Estoy sola, sentada en un hospital sintiendo un montón de emociones revueltas. Mi hermana acaba de ser llevada al quirófano para ser intervenida por un problema en su esófago. Un problema que nos llegó repentinamente y nos ha hecho correr entre doctores y exámenes.
En dos días más cumpliré cuatro años de haber pasado por una cirugía. Pero lo que sentí en aquella ocasión no se compara a lo que he sentido estos días. Recuerdo que sí estuve nerviosa y ansiosa; pero hoy, el sentir es totalmente diferente. Creo que los miedos porque le pase algo a tus seres amados es más grande que el miedo a que te pase algo a tí mismo.
He hablado mucho con Dios respecto a la salud de mi hermana en las últimas semanas. Y lo que con más frecuencia siento que Él me ha dicho es: No temas. Yo estoy con ella. Yo la ayudo. Tengo un gran plan en mente.
Ahora, sentada acá, cuando parece que los minutos son horas, entiendo que hay situaciones en la vida donde te das cuenta lo limitado que el ser humano es. En ocasiones como ésta, no te queda más que confiar en Aquel que todo lo sabe y todo lo puede. Todos quisiéramos estar con mi hermana en el quirófano, asegurándonos que los doctores están haciendo bien las cosas, y la sensación de impotencia es gigantesca, porque entiendes que simplemente hay eventos en la vida en los que tu capacidad se acaba, y no tienes más remedio que poner en las manos del Señor lo que más amas y valoras.
Mientras escribo, escucho esa canción que Dios ha usado estos días para darme paz: Estoy confiando Señor en Ti, Tú eres Fiel Señor, tan Fiel a mí. Nunca me has dejado, aunque débil soy, estoy confiando Señor en Ti...Si el sol llegara a oscurecer y no brille más, yo igual confío en el Señor, Él no va a fallar.
Fui la designada para dirigir una oración por mi hermana antes de que una enfermera se la llevara. Nos enlazamos por teléfono con mi hermano que vive fuera del país y juntos como familia oramos por ella. Mientras lo hacíamos, las imágenes que venían a mi mente eran todas de Dios parado al lado de la mesa de operación, dirigiendo todo y dándole paz a mi hermana con Su sola Presencia.
Acá donde estoy he recordado el compromiso que Dios hizo con mi familia cuando mi papi se fue al cielo. Desde ese instante, Dios se convirtió en el Papá de mis hermanos y mío. Ahora, me da mucha paz que Él está cumpliendo su compromiso y está con mi hermana adentro del quirófano.
Hemos invocado Su ayuda, reconociendo que estamos limitados. La vida y la salud de mi hermana está en Sus manos. Confío en Su Palabra, descanso en Sus Promesas. Y es en este tiempo a solas que parece que Dios está diciéndome una y otra vez: Ya me conoces. Sabes quién soy. Siempre he estado con ella. Hoy no es la excepción.
Mi respuesta es: Te conozco, sé quien eres. Sé que siempre has estado con ella, sé que hoy no es la excepción.
Y de una forma inexplicable, en este silencio terrible, la angustia en el pecho simplemente se va, mi mente se invade con imágenes de mi hermana retomando su vida normal y una sensación de descanso llega....Ya la he sentido antes, supongo que se llama paz.
"Les doy la paz, Mi propia Paz, que no es como la paz que se desea en este mundo. No se preocupen ni tengan miedo" Juan 14:27 TLA
"Él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores" Isaías 53:4 DHH
"De pronto, un hombre que tenía lepra se acercó a Jesús, se arrodilló delante de él y le dijo:
- Señor, yo sé que Tú puedes sanarme. ¿Quieres hacerlo?.
Jesús puso la mano sobre él y le contestó:
- ¡Quiero hacerlo! ¡Ya estás sano!
Y el hombre quedó sano de inmediato" Mateo 8:2-3 TLA
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