sábado, 26 de enero de 2019

"Tu Papá no te quiere"

Gracias a Dios tengo la oportunidad de estar enseñando de nuevo en un aula. Y yo siempre he afirmado que los niños son los que mejores lecciones me dan. 

Así que esta semana escuché disimuladamente una plática entre un grupo de unos 6 chicos. El tema era sobre quién es el más enojado en casa, papá o mamá; y sobre los tipos de castigos que reciben. Cada uno fue hablando de su caso, pero era hora de despacho y se fueron yendo de a poco; por lo que al final sólo quedaron dos varones platicando.

La conversación fue más o menos de esta manera:

- En mi casa la enojada es mi mamá. Me cae bien mi papá...
- (Interrumpe) ¿Por qué te cae bien?
- Porque nunca me regaña, nunca me pega, nunca me grita...
- ¡Entonces no te quiere!
- (Callado...no pude ver su cara porque hubiera sido bien obvio que les estaba escuchando)
- Siii, no te quiere!! Porque si te quisiera, te corrigiera...

Me sorprendió la conclusión del segundo chico; sobre todo, porque conozco un poco a su papá y sé que es muy estricto y no le deja pasar nada. Y justo él, un niño con una disciplina bien establecida en casa afirmó muy convencido que una muestra de amor de los padres es que se nos corrija y discipline.

Me quedé pensando en esas palabras. Quizá mi alumno no usó el tono más amigable...pero lo que dijo está lleno de verdad.

"¿Acaso olvidaron las palabras de aliento con que Dios les habló a ustedes como a hijos? Él dijo:
<<Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor y no te des por vencido cuando te corrige. Pues el Señor disciplina a los que ama y castiga a todo el que recibe como hijo>>". Hebreos 12: 5-6


En mi caso,  cuando me encuentro en medio de una prueba siempre tiendo a pensar que el Señor me está disciplinando por algo. A pesar de tener años de ser cristiana, soy tentada a creer que los silencios y los "no" de Dios son su método de castigo. 
Pero estoy siendo enseñada a confiar en el carácter del Señor y a poner mi mirada en Quien es Él. Al final, Él también es un Padre y cualquiera que sea el propósito que tiene en mente para mi prueba, santificarme o disciplinarme, lo cierto es que tiene como fin algo bueno para mí.

Así que si crees que el amor de Dios se manifiesta solo cuando no te corrige y hay purititas bendiciones en tu vida, lamento decir que ese no es nuestro Padre. Puede permitirte temporadas de bienestar y bonanza, pero con frecuencia Él también va a dejar que las pruebas nos toquen para pulirnos, para sacar las impurezas del alma, para sanar nuestras relaciones, para tratar con nuestros pecados ocultos, para hacernos parecer un poquito más a Él.

Sé que es difícil, pero aceptemos la disciplina del Señor cuando llegue. Admitamos con humildad nuestras fallas, rindamos esas áreas en las que Él no gobierna y tengamos en mente que es nuestro Padre y nos ama con locura.


"Al soportar esta disciplina divina, recuerden que Dios los trata como a sus propios hijos. ¿Acaso alguien oyó hablar de un hijo que nunca fue disciplinado por su padre?" Hebreos 12:7

jueves, 10 de enero de 2019

Cómo Ayudar a Alguien Desempleado

Debido a una publicación reciente sobre el desempleo, varias personas me escribieron o me han hecho comentarios al respecto. Por eso quiero compartir ahora, ideas prácticas de cómo podemos bendecir a alguien que no cuenta con empleo, considerando que esta persona NO quiere o no buscó estar en esa condición.

1. Orar.
Suena lógico, pero por experiencia personal a muchos se nos olvida orar por las necesidades de otros, sobre todo si el desempleo ha durado mucho tiempo. Normalmente oramos con fervor cuando la prueba recién inicia, pero a medida va pasando el tiempo, no recordamos con frecuencia que hay un hermano necesitando provisión de un  trabajo y que no tiene para cubrir sus necesidades básicas o las de su familia. Lo primordial que podemos hacer por alguien desempleado es mantenerlo en nuestras oraciones cada día; y no solo orar porque Dios le dé un trabajo, sino también para que sea fortalecido (Salmo 37:39), para que el propósito de la prueba se cumpla (Salmo 138:8), para que su carácter se pula en ese proceso (Hebreos 12:11), para que conozca a Dios mejor, para que su fe no decrezca (Lucas 22:32), para que se suplan sus necesidades materiales (Filipenses 4:19), etc.


2. Ser de edificación.
Hay gente que nos quiere genuinamente y en su afán de animarnos, nos dicen muchas cosas que no edifican.
Agradezco a aquellos que me han "predicado", incluso a aquellos que me han insinuado que estoy en pecado. La verdad es que hasta que estás atravesando ese camino, se pueden entender las luchas de fe que  se enfrentan. 
Varias personas han sido más pragmáticas y me han dicho que me ubique en la realidad del país, pues acá todo mundo debe esperar de uno a dos años para poder encontrar una plaza. (¿No se dan cuenta que eso es como decirle a un enfermo de cáncer: "Mira, el 95% de la gente que padece de tu tipo de cáncer se muere, así que ubícate y no tengas tantas expectativas"?). Y lo más triste de esto, es que algunos son hermanos en la fe. Así que mi cerebro da vueltas tratando de entender por qué mis hermanos no me estaban animando o abonando a mi fe. ¿No se nos ha enseñado que Dios lo puede todo y es Dios de imposibles? ¿Debo dejar mi fe de un lado y "ubicarme" en la realidad en vez de en el Señor?

Si quieres ayudar a alguien sin empleo, escúchale, pregunta si puedes hacer algo por él/ella, mántente en comunicación ocasional para mostrarle que estás ahí, recuérdale quien es Dios y oren juntos por teléfono o en persona. (Yo doy gracias al Señor porque he tenido ese tipo de personas en mi vida...no saben cuánto ayuda!)


3. Ayudar de forma práctica.
Con algo tan simple como reenviar la hoja de vida de esa persona a todos tus contactos, alertarle sobre cualquier plaza disponible que conozcas, animarle a iniciar un proyecto de emprendimiento o trabajar de forma independiente...todas ellas son cosas prácticas y fáciles que podemos hacer por aquellos que estimamos y atraviesan una condición de desempleo.

He sabido de personas que han recibido compras del supermercado, útiles escolares para sus hijos, ofrendas y otro tipo de bendiciones que Dios les manda a través de familiares y/o amigos. Personalmente he sido sorprendida al ser recipiente de provisiones milagrosas, las cuales agradezco infinitamente. Por lo que si el Señor te mueve genuinamente a bendecir a alguien desempleado de forma material no dudes en hacerlo (Santiago 2:15-16).



Todos conocemos o conoceremos a alguien sin empleo. Probablemente en nuestras iglesias hay hermanos así y lo ignoramos. Lo importante es que a partir de ahora seamos un poco más sensibles a las necesidades que atraviesan y pongamos en práctica algunas de estas cosas para bendecirles. 

Créeme; una palabra de aliento, mostrarse empático, una oración y otros actos sencillos como esos, pueden darle esperanza a tu hermano en medio de días de incertidumbre y preocupación por la ausencia de trabajo.

Somos el cuerpo de Cristo, interesémonos más por ellos y estemos presentes en su tiempo de necesidad.


"Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros, y obedezcan de esa manera la ley de Cristo." Gálatas 6:2