lunes, 22 de junio de 2020

Gracias por llevarte a mi papi

Hace 14 años una llamada telefónica cambió nuestra vida para siempre. Un accidente de tránsito, pérdida total del vehículo y un adiós para el que no estábamos listos.

Hoy me desperté con las memorias revoloteando en mi cabeza, no quería salir de la cama, pero me urgía hablar con Dios. Solo me senté y sentí que me decían: Da gracias solamente.

Busqué música y lo primero que encontré fue el vídeo de un cantante cristiano hablando del agradecimiento en una sesión acústica desde su casa en cuarentena. No era casualidad, Dios quería que le agradeciera y nada más.

Empecé a escribir, pues es mi vía de comunicación más natural. Reviví muchas escenas de ese día, pero el Señor me guió para enumerar las cosas por las que estaba agradecida, luego de la partida de mi papá.
                                           
Su fidelidad, Su provisión, Su protección, Su fortaleza, Su presencia constante, Su amor incambiable, Su rol de papá y esposo, Sus promesas que son verdad, Su sanidad, Su consuelo, Su sustento, Su voz.

Siempre testifico que conocí mucho más al Señor después de decirle adiós a mi papi. Estoy convencida que hay cambios que no ocurren, a menos que sea mediante el dolor. Veo para atrás y el rastro de la mano de Dios está en todo momento y en cada detalle. 

Sigo teniendo instantes en los que me pregunto porqué mis hermosos sobrinos no pudieron tener a su abuelo, o porqué mi mami tiene que envejecer sola, o porqué no se pudo fundar su iglesia filial soñada en Sonsonate, o porqué no pudimos devolverle un poco de lo mucho que siempre nos proveyó. Pero termino siempre agachando la cabeza y reconociendo que Dios es Soberano y que Sus planes nunca dejaron de ser buenos, ni con la muerte.

Escribo esto para aquellos que están llenos de dolor actualmente. Estoy aquí para decirte que el amor de Dios es mayor que tu sufrimiento y que Él puede con tu duelo. Él se conmueve con los que lloramos por alguien que perdimos (Juan 11:33, 35), hasta puedo afirmar que Él respeta nuestro luto y no nos pide ser fuertes o tener fe. No, simplemente permanece cerca (Salmos 34:18), guarda silencio cuando hay que guardarlo, te abraza y recoge una a una tus lágrimas y las guarda en un frasco que lleva tu nombre (Salmos 56:8).

Si alguien me hubiera dicho en el 2006, que algún día yo escribiría para agradecerle al Señor por la muerte de mi papá, yo probablemente me hubiera enojado y hubiera dicho un par de insultos. Y aunque no soy nadie para cuestionar a nuestro Dios, ahora entiendo que como siempre, Sus caminos son mejores que los míos (Isaías 55:9) y que sigue teniendo mi bienestar en mente (Jeremías 29:11).

Y confío en Su bondad, por eso te garantizo que permaneciendo cerca de Él, llegará un momento en el que también agradecerás por todo lo que Él está haciendo en tu vida en medio de la tristeza, la desesperanza y el dolor.

Descansemos en nuestro Dios, que es la roca de nuestro corazón y nuestra porción para siempre (Salmos 73:26).


"El Señor está cerca para salvar a los que tienen el corazón hecho pedazos y han perdido la esperanza". Salmo 34:18 

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