Estoy sola, sentada en un hospital sintiendo un montón de emociones revueltas. Mi hermana acaba de ser llevada al quirófano para ser intervenida por un problema en su esófago. Un problema que nos llegó repentinamente y nos ha hecho correr entre doctores y exámenes.
En dos días más cumpliré cuatro años de haber pasado por una cirugía. Pero lo que sentí en aquella ocasión no se compara a lo que he sentido estos días. Recuerdo que sí estuve nerviosa y ansiosa; pero hoy, el sentir es totalmente diferente. Creo que los miedos porque le pase algo a tus seres amados es más grande que el miedo a que te pase algo a tí mismo.
He hablado mucho con Dios respecto a la salud de mi hermana en las últimas semanas. Y lo que con más frecuencia siento que Él me ha dicho es: No temas. Yo estoy con ella. Yo la ayudo. Tengo un gran plan en mente.
Ahora, sentada acá, cuando parece que los minutos son horas, entiendo que hay situaciones en la vida donde te das cuenta lo limitado que el ser humano es. En ocasiones como ésta, no te queda más que confiar en Aquel que todo lo sabe y todo lo puede. Todos quisiéramos estar con mi hermana en el quirófano, asegurándonos que los doctores están haciendo bien las cosas, y la sensación de impotencia es gigantesca, porque entiendes que simplemente hay eventos en la vida en los que tu capacidad se acaba, y no tienes más remedio que poner en las manos del Señor lo que más amas y valoras.
Mientras escribo, escucho esa canción que Dios ha usado estos días para darme paz: Estoy confiando Señor en Ti, Tú eres Fiel Señor, tan Fiel a mí. Nunca me has dejado, aunque débil soy, estoy confiando Señor en Ti...Si el sol llegara a oscurecer y no brille más, yo igual confío en el Señor, Él no va a fallar.
Fui la designada para dirigir una oración por mi hermana antes de que una enfermera se la llevara. Nos enlazamos por teléfono con mi hermano que vive fuera del país y juntos como familia oramos por ella. Mientras lo hacíamos, las imágenes que venían a mi mente eran todas de Dios parado al lado de la mesa de operación, dirigiendo todo y dándole paz a mi hermana con Su sola Presencia.
Acá donde estoy he recordado el compromiso que Dios hizo con mi familia cuando mi papi se fue al cielo. Desde ese instante, Dios se convirtió en el Papá de mis hermanos y mío. Ahora, me da mucha paz que Él está cumpliendo su compromiso y está con mi hermana adentro del quirófano.
Hemos invocado Su ayuda, reconociendo que estamos limitados. La vida y la salud de mi hermana está en Sus manos. Confío en Su Palabra, descanso en Sus Promesas. Y es en este tiempo a solas que parece que Dios está diciéndome una y otra vez: Ya me conoces. Sabes quién soy. Siempre he estado con ella. Hoy no es la excepción.
Mi respuesta es: Te conozco, sé quien eres. Sé que siempre has estado con ella, sé que hoy no es la excepción.
Y de una forma inexplicable, en este silencio terrible, la angustia en el pecho simplemente se va, mi mente se invade con imágenes de mi hermana retomando su vida normal y una sensación de descanso llega....Ya la he sentido antes, supongo que se llama paz.
"Les doy la paz, Mi propia Paz, que no es como la paz que se desea en este mundo. No se preocupen ni tengan miedo" Juan 14:27 TLA
"Él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores" Isaías 53:4 DHH
"De pronto, un hombre que tenía lepra se acercó a Jesús, se arrodilló delante de él y le dijo:
- Señor, yo sé que Tú puedes sanarme. ¿Quieres hacerlo?.
Jesús puso la mano sobre él y le contestó:
- ¡Quiero hacerlo! ¡Ya estás sano!
Y el hombre quedó sano de inmediato" Mateo 8:2-3 TLA
jueves, 27 de febrero de 2014
viernes, 14 de febrero de 2014
Carta Para Una Mujer Cristiana Enamorada De Un Hombre No Cristiano
A los que siguen mi blog: Este es un Día de San Valentín diferente para mí. Esta mañana al despertar llegaron pensamientos tristes; pero mi lectura del día decía que hoy hiciera algo que pudiera bendecir a otros, algo que pudiera llevar amor al menos a una persona. Este es mi regalo.
CARTA PARA UNA MUJER CRISTIANA ENAMORADA DE UN HOMBRE NO CRISTIANO.
Hola. Yo crecí en una familia cristiana y en una iglesia y siempre tuve claro que la voluntad de Dios para mi vida era que me casara con un hombre que lo amara a Él por sobre todas las cosas. Un yugo igual.
Si actualmente estás saliendo o estás en una relación con un hombre que no tiene una relación personal con Jesús, quiero decirte que te entiendo, he estado ahí. Me he arriesgado a sostener una relación con alguien que vivía su vida en base a "valores". Sus cualidades y forma de ser me cautivaron. Y si a eso le sumas que estoy en mis 30´s y estoy soltera, obviamente fue fácil que en algún momento perdiera mi enfoque y me desviara por así decirlo.
Quisiera decirte que no pierdas la esperanza, que sigas orando, que sigas luchando, que ayunes si es necesario, por la conversión del hombre que amas. Quisiera decirte que vale la pena correr el riesgo y que Dios bendice tu relación. Quisiera decirte que la fe mueve montañas y si tú te mantienes firme en ella, algún día, tarde o temprano, verás el milagro suceder. Quisiera decirte que bajar tus estándares un poco no es perjudicial y que involucrarte en su mundo y estilo de vida no te va a afectar. Quisiera decirte que si eres compatible con él en carácter, metas, puntos de vista, gustos, amor por la familia y cosas así, no importa si en la fe son distintos. Quisiera decirte que si él te hace sentir amada, valorada y te respeta, es suficiente para continuar. Quisiera decirte que no te preocupes por cómo será tu futuro con él y que disfrutes del presente a su lado. Quisiera decirte que esos amigos y familiares que no aprueban al 100% tu relación porque él no es cristiano están equivocados y que Dios les va a demostrar que vas a tener éxito y ser feliz. Quisiera decirte que aunque él no quiera ir contigo a la iglesia, eso no significa que no te ame o que no eres importante para él. Quisiera decirte que siempre y cuando él no te prohíba o te estorbe en tu relación con Dios y tu involucramiento en la iglesia, tienes luz verde para continuar. Quisiera decirte que no saldrás herida ni te va a doler cuando la relación se complique o termine.
Pero lamentablemente no puedo decirte eso.
No quiero predicarte ni juzgarte, solo quiero decirte en base a mi experiencia, que estás corriendo demasiado riesgo, estás en una zona de peligro y no hay garantía de salir ilesa.
Hace casi dos años un hombre puso sus ojos en mí. Creo que eso fue lo más significativo. Él fue atraído hacia mí y no al revés. Él se acercó. Yo no busqué. Repentinamente tenía a alguien interesado en mí.
Él es un hombre súper inteligente, atractivo, de buena familia, profesional, capaz de hacerte sentir la mujer más segura y bella del mundo, que refleja una auto confianza sorprendente y apasionado por lo que hace. El detalle es que él vive una vida basada "en valores."
¿Qué te puedo decir? Me cautivó. Salimos poco tiempo. Empezamos a conocernos. Comencé a emocionarme. Le comenté a los amigos más cercanos y a mi familia. Hablé con Dios al respecto. Y me permití sentirme cortejada, perseguida y consentida. Al fin y al cabo, eso no es pecado, ¿verdad?
Siempre habían temores dentro de mí pensando si estaba haciendo bien. Hasta pedí una cita con mis pastores, según yo eso hacía el asunto más espiritual.
Al final, en cuestión de semanas yo ya había iniciado una relación que se volvió formal al presentarnos mutuamente con nuestros padres, demás familia y amigos. Todo pasó tan rápido. En unos meses ya hasta hablábamos del futuro, de cómo modificar una casa para que mi mamá pudiera vivir cerca de nosotros y cosas de esa naturaleza que como mujer te llevan hasta las nubes en un segundo.
Pero cuando hablábamos de Dios, de mi iglesia, de las creencias de mi familia, de ciertas prácticas que él veía como normales y yo no; habían abismos en nuestras opiniones, puntos de vista, criterios para decidir, estándares de vida, etc.
Yo siempre oraba por mi relación y le pedía a otros que lo hicieran. Creía que después de orar tantas horas le torcería el brazo a Dios e iba a recibir Su aprobación. Pero debo ser honesta, nunca la recibí.
Poco a poco me daba cuenta de las diferencias gigantescas que habían entre su mundo basado en "valores" y el mío basado en una relación personal con Jesús. Pero eso me lo guardaba, mantuve la esperanza por meses creyendo que algo podía pasar en Él y de una manera mágica iba a ir a la iglesia conmigo y conocer a Dios como yo. Eso nunca pasó. Es más, debo decir con mucha tristeza, que él me atrajo más a su mundo de lo que yo le atraje al mío. Lo hice para complacerlo, para llevar la fiesta en paz, para que viera que los cristianos no somos cuadrados, etc, etc.
La relación terminó súbitamente. Y la terminó él con argumentos absurdos que no viene al caso mencionar; pero que dejaron evidencia de su verdadera naturaleza. Sólo para que tengas una idea, exactamente al mes de haber terminado conmigo, él estaba publicando una foto con su nueva novia. Sé que como mujer entiendes lo que tuve que atravesar.
Comencé un proceso de sanidad y recuperación en el cual aprendí muchas cosas. Me acerqué a Dios como tenía años de no hacerlo. Pero también me quedé con varias lecciones. Entre ellas, que las leyes espirituales SIEMPRE se cumplen. Nos guste o nos duela, si Dios y Su Palabra dicen algo sobre las relaciones, eso no va a cambiar aunque lloremos, pataleemos, hagamos berrinche o negociemos con Él.
Otra de las lecciones que aprendí, quizá la más importante, es que Dios me AMA. Si, parece sencillo; pero esa es la verdad más poderosa que el ser humano puede conocer. Y fue en medio de los días más negros y las noches más solitarias que lo entendí. Aunque la culpa estaba presente por haber bajado mis estándares, por haber traicionado mi relación con el Señor, por haber dudado que Él era bueno y que tiene a alguien para que sea mi compañero, por no haber confiado lo suficiente en Él como para esperar y no dejarme ir en caída libre en una relación de ese tipo. Pero Su voz de Amor fue más fuerte. Una y otra vez, en ocasiones hasta varias veces por día, me recordaba que estaba ahí, que entendía mi dolor, que estaba trabajando en restaurarme y que Sus planes para mi vida seguían vigentes no importando mi gran metida de pata.
Yo sé que dentro de ti está esa voz que te dice en silencio que eso no está bien, que tu relación con ese hombre no es lo que Dios anhela para ti. Sé que en los momentos a solas, hay cierta incomodidad en tu interior cuestionando tu relación con alguien que no ama a Dios como tú lo haces. Sé que tienes miedo sobre el futuro y te preguntas cómo será tenerlo como esposo y como padre de tus hijos, y quieres pensar que él te va a permitir construir una familia donde Dios será el centro. Sé que aunque no lo admitas ante alguien, usualmente ignoras señales que te demuestran que él no es lo mejor para ti. Sé que prefieres pensar en otra cosa antes de pensar en terminar tu relación. Sé que lo amas, sé que no ves tu vida sin él. Sé que piensas que tú eres la excepción y que tu historia tendrá un final feliz. Y yo de todo corazón deseo que verdaderamente seas feliz.
Por eso, en este Día del Amor te invito a confiar en el Ser que te ama más que nadie. Si has estado siendo cortejada por un hombre cuya prioridad no es Dios, o incluso si ya estás en una relación con él, te pido que le des una oportunidad a nuestro romántico Dios. Déjale hacer Su Voluntad en tu vida. Deja de luchar. Ríndete.
Probablemente esto traiga mucho dolor a tu vida, pero te aseguro que es un dolor temporal comparado con el dolor de vivir tu vida entera sintiéndote miserable por no haber esperado en el tiempo y la voluntad de tu Padre Celestial. Y si ese dolor llega, te garantizo que vas a sentirle más cerca que nunca, porque Él es así, no se separa de aquella hija Suya que sufre hasta que duele por obedecerle y confiar en Su Voluntad.
Que este sea un San Valentín inolvidable para ti.
Con Cariño.
Dome
"No se unan ustedes en un mismo yugo con los que no creen. Porque ¿qué tienen en común la justicia y la injusticia? ¿O cómo puede la luz ser compañera de la oscuridad?" 2 Corintios 6:14 (DHH)
"El Señor está cerca, para salvar a las que tienen el corazón hecho pedazos y han perdido la esperanza" Salmos 34:18 (DHH)
"Yo les daré consuelo: convertiré su llanto en alegría, y les daré una alegría mayor que su dolor" Jeremías 31:13 (DHH)
SI TE SIENTES IDENTIFICADA Y DESEAS COMENTARLO PUEDES ESCRIBIRME A destellosblog@gmail.com
CARTA PARA UNA MUJER CRISTIANA ENAMORADA DE UN HOMBRE NO CRISTIANO.
Hola. Yo crecí en una familia cristiana y en una iglesia y siempre tuve claro que la voluntad de Dios para mi vida era que me casara con un hombre que lo amara a Él por sobre todas las cosas. Un yugo igual.
Si actualmente estás saliendo o estás en una relación con un hombre que no tiene una relación personal con Jesús, quiero decirte que te entiendo, he estado ahí. Me he arriesgado a sostener una relación con alguien que vivía su vida en base a "valores". Sus cualidades y forma de ser me cautivaron. Y si a eso le sumas que estoy en mis 30´s y estoy soltera, obviamente fue fácil que en algún momento perdiera mi enfoque y me desviara por así decirlo.
Quisiera decirte que no pierdas la esperanza, que sigas orando, que sigas luchando, que ayunes si es necesario, por la conversión del hombre que amas. Quisiera decirte que vale la pena correr el riesgo y que Dios bendice tu relación. Quisiera decirte que la fe mueve montañas y si tú te mantienes firme en ella, algún día, tarde o temprano, verás el milagro suceder. Quisiera decirte que bajar tus estándares un poco no es perjudicial y que involucrarte en su mundo y estilo de vida no te va a afectar. Quisiera decirte que si eres compatible con él en carácter, metas, puntos de vista, gustos, amor por la familia y cosas así, no importa si en la fe son distintos. Quisiera decirte que si él te hace sentir amada, valorada y te respeta, es suficiente para continuar. Quisiera decirte que no te preocupes por cómo será tu futuro con él y que disfrutes del presente a su lado. Quisiera decirte que esos amigos y familiares que no aprueban al 100% tu relación porque él no es cristiano están equivocados y que Dios les va a demostrar que vas a tener éxito y ser feliz. Quisiera decirte que aunque él no quiera ir contigo a la iglesia, eso no significa que no te ame o que no eres importante para él. Quisiera decirte que siempre y cuando él no te prohíba o te estorbe en tu relación con Dios y tu involucramiento en la iglesia, tienes luz verde para continuar. Quisiera decirte que no saldrás herida ni te va a doler cuando la relación se complique o termine.
Pero lamentablemente no puedo decirte eso.
No quiero predicarte ni juzgarte, solo quiero decirte en base a mi experiencia, que estás corriendo demasiado riesgo, estás en una zona de peligro y no hay garantía de salir ilesa.
Hace casi dos años un hombre puso sus ojos en mí. Creo que eso fue lo más significativo. Él fue atraído hacia mí y no al revés. Él se acercó. Yo no busqué. Repentinamente tenía a alguien interesado en mí.
Él es un hombre súper inteligente, atractivo, de buena familia, profesional, capaz de hacerte sentir la mujer más segura y bella del mundo, que refleja una auto confianza sorprendente y apasionado por lo que hace. El detalle es que él vive una vida basada "en valores."
¿Qué te puedo decir? Me cautivó. Salimos poco tiempo. Empezamos a conocernos. Comencé a emocionarme. Le comenté a los amigos más cercanos y a mi familia. Hablé con Dios al respecto. Y me permití sentirme cortejada, perseguida y consentida. Al fin y al cabo, eso no es pecado, ¿verdad?
Siempre habían temores dentro de mí pensando si estaba haciendo bien. Hasta pedí una cita con mis pastores, según yo eso hacía el asunto más espiritual.
Al final, en cuestión de semanas yo ya había iniciado una relación que se volvió formal al presentarnos mutuamente con nuestros padres, demás familia y amigos. Todo pasó tan rápido. En unos meses ya hasta hablábamos del futuro, de cómo modificar una casa para que mi mamá pudiera vivir cerca de nosotros y cosas de esa naturaleza que como mujer te llevan hasta las nubes en un segundo.
Pero cuando hablábamos de Dios, de mi iglesia, de las creencias de mi familia, de ciertas prácticas que él veía como normales y yo no; habían abismos en nuestras opiniones, puntos de vista, criterios para decidir, estándares de vida, etc.
Yo siempre oraba por mi relación y le pedía a otros que lo hicieran. Creía que después de orar tantas horas le torcería el brazo a Dios e iba a recibir Su aprobación. Pero debo ser honesta, nunca la recibí.
Poco a poco me daba cuenta de las diferencias gigantescas que habían entre su mundo basado en "valores" y el mío basado en una relación personal con Jesús. Pero eso me lo guardaba, mantuve la esperanza por meses creyendo que algo podía pasar en Él y de una manera mágica iba a ir a la iglesia conmigo y conocer a Dios como yo. Eso nunca pasó. Es más, debo decir con mucha tristeza, que él me atrajo más a su mundo de lo que yo le atraje al mío. Lo hice para complacerlo, para llevar la fiesta en paz, para que viera que los cristianos no somos cuadrados, etc, etc.
La relación terminó súbitamente. Y la terminó él con argumentos absurdos que no viene al caso mencionar; pero que dejaron evidencia de su verdadera naturaleza. Sólo para que tengas una idea, exactamente al mes de haber terminado conmigo, él estaba publicando una foto con su nueva novia. Sé que como mujer entiendes lo que tuve que atravesar.
Comencé un proceso de sanidad y recuperación en el cual aprendí muchas cosas. Me acerqué a Dios como tenía años de no hacerlo. Pero también me quedé con varias lecciones. Entre ellas, que las leyes espirituales SIEMPRE se cumplen. Nos guste o nos duela, si Dios y Su Palabra dicen algo sobre las relaciones, eso no va a cambiar aunque lloremos, pataleemos, hagamos berrinche o negociemos con Él.
Otra de las lecciones que aprendí, quizá la más importante, es que Dios me AMA. Si, parece sencillo; pero esa es la verdad más poderosa que el ser humano puede conocer. Y fue en medio de los días más negros y las noches más solitarias que lo entendí. Aunque la culpa estaba presente por haber bajado mis estándares, por haber traicionado mi relación con el Señor, por haber dudado que Él era bueno y que tiene a alguien para que sea mi compañero, por no haber confiado lo suficiente en Él como para esperar y no dejarme ir en caída libre en una relación de ese tipo. Pero Su voz de Amor fue más fuerte. Una y otra vez, en ocasiones hasta varias veces por día, me recordaba que estaba ahí, que entendía mi dolor, que estaba trabajando en restaurarme y que Sus planes para mi vida seguían vigentes no importando mi gran metida de pata.
Yo sé que dentro de ti está esa voz que te dice en silencio que eso no está bien, que tu relación con ese hombre no es lo que Dios anhela para ti. Sé que en los momentos a solas, hay cierta incomodidad en tu interior cuestionando tu relación con alguien que no ama a Dios como tú lo haces. Sé que tienes miedo sobre el futuro y te preguntas cómo será tenerlo como esposo y como padre de tus hijos, y quieres pensar que él te va a permitir construir una familia donde Dios será el centro. Sé que aunque no lo admitas ante alguien, usualmente ignoras señales que te demuestran que él no es lo mejor para ti. Sé que prefieres pensar en otra cosa antes de pensar en terminar tu relación. Sé que lo amas, sé que no ves tu vida sin él. Sé que piensas que tú eres la excepción y que tu historia tendrá un final feliz. Y yo de todo corazón deseo que verdaderamente seas feliz.
Por eso, en este Día del Amor te invito a confiar en el Ser que te ama más que nadie. Si has estado siendo cortejada por un hombre cuya prioridad no es Dios, o incluso si ya estás en una relación con él, te pido que le des una oportunidad a nuestro romántico Dios. Déjale hacer Su Voluntad en tu vida. Deja de luchar. Ríndete.
Probablemente esto traiga mucho dolor a tu vida, pero te aseguro que es un dolor temporal comparado con el dolor de vivir tu vida entera sintiéndote miserable por no haber esperado en el tiempo y la voluntad de tu Padre Celestial. Y si ese dolor llega, te garantizo que vas a sentirle más cerca que nunca, porque Él es así, no se separa de aquella hija Suya que sufre hasta que duele por obedecerle y confiar en Su Voluntad.
Que este sea un San Valentín inolvidable para ti.
Con Cariño.
Dome
"No se unan ustedes en un mismo yugo con los que no creen. Porque ¿qué tienen en común la justicia y la injusticia? ¿O cómo puede la luz ser compañera de la oscuridad?" 2 Corintios 6:14 (DHH)
"El Señor está cerca, para salvar a las que tienen el corazón hecho pedazos y han perdido la esperanza" Salmos 34:18 (DHH)
"Yo les daré consuelo: convertiré su llanto en alegría, y les daré una alegría mayor que su dolor" Jeremías 31:13 (DHH)
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miércoles, 12 de febrero de 2014
TEMOR (Toda Evidencia Mentirosa que Oculta la Realidad)
Mi papá nació en un pueblo llamado Guaymango, que pertenece a Ahuachapán. Era usual que pasáramos las vacaciones allá cuando mis hermanos y yo estábamos pequeños. Casi siempre nos hospedábamos en la casa de una tía, la tía Delmy. Esa casa era una típica casa de pueblo: grande, con muchos cuartos, con tejas en buena parte del techo, con animales dentro, etc.
Por un tiempo, cada vez que llegábamos nos tocaba a mi hermana y a mí dormir en el cuarto de mis primas, quienes ya eran jovencitas en ese momento.
A mí me encantaba ir a Guaymango. Primero porque salíamos de la rutina, luego porque comíamos bastante y de todo lo que queríamos y también porque nos consentían mucho. Pero había una cosa que no me gustaba, usualmente cuando llegaba la noche. Y era que el baño de esa casa quedaba afuera, en el patio. Y si yo quería ir al baño a media noche, lo cual era seguro que iba a pasar, me tocaba salir del cuarto, caminar en medio de esa casota con una lámpara en mano, bajar unas gradas para llegar a una salita, luego seguir caminando hasta la cocina y bajar otras gradas más adelante, para finalmente llegar al patio donde estaba el baño. Pero en el patio siempre se veían sombras, oía ruidos extraños, las hojas de los árboles se movían de forma sospechosa y todo estaba negro.
Debo admitirlo, daba terror. Lo intenté un par de veces y me asusté mucho. Creo que de hecho una vez me hice pipí en la pijama con tal de no salir y recorrer ese largo camino. Para una niña como lo era yo en esa época, era un enorme reto que requería mucho coraje, y obviamente no lo superé. Recuerdo muy bien como yo en mi casa podía ir al baño sola durante la noche sin problemas; pero ir al baño de la tía Delmy, eso si daba miedo.
Después la familia tomó otras medidas, como poner una bacinica adentro del cuarto o ponernos plástico en las camas, solo por si acaso nos hacíamos durante la noche. En otras ocasiones, mis papás se levantaban y nos llevaban al baño y así todo era más fácil.
Dejamos de ir a Guaymango por varios años. Y cuando regresé ya estando en la universidad, me volví a hospedar en casa de tía Delmy. Y aunque le habían hecho modificaciones a la casa, hice un recorrido en ella. Y me llamó mucho la atención que ese largo camino que yo recordaba para ir al baño, no eran más que unos cuantos metros. De niña me parecían kilómetros, pero ahora perfectamente podía levantarme en la noche e ir a ese lugar sin miedo. Bueno, y debo decir que ya habían construído baños adentro de la casa también!
Cada vez que leo o escucho algo sobre el temor recuerdo esa percepción que yo tuve por mucho tiempo. El temor es así, se muestra como un gigante, tan real, tan poderoso, tan presente. Es capaz de paralizarte, convenciéndote que algo malo, lo más malo que puedas imaginar, va a ocurrir sin duda. Tiene el poder de hacerte perder la paz; de afectar tu humor, tus relaciones, tu cuerpo; de generar una serie de interrogantes sobre el papel que juega Dios en todo eso.
¿Te ha pasado? ¿Te está pasando?
Cuando me descubro llena de miedo acerca de situaciones como enfermedades graves, la inseguridad del país, protección de mi familia, estabilidad económica y el futuro en general; siento que Dios me recuerda ese baño en esa casa en Guaymango. Pensar en ello es un recordatorio que con frecuencia los temores son enormemente más grandes que la realidad. Pensar en ese camino hacia ese baño me parece que es la voz de Dios diciéndome: "pronto vas a darte cuenta que aquello que te ha llenado de temor por un tiempo, luego va a parecerte cosa de niños, y no vas a poder creer que le temías a algo que en realidad no era tan grande"
Quizá has estado enfrentando un temor recientemente, quizá el camino a recorrer te parece imposible de cruzar, quizá "ese baño" luce inalcanzable y mejor ni lo intentas. Ahora yo te invito a confiar, a dejar que tu Padre Celestial camine contigo, como mis papás lo hacían, para que no tengas miedo de nada. Y aún cuando el recorrido parece larguísimo y está todo oscuro, debes saber que se te está cuidando. Dios es más grande que tu temor.
"Puedo cruzar lugares peligrosos y no tener miedo de nada, porque Tú eres mi pastor y siempre estás a mi lado; me guías por el buen camino y me llenas de confianza" Salmos 23:4 (TLA)
"El Señor está conmigo; no tengo miedo. ¿Qué me puede hacer el hombre?" Salmos 118:6 (DHH)
"No tengas miedo, pues Yo estoy contigo; no temas, pues yo soy tu Dios. Yo te doy fuerzas, Yo te ayudo, Yo te sostengo con mi mano victoriosa" Isaías 41:10 (DHH)
(Calle al Cementerio General de Guaymango, Ahuachapán)
A mí me encantaba ir a Guaymango. Primero porque salíamos de la rutina, luego porque comíamos bastante y de todo lo que queríamos y también porque nos consentían mucho. Pero había una cosa que no me gustaba, usualmente cuando llegaba la noche. Y era que el baño de esa casa quedaba afuera, en el patio. Y si yo quería ir al baño a media noche, lo cual era seguro que iba a pasar, me tocaba salir del cuarto, caminar en medio de esa casota con una lámpara en mano, bajar unas gradas para llegar a una salita, luego seguir caminando hasta la cocina y bajar otras gradas más adelante, para finalmente llegar al patio donde estaba el baño. Pero en el patio siempre se veían sombras, oía ruidos extraños, las hojas de los árboles se movían de forma sospechosa y todo estaba negro.
Debo admitirlo, daba terror. Lo intenté un par de veces y me asusté mucho. Creo que de hecho una vez me hice pipí en la pijama con tal de no salir y recorrer ese largo camino. Para una niña como lo era yo en esa época, era un enorme reto que requería mucho coraje, y obviamente no lo superé. Recuerdo muy bien como yo en mi casa podía ir al baño sola durante la noche sin problemas; pero ir al baño de la tía Delmy, eso si daba miedo.
Después la familia tomó otras medidas, como poner una bacinica adentro del cuarto o ponernos plástico en las camas, solo por si acaso nos hacíamos durante la noche. En otras ocasiones, mis papás se levantaban y nos llevaban al baño y así todo era más fácil.
Dejamos de ir a Guaymango por varios años. Y cuando regresé ya estando en la universidad, me volví a hospedar en casa de tía Delmy. Y aunque le habían hecho modificaciones a la casa, hice un recorrido en ella. Y me llamó mucho la atención que ese largo camino que yo recordaba para ir al baño, no eran más que unos cuantos metros. De niña me parecían kilómetros, pero ahora perfectamente podía levantarme en la noche e ir a ese lugar sin miedo. Bueno, y debo decir que ya habían construído baños adentro de la casa también!
Cada vez que leo o escucho algo sobre el temor recuerdo esa percepción que yo tuve por mucho tiempo. El temor es así, se muestra como un gigante, tan real, tan poderoso, tan presente. Es capaz de paralizarte, convenciéndote que algo malo, lo más malo que puedas imaginar, va a ocurrir sin duda. Tiene el poder de hacerte perder la paz; de afectar tu humor, tus relaciones, tu cuerpo; de generar una serie de interrogantes sobre el papel que juega Dios en todo eso.
¿Te ha pasado? ¿Te está pasando?
Cuando me descubro llena de miedo acerca de situaciones como enfermedades graves, la inseguridad del país, protección de mi familia, estabilidad económica y el futuro en general; siento que Dios me recuerda ese baño en esa casa en Guaymango. Pensar en ello es un recordatorio que con frecuencia los temores son enormemente más grandes que la realidad. Pensar en ese camino hacia ese baño me parece que es la voz de Dios diciéndome: "pronto vas a darte cuenta que aquello que te ha llenado de temor por un tiempo, luego va a parecerte cosa de niños, y no vas a poder creer que le temías a algo que en realidad no era tan grande"
Quizá has estado enfrentando un temor recientemente, quizá el camino a recorrer te parece imposible de cruzar, quizá "ese baño" luce inalcanzable y mejor ni lo intentas. Ahora yo te invito a confiar, a dejar que tu Padre Celestial camine contigo, como mis papás lo hacían, para que no tengas miedo de nada. Y aún cuando el recorrido parece larguísimo y está todo oscuro, debes saber que se te está cuidando. Dios es más grande que tu temor.
"Puedo cruzar lugares peligrosos y no tener miedo de nada, porque Tú eres mi pastor y siempre estás a mi lado; me guías por el buen camino y me llenas de confianza" Salmos 23:4 (TLA)
"El Señor está conmigo; no tengo miedo. ¿Qué me puede hacer el hombre?" Salmos 118:6 (DHH)
"No tengas miedo, pues Yo estoy contigo; no temas, pues yo soy tu Dios. Yo te doy fuerzas, Yo te ayudo, Yo te sostengo con mi mano victoriosa" Isaías 41:10 (DHH)
jueves, 6 de febrero de 2014
"Si La Vida Te Da Limones, Haz Limonada"...Pero, ¿y si te da aguacates?
Hace un par de semanas estuvo haciendo bastante viento en nuestro país. Una noche de esas escuché a mis perritos ladrar con insistencia en el patio, pensé que era por el ruido que el viento produce. Como 10 minutos más tarde se escuchó un estruendo fuerte precisamente en el patio. Salimos corriendo con mi mamá a ver qué pasaba y lo que nos encontramos fue que el árbol del vecino, con quien colinda nuestro jardín, estaba de nuestro lado. Si, el viento había sido lo suficientemente fuerte como para hacer que cayera en nuestro patio. Resulta que era un árbol cargado de aguacates, lo cual ayudó a que se inclinara hacia nuestra casa.
Y dado que eran pasadas las 9:00 de la noche, no pudimos hacer mucho. Mi mamá fue a buscar a los vecinos para tratar de informarles de lo ocurrido, pero no estaban y hasta ahorita seguimos esperando que aunque sea por cortesía nos pregunten cómo hicimos, ya que al regresar a su casa obviamente vieron que algo en su patio no estaba! Ni modo, en ese momento no hicimos más que tomar fotos del suceso (mi mamá hasta subió alguna a Facebook!) y tratar de ver si alguna plantita aplastada se podía rescatar. Realmente no se podía hacer mayor cosa, sólo esperar al día siguiente para que alguien nos ayudara a quitar ese árbol y hacer un recuento de los daños reales.
Durante dos días mi mamá se la pasó llamando a diez números diferentes de la Alcaldía Municipal, contrató a un señor que nos ayudara y nunca llegó, en fin, buscando ayuda en muchos lados y nada. Ya era un poco estresante tener un árbol en el patio que lo cubría de muro a muro con una gran cantidad de hojas, basura y aguacates de todos tamaños. Nos preocupaba que el muro que separa los patios se hubiera agrietado, que el alambre razor se hubiera dañado, que las rosas de mi mamá se murieran, etc, etc.
Finalmente uno de los vigilantes de mi colonia aceptó ayudarnos. Como buen salvadoreño, con machete en mano llegó a cortar las ramas y limpiar todo el desastre. Le tomó como dos horas completar su trabajo. Llenó varias bolsas de basura, y acumuló una pequeña montaña de leña en mi cochera. Además, pusimos todos los aguacates en buen estado en un guacal. Algunas rosas de mi mami si se arruinaron, y una parte del alambre razor se torció.
En una de las ocasiones que salí al jardín a observar el árbol, pensé en lo incómodo que era tenerlo ahí, y de verdad me dieron ganas de tratar de removerlo o de quitar la basura que ya era bastante. Me molestó también que los vecinos ni se interesaron siquiera en saber si su árbol había causado daño.
Pero cuando el señor que habíamos contratado limpió todo, le dimos la leña a una señora que es ya anciana y la usa en su casa. Ella se mostró muy agradecida. Luego, hemos pasado comiendo aguacates muchos días y regalamos varios a otras personas. Eran tantos aguacates que con mucha pena les digo que algunos se arruinaron.
Mi punto con esto es que de verdad Dios se vale de pequeñas cosas que parecen molestas y sin sentido para enseñarnos algo. Cuando la señora llegó por la leña con su hijo, me puse a pensar "vaya, esta viejita salió bendecida por la caída de ese árbol". Luego, cada vez que comía aguacate en los siguientes días, recordaba lo que había pasado y hasta me parecía gracioso que ese árbol hubiera caído en mi jardín con todos esos aguacates, que por cierto me gustan muchísimo.
¿Qué enseñanza me dejó esto? TODO lo que llegue a tu vida-sean personas, trabajos, dinero, bienes o aguacates-cumple un propósito aunque solo llegue por una corta temporada, y siempre habrá un beneficio para ti en medio de esas situaciones molestas e inesperadas que ocurren, así sea sólo hacerte más paciente o mejorar tu carácter.
No te sorprendas si algo repentinamente se atraviesa en tu vida, aunque al inicio parezca desagradable, tómalo con calma, pueden haber leña y aguacates tras todo eso con los que puedas salir bendecido o puedas bendecir a alguien más.
"Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman..." Romanos 8:28 (DHH)
Durante dos días mi mamá se la pasó llamando a diez números diferentes de la Alcaldía Municipal, contrató a un señor que nos ayudara y nunca llegó, en fin, buscando ayuda en muchos lados y nada. Ya era un poco estresante tener un árbol en el patio que lo cubría de muro a muro con una gran cantidad de hojas, basura y aguacates de todos tamaños. Nos preocupaba que el muro que separa los patios se hubiera agrietado, que el alambre razor se hubiera dañado, que las rosas de mi mamá se murieran, etc, etc.
Finalmente uno de los vigilantes de mi colonia aceptó ayudarnos. Como buen salvadoreño, con machete en mano llegó a cortar las ramas y limpiar todo el desastre. Le tomó como dos horas completar su trabajo. Llenó varias bolsas de basura, y acumuló una pequeña montaña de leña en mi cochera. Además, pusimos todos los aguacates en buen estado en un guacal. Algunas rosas de mi mami si se arruinaron, y una parte del alambre razor se torció.
En una de las ocasiones que salí al jardín a observar el árbol, pensé en lo incómodo que era tenerlo ahí, y de verdad me dieron ganas de tratar de removerlo o de quitar la basura que ya era bastante. Me molestó también que los vecinos ni se interesaron siquiera en saber si su árbol había causado daño.
Pero cuando el señor que habíamos contratado limpió todo, le dimos la leña a una señora que es ya anciana y la usa en su casa. Ella se mostró muy agradecida. Luego, hemos pasado comiendo aguacates muchos días y regalamos varios a otras personas. Eran tantos aguacates que con mucha pena les digo que algunos se arruinaron.
Mi punto con esto es que de verdad Dios se vale de pequeñas cosas que parecen molestas y sin sentido para enseñarnos algo. Cuando la señora llegó por la leña con su hijo, me puse a pensar "vaya, esta viejita salió bendecida por la caída de ese árbol". Luego, cada vez que comía aguacate en los siguientes días, recordaba lo que había pasado y hasta me parecía gracioso que ese árbol hubiera caído en mi jardín con todos esos aguacates, que por cierto me gustan muchísimo.
¿Qué enseñanza me dejó esto? TODO lo que llegue a tu vida-sean personas, trabajos, dinero, bienes o aguacates-cumple un propósito aunque solo llegue por una corta temporada, y siempre habrá un beneficio para ti en medio de esas situaciones molestas e inesperadas que ocurren, así sea sólo hacerte más paciente o mejorar tu carácter.
No te sorprendas si algo repentinamente se atraviesa en tu vida, aunque al inicio parezca desagradable, tómalo con calma, pueden haber leña y aguacates tras todo eso con los que puedas salir bendecido o puedas bendecir a alguien más.
"Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman..." Romanos 8:28 (DHH)
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