Señor:
Recuerdo la oración que mi familia hizo en la sala de mi casa a la medianoche del 31 de diciembre del año 2019. Una de las cosas que más te pedimos fue que no nos probaras en la salud. Ahora que lo pienso, nos respondiste.
Gracias por Tu fidelidad a lo largo de este año. Gracias por demostrarnos una vez más que Tus promesas son Verdad (Salmo 89:34).
Gracias por la pandemia, porque de no ocurrir, muchos no hubiéramos doblado nuestras rodillas ni rendido nuestra voluntad a Ti, de la forma que lo hicimos.
Gracias por aislarnos y poner una pausa obligada a la vida tan poco piadosa que llevábamos. Gracias por llamar nuestra atención para que dejáramos nuestras rutinas que normalmente no te incluían o te incluían muy poco.
Gracias por recordarnos que eres Soberano (Daniel 4:35). Muchos conocíamos ese atributo Tuyo de forma básica, pero este año nos ha quedado claro que eres el que decide y decreta (Salmo 115:3). Que no hay gobierno humano ni ciencia ni poder económico que pueda cambiar lo que Tú determinas.
Gracias porque sigues sentado en el trono y nada de esto te tomó por sorpresa (Isaías 46:10). Gracias por conocer el final desde el principio y no mover ni un ápice Tu plan. Gracias porque eres el que gobierna (Daniel 4:26) y por reducir nuestro ego enseñándonos cuanta pecaminosidad había en aquello que llamábamos nuestros planes. Perdónanos por la soberbia de trazar nuestros días como dueños de ellos, olvidando que el Único dueño eres Tú (Proverbios 16:9).
Gracias por llamarnos al arrepentimiento y la revisión obligada de nuestros estilos de vida (Isaías 1:18). Gracias por sacudir nuestras prioridades, las cuales debemos admitir, no estaban en el orden correcto.
Gracias por convocarnos a volver nuestros corazones a Tu Palabra y mostrarnos que sin ella nuestras almas se desgastarían (Salmo 119:25 y 28). Gracias por enseñarme que sin ella, hubiese sido imposible sobrellevar estos largos meses.
Gracias por volver a mostrarnos que el ministerio más importante que podemos-y debemos- tener es nuestra familia. Ayúdanos a tener familias que te honren y te hagan verdadero Señor de ellas.
Gracias por quitar de nuestra vida muchas banalidades que habíamos dejado filtrarse y desviaban nuestros ojos de lo que verdaderamente importa y te agrada.
Gracias por llevarnos a considerar de nuevo la perspectiva de la eternidad (Filipenses 3:20). Gracias por recordarnos que lo que este mundo tiene es pasajero y que hay una realidad mayor, trascendente y poderosa, y es desde esa perspectiva que debemos vivir. Que nuestros corazones anhelen esa realidad más que lo que anhelan lo que hay en este mundo caído.
Gracias por el dolor que este año ha traído, pues a través de él hemos recordado que solo somos humanos incapaces de sanarse a sí mismos y que necesitamos desesperadamente el Consuelo que solo Tú ofreces.
Gracias porque te hemos conocido más a través del desierto y nos has enseñado a depender más de Ti y no de nuestro propio entendimiento (Proverbios 3:5).
Gracias por ponernos en una situación ante la cual somos impotentes y limitar nuestro margen de maniobra, para mostrarnos que aquí el Omnipotente (Job 42:1-2) y el que tiene la última palabra eres Tú (Isaías 14:27).
Gracias por la incertidumbre con la que estamos viviendo, pues eso enseña a nuestra alma a buscar a Aquel que es Inmutable (Malaquías 3:6) y nuestra Roca de seguridad (Salmo 18:31). Gracias porque la única certeza que tenemos eres Tú.
Gracias porque no solo conoces lo que pasará en el 2021, sino también porque Tú diseñaste el 2021. Por lo tanto, podemos anclarnos con confianza en Quién eres Tú y en Tu Palabra (Salmo 19:9, Mateo 24:35). Gracias porque Tu diestra seguirá sosteniéndonos y Tu buen propósito se cumplirá en nosotros (Salmo 138:8).
Gracias porque eres el mismo ayer, y hoy, y por los siglos (Hebreos 13:8). Eres nuestro Padre Eterno (Isaías 9:6) en el cual no hay mudanza ni sombra de variación (Santiago 1:17) y lo único que necesitamos para iniciar un nuevo año, ya lo tenemos en Ti.
Sea lo que sea que has establecido para nosotros en los próximos doce meses, confiamos en Ti. Amén.