domingo, 12 de noviembre de 2017

Los Quebrantos de Salud Te Hacen Ver Al Cielo

Las últimas semanas han habido algunas cositas relacionadas a la salud de mi familia que me han preocupado. Primero, mi sobrinita de apenas seis meses de edad, ha estado enferma bien feo dos veces. A mi hermana y su esposo les ha tocado salir corriendo al médico con ella. Es muy doloroso ver a una bebé tan chiquita estar así de enferma. El sentimiento de impotencia es terrible.

Mi mamá fue a su control anual y en uno de los exámenes encontraron unas células raras, por llamarlas de alguna manera. Cuando la llamaron de la clínica de su ginecóloga para decirle que la doctora quería darle personalmente el resultado, nos pusimos nerviosas y todo tipo de cosas se cruzaron por nuestras mentes. Decidí acompañarla, llena de miedos por supuesto y lo que se nos informó fue que era necesario realizar un procedimiento más minucioso y tomar más muestras de tejido para hacer una segunda biopsia y sacar resultados más concluyentes. 

Yo siempre he padecido de dolores de cabeza, pero hace unos días tuve el más fuerte que yo recuerde. Era de noche y para resumir el cuento, mi esposo tuvo que llevarme a la sala de emergencias de un hospital, pues yo estaba realmente mal.

Mi esposo tiene algunos aspectos de su salud que debe cuidar también. Pero lo que más me pone nerviosa es una lesión en su espalda, que en los días malos es capaz de mantenerlo tirado en la cama sin poder hacer mayor movimiento.


Un día de éstos mientras hablaba con Dios, me daba cuenta que oro más fervientemente cuando hay quebrantos de salud. Lo sé, ¡qué mal! 

Cada vez que alguien que amo está enfermo me angustio mucho, me vuelvo muy pesimista y lucho con montones de pensamientos fatalistas y carentes de fe. Y no se diga cuando se trata de mí. 

Esa noche en el hospital yo estaba segura que me iba a dar un derrame cerebral, pues la combinación del dolor, las náuseas, el adormecimiento de mi cuerpo, la rigidez de mi cuello, las palpitaciones, etc, me hacían pensar que ya me estaban llamando en el cielo (ahora me da risa mi exageración, pero les aseguro que así me sentía).

Pero cuando lo medito bien, son situaciones como éstas las que me hacen recordar lo microscópica que soy y que en lo absoluto soy dueña de mi vida, ni mucho menos puedo controlar la de los demás, aunque se trate de mis seres queridos.

Por eso, si algo bueno sale de estos 'sustitos' es que rápidamente vuelvo mi mirada al cielo y empiezo a hablar con Dios, sencillamente porque son situaciones que no puedo controlar y necesito desesperadamente depender de Él.

Entiendo que Él en Su soberanía nos puede hacer pasar por una prueba de salud grande, pero créanme que le ruego cada vez, que siga teniendo misericordia de nosotros y no nos haga atravesar un desierto de esa naturaleza.


Así que si tú o alguien importante para ti están pasando por un quebranto de salud, te invito a meditar si es momento de volver tu mirada al cielo y orar un poco más (Santiago 5:16). Quizás ese 'sustito' es un movimiento de manos del Señor tratando de llamar tu atención. Quizás quiere que le dejes las preocupaciones o temores relacionados a este tema (1 Pedro 5:7). O simplemente quiere fortalecer tu fe y glorificarse.

Si de algo estoy segura, es que todo lo que pasa en nuestras vidas obrará para bien (Romanos 8:28).

Por cierto, la segunda biopsia de mi mamá salió negativa. Está limpia. Las 'células raras' desaparecieron. ¡Gloria a Dios!


"Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho" Santiago 5:16 RVR60

"Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias" Salmos 103:3 RVR60

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