Hace un par de semanas asistí al concierto de la Orquesta Sinfónica Juvenil. Estuvo precioso. El teatro se llenó y como llegué justo a la hora, me tocó sentarme en primera fila. Unos minutos después vi entrar una pareja de señores mayores que tenían un poco de dificultad para caminar en el lugar a media luz. Inmediatamente reconocí a la pareja. Se trataba de la que fue la Directora del colegio en el que estudié mi educación básica y su esposo, un gran maestro en materia de música en nuestro país. Ellos también se sentaron en la primera fila.
Al terminar el concierto, pensé varias veces si era correcto que yo me acercara a saludar a la "Sra. Rhina". Y me detuve porque concluí que ella de todas maneras no se acordaría de mí. Cuando ya había tomado mis cosas para irme, decidí regresar y sin pensarlo mucho me acerqué a ella.
Mi sorpresa fue que ella al instante que me vio hizo una cara de asombro y me tomó las dos manos. Yo le dije:
- Sra. Rhina quizá usted no se acuerde de mí, pero yo estudié en su colegio y....
- ¡Maeda!. Me gritó.
Yo me quedé boquiabierta porque no podía creer que ella recordara mi apellido. De inmediato empezó a preguntarme por cada uno de mis hermanos y por mi mamá. Yo rápidamente la puse al día con la vida de todos. Y ella seguía sosteniendo mis manos.
Me despidió con una gran ternura y me pidió que saludara a toda mi familia.
Al salir de ahí me quedé pensado en la bonita sorpresa que me llevé. Ella realmente SABÍA quién era yo. Me identifió por mi apellido al menos. Considerando que trabajó más de 25 años en el colegio y que conoció a miles de familias, ella se ACORDABA de mí.
Creo que lo mismo pasa con Dios. No importa cuán alejados hayamos estado ni todo lo malo que podamos haber hecho. Quizá a la hora de necesitar su ayuda, dudemos en buscarle porque creemos que no nos va a escuchar o no nos va a ver como Sus hijos. Creo que si bien es cierto sabemos que Él todo lo sabe, dudamos que nos conozca tan íntimamente, sobre todo si hemos estado lejos.
En ocasiones, a pesar que creo que Dios es omnisciente, he pensado que quizá se ha olvidado de aquellas pláticas que un día tuvimos, de los sueños que tengo, de mis peticiones, etc. Pero una y otra vez, Él me ha demostrado que SABE quién soy, con todo lo malo, lo bueno y lo feo. Y se ACUERDA de mí todo el tiempo, aún si la he regado y he vivido épocas de mi vida alejada de Él.
Si has estado dudando en acercarte a Dios por la razón que sea, te animo a no posponerlo más y seguramente te vas a sorprender cuando lo único que encuentres será una cara de alegría, ternura y sobre todo cuando estés tratando de justificarte o decir algo, te interrumpirá ese grito :"¡Dome!" (pon tu nombre aquí). En ese momento sabrás que el Dueño del Universo te conoce.
"¿Acaso puede una madre olvidar o dejar de amar a su hijo? Y aunque ella lo olvidara,
yo no me olvidaré de ti. Yo te llevo grabado como un tatuaje en mis manos, siempre tengo presentes tus murallas" Isaías 49:15-16
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