domingo, 14 de junio de 2020

Cuarentena Parte 4: Orar o Morir

Varios amigos muy cercanos y muy queridos han recibido suspensión en sus contratos de trabajo o reducción de sus salarios, debido a la situación actual.

Algunos conocidos han sido contagiados con el virus y han pasado o están pasando días difíciles.

Una de mis mejores amigas está varada en otro país junto a su nena de 4 años y sus padres adultos mayores; y por ahora no se ve cercano su regreso.

Mi mamá no trabaja desde hace 3 meses exactos y eso ha impactado fuertemente en nuestra economía familiar, como muchos otros casos.

El domingo 31 de mayo casi no dormí. Las fuertes lluvias y un viento que jamás había escuchado me mantuvieron alerta casi toda la madrugada. Las horas iban pasando y las noticias se actualizaban con los desastres causados por la tormenta Amanda. Una semana entera de lluvias es demasiado para un país tan frágil como el mío.


"Pero Tú eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros; porque rectamente has hecho, mas nosotros hemos hecho lo malo" Nehemías 9:33


Desde que inició la cuarentena, Dios me ha estado llamando a orar. Pero indudablemente este llamado ha sido más fuerte en estas últimas semanas.

Sé que los tiempos de prueba nos hacen orar más; pero debemos tener claro que no solo se trata de orar para que el virus no llegue a nuestra familia. La oración no es un un amuleto que sirve para ahuyentar los males; no, la oración es un llamado a interceder, a derramar el corazón por las necesidades a nuestro alrededor y para reconocer que el Único que puede con todo lo que está pasando es el Señor.

Estoy convencida que parte del propósito de Dios para Sus hijos en medio de esta pandemia es mostrarnos que a pesar de que hemos vivido años siendo fríos en nuestra disciplina de oración, ha llegado el momento en que reconozcamos que no hay otra forma de sobrellevar esta temporada más que doblando nuestras rodillas...y nuestro ego.
                                                                             
NADIE lo sabía. NADIE ha encontrado una solución aún. NADIE puede darnos una fecha para que esto termine. Pero conocemos al que tiene todas las respuestas, al Soberano, al que sigue gobernando el universo, entonces ¿no sería absurdo tratar de vivir esta etapa sin buscarle?

"Este es el consejo que está acordado sobre toda la tierra, y esta, la mano extendida sobre las naciones. Porque Jehová de los ejércitos lo ha determinado, ¿y quién lo impedirá? Y su mano extendida, ¿quién la hará retroceder?" Isaías 14:26-27


Yo soy experta en llenarme de ansiedad con facilidad y estos meses he tenido varios días al límite. Mi alma se ha angustiado por tanto ruido en los medios de comunicación, en las redes sociales y en la boca de la gente; pero el Señor ha estado allí, mostrándome que no hay otra forma, que es en Su presencia solamente donde mi alma puede ser calmada y guardar silencio mientras espera en Él (Salmo 62:5).  

"Él es el que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros, porque para siempre es Su misericordia" Salmo 136:23


Si no podía antes con la rutina y el estrés habitual de un día "normal", mucho menos podría llevar esta temporada de incertidumbre si no oro, si no me congrego virtualmente, si no intercedo con mi grupo de oración y compartimos nuestras cargas. La respuesta no cambia: orar, orar y orar.

¿Qué tiene a tu alma ansiosa hoy? Corre a Su presencia. La única garantía para sobrevivir y enfrentar este tiempo es orando, quizás como nunca antes lo hemos hecho.


"Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová" Salmo 27:8

"Pero en el tiempo de su tribulación clamaron a Ti, y Tú desde los cielos los oíste" Nehemías 9:27

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