No me canso de leer el libro de Salmos. Hace poco llamó mi atención el 137. Estoy segura que lo leí antes, pero esta vez el sentimiento que se transmite capturó mi alma y pude identificarme con él.
Este capítulo describe el lamento que el pueblo de Israel, cautivo en Babilonia, tenía. Ellos anhelaban su tierra, querían volver a Jerusalén, deseaban tener libertad para ir a su ciudad amada. La frase que más me impactó fue: "Colgamos nuestras arpas".
"Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos de Sión. Sobre los sauces en medio de ella colgamos nuestras arpas." (vv. 1-2)
Los babilonios incluso les pedían que cantaran sus canciones alegres (al parecer eran conocidas); pero los israelitas se rehusaban (v.3)
"¿Cómo cantaremos cántico de Jehová en tierra de extraños? (v.4)
Trata de imaginar: Habían perdido todo. No eligieron emigrar; los forzaron (2 Crónicas 36:17-21). Encima de eso, fueron llevados a una nación pagana, que no conocía ni amaba a Jehová como ellos. Y ya no tenían su templo para reunirse y adorar.
Las arpas eran un instrumento de alegría (Isaías 24:8). Pero ese salmo refleja la abrumadora tristeza, el duelo, el desánimo y la desesperanza que ellos sentían...al punto que decidieron colgarlas. No había razones para cantar, no encontraban motivos para sonreír o estar alegres, el gozo se había esfumado, su situación no merecía que una sola nota musical fuera emitida.
¿Qué hay de ti? ¿Ya te has sentido así? ¿Tu situación ha drenado tu alegría? ¿Te cuesta encontrar motivos para alabar? ¿Has colgado tu arpa?
Te entiendo. Hay pruebas en nuestra vida que nos hacen sentir así. Despiertas en la mañana y tratas de convencerte para levantarte. Luchas por encontrar motivos suficientes para seguir, para intentarlo una vez más, para continuar apretando los dientes, para mantener la fe...quizás tu panorama luce tan desolador como esos ríos en Babilonia donde el pueblo cautivo se sentaba a llorar (v.1). Pero una cosa que me ha sostenido en cada momento así es saber que mi situación es temporal y que tengo muchas promesas en Su Palabra de las cuales agarrarme mientras todo pasa.
Que tu dolor no te ciegue y te haga olvidar que tienes a un Dios fiel que sigue teniendo planes buenos para tu vida (Jeremías 29:11) y que cumplirá Su propósito en ti (Salmos 138:8). Aún si por ahora no encuentras razones para usar tu arpa y alabarle, debes saber que el tiempo de esta prueba pasará, tal y como ocurrió con este pueblo que pudo volver a su amada Sión (Esdras 1:1-4).
Mi oración es que cada día el Señor te dé motivos para tener gozo, que Él sea tu deleite y que la alegría de Su salvación no te sea quitada por nada. Tengo la certeza que pronto, Dios te dará tantas razones para que corras a descolgar tu arpa y le alabes de tal forma, que muchos se gozarán contigo y con Él por Su restauración.
Toma tu arpa. Prepárate para cantar.
"Cuando el Señor trajo a los desterrados de regreso a Jerusalén, ¡fue como un sueño! Nos llenamos de risa y cantamos de alegría. Y las otras naciones dijeron: <<Cuántas maravillas ha hecho el Señor por ellos>>. ¡Así es, el Señor ha hecho maravillas por nosotros! ¡Qué alegría! Restaura nuestro bienestar Señor, como los arroyos que renuevan el desierto. Los que siembran con lágrimas cosecharán con gritos de alegría. Lloran al ir sembrando sus semillas, pero regresan cantando cuando traen la cosecha" Salmo 126 NTV
sábado, 13 de octubre de 2018
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