Era Semana Santa. Mi familia estaba fuera del país y yo había ido unos días con ellos. Pero en esta fecha decidí regresar porque deseaba pasar unos días con él.
Ahora que lo pienso bien, recuerdo que le pregunté en varias ocasiones cuáles eran los planes para esos días y siempre recibí respuestas esquivas. Debí haberlo sospechado.
Venía viajando por tierra. Estaba en la frontera, entrando al país, cuando recibí una llamada suya diciéndome que me iría a recoger al hotel donde yo llegaría. Hasta me pareció un detalle de su parte. Llegó y me invitó a almorzar. Me quise poner al día con su vida, preguntándole qué había hecho mientras yo no estaba y respondía con frases cortas y ambiguas. En una de sus respuestas finalmente me dijo que había pasado un tiempo haciendo una "evaluación" de su vida y que había visto claras muchas cosas. No puedo explicar por qué, pero en ese instante, mi estómago se hizo nudo, dejé de comer y mi instinto femenino me empezó a preparar.
Fuimos a mi casa, según yo, sólo a dejar las maletas, pero él entró y se sentó en la sala y me dijo que teníamos que hablar.
Su discurso parecía ensayado. Creo que pensó mucho lo que diría y hasta iba preparado para posibles respuestas mías. Sus argumentos eran dos: la relación se había vuelto una rutina y que ya no sentía lo mismo...lo que para mi, traducido es "ya no te amo". (¿Por qué quieren suavizar las cosas? ¿Creen que usar frases bonitas hará que duela menos la verdad?).
En el último mes de la relación, yo había notado cambios. Por eso, traté de indagar en varias ocasiones qué pasaba. Así que cuando escuché esos argumentos tontos- por usar un adjetivo aceptable-, quise debatirlos. Le dije que precisamente las parejas estables duran tanto tiempo porque establecen una vida y una rutina juntos, le dije que estaba equivocado al pensar que el amor "se sentía", pues yo había aprendido que se ama por decisión, no por emoción.
Luego, repentinamente ya no dije nada. Simplemente guardé silencio y recordé que dos noches antes, viendo la luna llena, había dicho a Dios que se hiciera Su voluntad. Una oración que había rehusado hacer por mucho tiempo, por el miedo que producía en mí, darle permiso al Señor de decidir en este asunto.
Mientras yo estaba callada, luchaba porque las lágrimas no salieran, pero mis ojos no me obedecían. Salían sin parar. Él sólo observaba y guardaba silencio también.
No sé cómo, pero agarré fuerzas y le pedí que se fuera. De verdad no entiendo cómo tuve el valor. Sólo le dije que se largara.
Cuando la puerta se cerró y escuché su carro alejarse, me derrumbé. No podía creer que había terminado conmigo justo cuando sabía que toda mi familia estaba fuera del país. Él sabía que había regresado sólo por él y no le importó.
Me fui a mi cuarto, puse música y me arrodillé al lado de mi cama. Para ser honesta, muy pocas veces me arrodillo para orar. Pero esa tarde, sabía que era el momento. Esa era mi forma de decirle al Señor que lo necesitaba.
De pronto, empezó a sonar una canción que se convirtió en un lema para mí, se llama "Te Dejo Ganar" de Jesús Adrián Romero.
Si conoces la letra, sabrás de lo que te hablo. Yo no podía decir una palabra, pero mi llanto y esa canción decían todo lo que necesitaba decir. Y puedo afirmar, que estando ahí, sintiéndome tan confundida, tan sola, tan poco amada, tan triste, tan de poco valor...pude sentirme en la misma presencia de Dios (como pocas veces). Supe que Él leía mi interior, supe que Su Espíritu estaba tirado en el piso a mi lado ejerciendo su rol de Consolador, supe que Él había respondido a esa oración que le dije dos días antes, supe que como Padre, había intervenido a mi favor y me había librado de sufrir más en el futuro.
Claro que hubo un proceso de "recuperación". No es fácil para una mujer un rompimiento. No es fácil hacer la voluntad de Dios. No es fácil saber que te mintieron y que tus sospechas eran ciertas. No es fácil un mes después ver una foto de esa persona que te sacó de su vida abruptamente, con su nueva pareja. No es fácil sentirte de rápido remplazo.
Pero, cada vez que esas luchas llegaban, la única cosa que me sostenía para no volver atrás era saber que Dios había intervenido. Y que cualquier movimiento que yo hiciera por regresar al pasado, era una muestra de resistencia a Su voluntad.
Por eso quiero decirte que si han habido cambios repentinos en tu vida, son una intervención divina. Si perdiste el trabajo, si estás sin dinero, si un ser amado murió, si hay un diagnóstico médico inesperado, si tu pareja te acaba de dejar y dice que ya no te ama...lo que sea que estés pasando...quiero que sepas que hay un plan mucho mayor que eso. Si tu fe está en Él, todo va a estar bien. Vas a salir de esto, vas a superarlo, vas a testificar a otros cómo saliste de eso, tal y como yo lo estoy haciendo ahora.
Léelo bien. Verás Su propósito algún día, sanarás sin lugar a dudas. Recordarás todo sin dolor. Tendrás nuevos comienzos...y ¿te digo algo más? Hasta vas a agradecer de todo corazón al Señor por haber intervenido en tu vida en el momento justo. ¡Créeme! Sólo es cuestión de tiempo...y vas a sobrevivir para contarlo!
"Sabemos que Dios va preparando todo para el bien de los que lo aman, es decir de los que Él ha llamado de acuerdo a Su plan" Romanos 8:28 TLA
"Yo convertiré su tristeza en alegría: los consolaré y haré que su alegría sea mayor de lo que fue su dolor" Jeremías 31:13 PDT
"Sin duda, el Señor consolará a Sión; consolará todas sus ruinas. Convertirá en un Edén su desierto; en huerto del Señor sus tierras secas. En ella encontrarán alegría y regocijo, acción de gracias y música de salmos" Isaías 51:3 NVI
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Impactante....definitivamente impactante. Miento si digo que no lloré al leer el relato, si no igual, yo pasé por algo parecido, la diferencia es que en mi caso yo viví engañada por muchos años y esperando el día prometido, que nunca llegó. Quiero felicitar a esta sierva de Dios por su sinceridad, por su valor y coraje en su testimonio, definitivamente que Dios nunca llega tarde y qué bueno que ella vivió para contarlo, y no solo eso...reconocer que Dios cuida y protege a su rebaño y más grande aún la victoria, sanidad, liberación que vinieron de parte de nuestro Dios. Gracias por compartirnos esto, nos recuerda que si Dios quitó algo o alguien de nuestro camino es por que tiene preparado algo mejor para sus hij@s. Bendiciones
ResponderBorrarGracias por su comentario. Le animo a seguir confiando en el Señor, Él va a restituirle por el dolor que tuvo que atravesar.
BorrarBendiciones!!
Recién pasada una experiencia como esa se siente dolor literal en el pecho y cambios en el ánimo que afectan hasta la salud, gracias a Dios que en esas situaciones es cuando más sentimos el apoyo y fortaleza divinos y es lo que nos hace superarlo. Y luego aprendemos a ser más cautelosos en lo concerniente al amor de pareja, uno ya no da su corazón con tanta confianza ni se deja llevar por sus sentimientos. Lo que no mata fortalece.
ResponderBorrarGracias por leer Destellos!. Definitivamente, ahora somos más fuertes, después de una experiencia así. Yo sé lo que es ese dolor en el pecho, pero poco a poco, nuestro Dios va quitándolo hasta que deja de doler. Así que sigamos confiando! Un abrazo. Bendiciones!!
BorrarMuy cierto Dome, para las que aún seguimos con ese dolor en el pecho. Me gustaría hablar contigo algún día. Bendiciones.
ResponderBorrarClaro, con gusto. Mi correo de contacto es blogdestellos@gmail.com
BorrarEspero tu correo! Bendiciones.