Definitivamente los cristianos debemos estar conscientes de la lucha que tenemos con nuestro enemigo a muerte: Satanás. Sabemos que él es el príncipe de este mundo y su mayor gozo es que uno de nosotros pierda su batalla y se aleje de Dios.
Pero, personalmente considero que muchos cristianos nos hemos acomodado a pecar y "pegarle las pulgas al perro más flaco". Es bien fácil meter la pata y decir "el diablo fue".
Recuerdo hace muchos años como los cuatro líderes principales de un ministerio al que pertenecía se ofendieron en público y uno de ellos se le fue encima a otro para golpearlo. Como jóvenes a cargo de estos líderes nos sorprendimos y decepcionamos un poco. Yo bien espiritual le dije a mi hermana que el diablo tenía la culpa. Ella me hizo ver que no, que en esa ocasión, ellos se habían dejado llevar por su carácter y ego. Me quedó claro tiempo después cuando conocí del desorden que algunos tenían en sus matrimonios, área sexual, finanzas, etc. Ellos habían elegido vivir así. Habían tenido decenas, sino es que cientos de oportunidades de pedir ayuda, negaron sus problemas al ser confrontados por sus pastores y los resultados se vieron tiempo después.
Ayer en mi país fue una tendencia en las redes sociales una noticia que como hija de Dios me entristece sobremanera: un pastor reconocido fue descubierto en un escándalo sexual con una mujer que obviamente no es su esposa y quien además lo acusa de haber usado violencia física.
No saben, fue una bomba, comida para los críticos y chismosos de todo tipo de creencia. Se han empezado a conocer algunos detalles de la relación que ya llevaba dos años y las cámaras de casi todos los medios estuvieron en el motel del escándalo.
Este día me llamaron poderosamente la atención los comentarios en defensa del líder religioso. La mayoría de ellos ya encontraron al culpable absoluto de esta triste situación. Exacto. ¿Cómo adivinaron? El diablo!
Tengo claro que no debemos juzgar al hermano caído. Y estoy de acuerdo que debemos restaurar a aquel que reconoce su falla, muestra genuino arrepentimiento, es totalmente transparente y pasa por un adecuado proceso de disciplina y restauración.
Pero considero que si los cristianos nos escudamos en culpar al diablo por nuestros pecados y fallas, nos estamos quitando responsabilidad de encima. Así como Adán y Eva en el Edén quisieron excusarse culpando a otros, muchos de nosotros hacemos lo mismo. ¿Recuerdas la consecuencia para ellos? Dios, es Su infinito amor les dejó pagar las consecuencias de su desobediencia y creo que es lo mismo hoy en día. Dios nos ama tanto que nos dejará cargar con los resultados que nuestra elección de pecar nos traiga.
Que quede claro que yo no estoy defendiendo al enemigo, para nada. Lo que quiero resaltar es que no puede haber restauración completa y libertad del pecado en nuestras vidas si pasamos echándole la culpa de todas nuestras fallas a él. En muchos casos el-literalmente- pobre diablo anda por otro lado molestando a otros pero nosotros para sonar espirituales decimos que fue él el que nos llevó a caer.
Si eres uno de esos cristianos, deja de evadir tu responsabilidad. Admite que tú elegiste pecar. Reconoce tu impotencia ante ese pecado o adicción. Busca a un cristiano maduro a quién rendir cuentas y pedir ayuda. Sé honesto. No te calles nada. Verás como el poder del pecado y la culpa que el diablo quiera usar en tu contra se esfumará.
No esperes a que tu pecado salga a la luz. Ponte a cuentas hoy.
"Al contrario, uno es tentado por sus propios malos deseos, que lo atraen y lo seducen. De estos malos deseos nace el pecado; y del pecado, cuando llega a su completo desarrollo nace la muerte" Santiago 1:14-15 DHH
"Estén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil" Mateo 26:41 NBD
sábado, 21 de marzo de 2015
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