martes, 14 de agosto de 2018

Una Cura para la Depresión

Leí el Salmo 77 hace poco y pude identificarme con el sentimiento que el salmista plasmó en los primeros versículos. Si lo lees detenidamente te darás cuenta que estaba muy triste, casi dándose por vencido y aduciendo que Dios parecía haberle abandonado:


"¿Me habrá rechazado para siempre el Señor?
¿Nunca más volverá a ser bondadoso conmigo?
¿Se ha ido para siempre su amor inigualable?
¿Han dejado de cumplirse sus promesas para siempre?
¿Se ha olvidado Dios de ser bondadoso?
¿Habrá cerrado de un portazo la entrada a su compasión?"                            (v. 7-9 NTV)


Me impactó que al leer los comentarios de mi Biblia de estudio* encontré que se describía a ese salmo como 'Una cura para la depresión'. No estaba equivocada, el salmista estaba realmente sumido en una profunda tristeza y desesperanza cuando escribía ese capítulo.

Sin embargo, a medio salmo, el autor da un drástico cambio y nos ofrece a testimonio propio, cuál es esa cura que le trajo alivio y fe:


"...Traeré, pues, a la memoria los años de la diestra del Altísimo. 
Me acordaré de las obras de Jehová;
Si, haré yo memoria de tus maravillas antiguas.
Meditaré en todas tus obras,
Y hablaré de tus hechos." (v. 10-12 RVR60)

1. Traer a memoria, acordarse de la fidelidad pasada de Dios y los milagros ya ocurridos.

¿No es cierto que las pruebas presentes tienen el poder de hacernos olvidar con facilidad las veces anteriores en las que el Señor fue fiel?  
Personalmente, me ayuda mucho escribir mis oraciones. Han habido ocasiones en las que sin explicar por qué, siento el fuerte deseo de volver a ojear esos cuadernos y libretas; y casi siempre termino llorando agradecida con el Señor por recordarme que nunca me ha fallado, que siempre se abrió una puerta, que las demoras valieron la pena, que la provisión llegó, que no quedé avergonzada.

Haz una pausa ahora mismo y enumera en tu mente (o mejor escríbelo!) los milagros más grandes que Dios ya hizo en tu vida. ¿Lo ves? Él es fiel.



2. Meditar en todas las obras de Dios.

Meditar es ir un poquito más allá que recordar. Meditar es detenerte a contemplar algo sin prisa, reflexionar con atención, interiorizarlo, personalizarlo. El salmista hizo eso; se detuvo a contemplar todas las bondades del Señor para con el pueblo de Israel. Completó el salmo con menciones de hechos poderosos de Dios en el pasado: el paso por el Mar Rojo, la protección en el desierto, la guía dada a Moisés y a Aarón, la demostración de Su poder con otros pueblos, etc.

¿Cuándo fue la última vez que meditaste en las obras de Dios en tu vida? ¿Has considerado recientemente dónde estarías si Su gracia no te hubiese alcanzado? ¿Has pensado por qué decidió salvarte a ti y no a otras personas que conoces? ¿Has reconocido las bendiciones que ya te dio y que realmente no merecías?


3. Hablar de Sus hechos.
Para Asaf, no bastó con recordar y meditar. Él decidió 'hablar', por ello escribió ese salmo; para dejar perpetua remembranza de lo poderoso y fiel que es nuestro Dios.

¿Podrías ser capaz de testificar a otros lo que Dios ha hecho antes en tu vida a pesar de lo dura prueba que atraviesas hoy? Creo que eso es fe, y eso le agrada a Él! (Hebreos 11:6)
¿Por qué no pruebas orar de manera diferente y empiezas a dar gracias por ese montón de hechos pasados en los que se manifestó Su amor y Su poder?  



Para mí, los meses posteriores a la muerte de mi papá fueron meses llenos de incertidumbre. Y últimamente me he sentido así de nuevo, navegando en medio de una neblina densa, sin saber para dónde voy o lo que tendré que enfrentar. Pero mi Dios en Su misericordia me ha llevado a recordar lo aturdida y deprimida que estuve cuando mi papá se fue repentinamente y cómo Él NUNCA dejó de mostrarse fiel. La neblina se fue disipando poco a poco, nuestra vida se acomodó de nuevo, pudimos salir adelante, fuimos testimonio del respaldo de Dios a muchas familias, Él nos sostuvo.

Por ello, creo firmemente que eso volverá a ocurrir. La neblina actual también se irá, mi vida encontrará el rumbo que Él quiere, saldré adelante, seré testimonio del respaldo y la restauración de Dios, todos verán como Su diestra invisible, pero poderosa, me ha sostenido.


¡El salmista tenía toda la razón! Esos tres 'tips' llenan de fe y ahuyentan el miedo y la depresión. Si Dios fue fiel en el pasado, volverá a serlo ahora.


Así que por muy triste que estés, por mucha neblina que haya frente a ti, por mucho que duela; te invito a probar esta cura bíblica. Aparta un tiempo, medita en Sus hechos pasados, enúmeralos (insisto...escríbelos!) y habla de ellos! Repítelos en oración las veces que sea necesario, cuéntale a otros también. 
Verás como la depresión se va, verás cómo te llenas de fe, verás como terminas con el corazón derramado delante del Señor agradeciendo por esa misericordia y gracia inmerecida y con la fortaleza necesaria para seguir esperando por esos nuevos milagros.



"¿Qué dios es tan grande como nuestro Dios? Tú eres el Dios que hace maravillas" Salmo 77:13-14

" Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron Sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es Tu fidelidad" Lamentaciones 3:22-23


*Biblia de Estudio MacArthur

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