viernes, 11 de abril de 2014

Devolviendo Un Brazo Zafado A Su Lugar

Hace unos días presencié algo nunca antes visto. Me avisaron que algo le había pasado a uno de mis compañeros de trabajo. Corrí a su oficina y lo encontré agarrándose su brazo izquierdo y su pecho. Su esposa quien también trabaja ahí, estaba con él, evidentemente muy preocupada. Pregunté que ocurría y me dijeron que se le había zafado el brazo.

Yo estaba asustada, sin saber qué hacer. Lo que más me impactó fue ver la expresión de evidente dolor que mi compañero tenía, pues él suele ser una persona bastante tranquila que transmite mucha paz. Pero verlo sudar a chorros y retorcer su cara, fue suficiente para dejarme inmóvil.

De inmediato me dijeron que necesitaban una toalla grande. Yo ni idea tenía para qué, pero salí corriendo a buscar una. Ya luego, pensándolo mejor, realicé que no tenemos toallas así en el trabajo! Pero bueno...yo corrí para ver si ayudaba. Finalmente la esposa de él consiguió un mantel.

Regresamos a la oficina y él comenzó a dar instrucciones: necesitaba que le pusiéramos el mantel doblado bajo su brazo, que una persona le halara el brazo hacia arriba usando el mantel y que otra le empujara el brazo fuertemente de la forma y en el momento que él dijera. Tristemente, yo no pude hacer nada, me quedé inmóvil. No sé qué me pasó. Sólo me quedé ahí parada sin decir nada ni hacer movimiento alguno. Él necesitaba ayuda y yo no me atreví a tocarlo.
Gracias a Dios llegó la maestra de Educación Física y ella de una forma tan serena escuchó lo que él decía. Mientras él daba instrucciones a cada una de la forma, la intensidad y el momento de halar/empujar su brazo, yo estaba parada sin moverme. Lo único que pude hacer fue orar. Cuando menos sentí, me descubrí pidiendo en voz alta de todas las formas posibles, que Dios hiciera algo!

Después de unos minutos de presenciar semejante sufrimiento, escuché un tronido que nunca voy a olvidar. Fue algo como "trac, trac, trac". Inmediatamente mi compañero extendió su brazo y lo empezó a mover. Todos dimos un gran suspiro. Pero creo que el mío fue el más profundo y prolongado. Y eso que no hice nada!!

Luego, él empezó a contarme que sufrió una lesión hace varios años y le hicieron una cirugía. Pero que a pesar de eso, su brazo se le ha zafado muchas veces. Con el tiempo, él aprendió a "trabarlo" de nuevo y cada vez que  le pasa él lo resuelve; pero necesita ayuda de un par de personas para lograrlo. Días después, platiqué con su esposa y me dijo que aunque él no quiera aceptarlo, necesita una nueva cirugía para corregir su problema, pues no puede vivir siempre así simplemente porque él ya aprendió a manejarlo.

Me impactaron las palabras que ella usó, porque de cierto modo todos tenemos áreas de nuestra vida en la que nos creemos los buenos y pensamos que tenemos control. Pero amigos, eso es una ilusión.
Así como mi compañero, puede ser que tengas situaciones en tu vida que ya aprendiste a "manejar" y que no han tenido mayores consecuencias. Pero eso no significa, que las consecuencias no vayan a llegar o que alguna vez se te van a salir de control.
No sé cuál sea esa área que has estado manejando por tu cuenta: una adicción, una relación sexual extra-marital, coqueteo con alguien que no es tu esposo/a, un resentimiento de años, un abuso que decidiste enterrar sin contarlo, una relación co-dependiente, por mencionar algunos ejemplos. El hecho es que llegará un momento en que ya no podrás manejarlo, se te va a salir de las manos. Y no porque yo lo diga; sino porque sé que Dios te ama, y te ama de una manera tan entrañable que no soporta verte manejar esas situaciones sin Él. No tolera que creas que siempre podrás por tus medios resolver y seguir viviendo con aquello que causa tanto dolor y que tarde o temprano no vas a poder restaurar sin Su intervención.

Mi mejor consejo para mi compañero es que deje de posponer las cosas y se deje operar para que ya no sufra con ese brazo. Mi consejo para ti es casi el mismo: Deja de creer que tienes el control y que sabes manejar esa situación, deja que intervenga El que todo lo puede. Ahórrate el dolor.

"No crean ustedes que pueden engañar a Dios. Cada uno cosechará lo que haya sembrado. Si seguimos nuestros malos deseos, moriremos para siempre; pero si obedecemos al Espíritu, tendremos vida eterna" Gálatas 6:7-8 TLA

"Porque todo lo que esté escondido se descubrirá, y todo lo que se mantenga en secreto llegará a conocerse" Lucas 6:17 TLA

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