lunes, 7 de diciembre de 2015

Mis Confesiones: Lo Que Dios me dijo en mi Cumpleaños

Confieso que el mes de Diciembre no me simpatiza mucho. La razón es simple: llegar acá es un incómodo recordatorio de que el año está a punto de terminar y hay varias-por no decir montones de-cosas a las que Dios aún no responde.

Además, hay muchas fechas muy especiales en este mes, por lo que extraño a aquellos seres amados que están lejos o ya se fueron de la tierra.

En víspera de una de esas fechas-mi cumpleaños- le expresé al Señor cómo me sentía ayer en mi iglesia. Él, como tenía ratos de no hacerlo, trajo un escenario a mi mente mientras oraba. Vi a alguien acostado en un flotador largo, sobre lo que parecía ser un río. Por un momento creí que era la necedad de mi mente, distrayéndome de la ministración. Sin embargo, no podía dejar de verla.

Luego, vi otra escena. En el río, alguien a bordo de una pequeña canoa, usando sus remos para dirigirse al rumbo deseado. Por momentos, remando contra corriente y con todas las fuerzas posibles.
Créanme que no soy alguien muy espiritual, ni mucho menos santa, de hecho, llegué ayer a mi iglesia con un tono un poco desafiante delante del Señor, casi que reclamándole por esas cosas que al cumplir otro año, siguen en pausa en mi vida.

No puedo explicar cómo, pero mientras trataba de entender esas dos escenas, sentí a Dios pidiéndome que dejara de ser la de la canoa. Si, que dejara de remar para apurar el recorrido o para ir por el rumbo que yo quiero...y que fuera como la del flotador, que simplemente me abandonara y dejara que el rumbo lo decidiera Él, que no pusiera resistencia.

Lloré en Su presencia, porque Él tiene toda la razón. La mayor parte del tiempo, soy como la de la canoa; remo a mi antojo, gasto mis fuerzas y al final termino agotada, decepcionada, resentida, con una fe débil y sin rumbo, habiendo avanzado apenas un poco, aunque haya remado con todas las ganas.


Y las pocas veces en las que he sido como la del flotador y he confiado en que Él me lleve por donde quiera sin poner resistencia, he comprobado que es la mejor manera de llegar adonde tengo que ir. Quizás el viaje no haya sido tan rápido, ni tan placentero, ni bajo mis condiciones, pero dejarme llevar por el Señor sin meter mis manos, es en definitiva la mejor opción.

Si te identificas conmigo y hay asuntos en tu vida actual que has querido manejar como si fueras en la canoa, te pido que hagas una pausa y mejor te pases al flotador, y dejes que sea el Maestro, dueño de tu vida y diseñador del mejor plan, quien te lleve por donde Él desea, para que Su propósito se cumpla en ti.

Aunque mi cumpleaños ha sido muy diferente a lo que yo esperaba y aunque duelan las esperas y los procesos por los que Él me está haciendo pasar, al final,  siempre llego a la misma conclusión: no tengo adonde ir, soy nada sin Él, mejor confío, mejor espero, mejor sigo dependiendo de Él. Él es mi esperanza.

Hay un flotador esperándote ¿Te subes?


"Los guió con seguridad, de modo que no tuvieran temor" Salmos 78:53 RVR60

"Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de Él procede nuestra fe y Él es quien la perfecciona" Hebreos 12:2 DHH

"Sé muy bien lo que tengo planeado para ustedes, dice el Señor, son planes para su bienestar, no para su mal. Son planes de darles un futuro y una esperanza" Jeremías 29:11 PDT

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