"Yo no me doy por vencido, yo quiero un mundo contigo, juro que vale la pena esperar y esperar y esperar un suspiro, una señal del destino...no me canso, no me rindo, no me doy por vencido"
Así dice el coro de una canción muy popular. Famosa por su romanticismo y por animarnos a luchar por el verdadero amor. No importa cuánto tengamos que esperar o sufrir, vale la pena esperar aunque sea UN suspiro de ese ser amado.
Hace unos días recordaba con una amiga los años de adolescencia, cuando todo lo haces con gran pasión, cuando te ciegas a creer determinadas cosas y ningún argumento te hace cambiar de opinión. Inevitablemente empezamos a recordar esas canciones tan de moda en nuestra época. Pasé con algunas de ellas rondando en mi cabeza hasta el siguiente día y empecé a prestarle atención a las letras. Me dí cuenta de cuántas canciones están llenas de mensajes equivocados que nos convencen que sufrir trae recompensa, que si eres perserverante vas a conseguir que ese hombre o mujer te amen, que el amor real espera no importando nada.
Yo misma he tarareado y a veces hasta gritado una que otra de esas canciones...pero...un momento...¿de verdad creo eso? ¿en serio estoy dispuesta a sufrir y a llorar así?
No me malentiendas, no estoy dando un mensaje feminista, estoy hablando de lo fácil que es dejar entrar a nuestras mentes mensajes tan erróneos y tan lejos de la Palabra de Dios, que poco a poco minan nuestras emociones, temperamento, sentimientos y pensamientos.
"Tú la misma de ayer, la incondicional, la QUE NO ESPERA NADA, tú, la que no supe amar, no sé por qué..."
"No sé si seguiremos siendo como hoy, no sé si después de amanecer vamos a sentir la misma sed para pensar y suponer, no preguntes cosas que no sé..."
"No me he querido ir, para ver SI ALGÚN DÍA que tú quieras volver, me encuentres todavía..."
"Así se disfraza el amor para su conveniencia, ACEPTANDO TODO SIN HACER PREGUNTAS, y dejando al tiempo la estocada a muerte..."
"Mis días sin ti son tan oscuros, tan largos, tan grises, mis días sin ti. Mis días sin ti son tan absurdos, tan agrios, tan duros, mis días sin ti..."
"Y que entre el cielo y tú, yo me quedo contigo" (!!!!)
"De qué me sirve la vida, si no la vivo contigo, de qué me sirve la esperanza, si es lo último que muere y sin ti ya la he perdido"
Estas son sólo algunas frases extraídas de canciones que muchos hemos escuchado y hasta contamos como nuestras favoritas.
Te invito a filtrar todo lo que ves y escuchas. Cuestiona si tu espíritu está siendo edificado. Si una canción no te ayuda a salir de la depresión, o a superar esa ruptura amorosa, o a pensar con pureza, definitivamente no estás siendo sabio al escucharla.
¿Crees que es la voluntad del Señor que sufras eternamente por una persona que no te valoró? ¿Dios desea que veas pasar tu vida esperando, aunque sea con una esperanza mínima, que alguien por fin te corresponda o vuelva contigo? ¿Valdrá la pena llorar al escuchar este tipo de cosas en vez de llorar en la presencia de tu Padre? ¿Son esos los planes del Señor para ti?
No lo creo.
Sus planes para ti, son de bienestar y no de calamidad. Su Palabra declara miles de cosas buenas sobre ti. Fuiste hecho para marcar la diferencia, no para atascarte en un hoyo de tu vida por siempre. Es tiempo de sacudirte del pasado, deja de dar entrada a esas canciones, pláticas, hábitos, amistades, que no son lo mejor de Dios para ti. Es tiempo de avanzar.
La mejor historia de amor no se encuentra en una canción; fue escrita con sangre en una Cruz, justo en la cima del Calvario.
"Dedicarle canciones al corazón afligido es como echarle vinagre a una herida o como andar desabrigado en un día de frío" Proverbios 25:20 NVI
"Todo está permitido"-dicen algunos-. Si, pero no todo es conveniente. Y aunque "todo esté permitido", no todo ayuda al provecho espiritual" 1 Corintios 10:23 BLP
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