. Y ¿saben qué? Nunca más alguien puede volver a escribir una de esas marcas en nuestro nombre. Su obra es completa y eterna. ¡Esa es la mejor sensación de todas! Libertad, Favor y Gracia.
"Hace tiempo ustedes estaban espiritualmente muertos a causa de sus pecados y sus ofensas contra Dios. Antes vivían pecando igual que todo el mundo...Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto que, a pesar de que estábamos muertos por causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos" Efesios 2:1-2, 4-5
"Estamos todos infectados por el pecado y somos impuros. Cuando mostramos nuestros actos de justicia, no son más que trapos sucios" Isaías 64:6
"Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo" Isaías 30:18