domingo, 21 de febrero de 2016

La Vida es una Gira con una sola Maleta

Por varios años pertenecí a un ministerio muy bonito que se llamaba Embajadores de Vida, cuya estrategia evangelística era usar el deporte para alcanzar a los no salvos. Una rama de la organización se dedicaba al teatro, trabajo social y evangelismo de niños y yo servía de esa manera.

En nuestros mejores años se realizaban viajes misioneros de corto plazo a los que acostumbrábamos llamar giras. Visitamos varios países o el interior de nuestro país bajo ese concepto. Hace poco recordé un viaje a Guatemala que duró varios días. Visitamos la capital y como 3 diferentes ciudades más. En esa ocasión, viajábamos a un lugar, hacíamos varias presentaciones a lo largo del día y en la noche dormíamos en los sitios que las iglesias locales nos brindaban (casas particulares, templos, gimnasios, etc). A la mañana siguiente nos movíamos de nuevo con un itinerario similar, de tal manera que nunca dormimos en el mismo lugar. Cada día había que trasladarse.

La mayoría de los miembros éramos jóvenes que no nos fijábamos mucho en las incomodidades propias de éste tipo de actividades. Dormir en el piso, aglomerados, aguantar los ronquidos de más de uno, hacer cola para usar el baño, comer lo que los anfitriones podían darte, etc. Pero yo sí me acuerdo que no me gustaba armar y desarmar mi maleta a diario. No era como que podías llegar, tomar una cama, acomodar tus cosas y descansar. Nooo. Tenías que sacar los implementos básicos que ibas a utilizar solo por un ratito y volverlos a colocar en tu maleta porque a la mañana siguiente debías irte. Ni siquiera podías colgar tu toalla para que se secara! No había tiempo para eso.


Esta semana veía la escena de una película en la que una mujer le decía a un político joven, que la gente estaba afanada queriendo dejarle a sus hijos casas que un desastre natural podía destruir rápidamente, dinero que podía acabarse en una crisis económica o con una mala decisión, bienes materiales que no duraban para siempre y mencionaba más cosas por el estilo...y ella añadía que nos olvidamos de enseñarle a nuestros niños lo que realmente importa (ella se refería a la educación, pero creo que aplica para mi punto de hoy) o de dejarles cosas que nadie les puede quitar.


No podría estar más de acuerdo con esta mujer. Hemos sido enseñados a poner nuestros ojos en cosas terrenales, que pueden acabarse de un día a otro. De manera inconsciente modelamos a nuestros niños a vivir afanados por sus trabajos, pues es la única manera de conseguir dinero y cosas. Nos hemos vuelto aprehensivos con nuestros carros, casas, posesiones de todo tipo. Nos angustia no poder tener un estilo de vida que queremos, nos preocupa perder nuestras pertenencias porque nos han costado mucho, nos afanamos por llenar nuestra casa de todo lo que creemos que merecemos y necesitamos.

Pero, ¿y qué si mañana nos morimos? ¿y qué si el Señor viene esta noche? ¿y qué si pierdes tu trabajo esta semana? ¿y qué si sufres un accidente que te imposibilita por un tiempo? No estoy diciendo que no hay que trabajar y adquirir cosas para nuestro bienestar. Lo que estoy diciendo es que muchos cristianos hemos perdido la perspectiva. Se nos olvida tener los pies en la tierra con el corazón en el cielo. Tenemos el corazón acá abajo. 

La vida de un cristiano es como la de los Embajadores de Vida. Vamos de pasada, nuestra estadía tiene plazo, no nos podemos acomodar y enamorarnos de un lugar-o sus cosas, hay que estar listos para moverse de un momento a otro, tenemos que tener la maleta preparada solo con lo que es realmente importante, lo demás es irrelevante.

Así que, ¿cómo has estado viviendo últimamente? ¿como un ciudadano de este mundo o como un residente temporal que de un momento a otro se va para su hogar celestial? ¿qué tan afanado has estado por tus cosas materiales? ¿qué has estado modelando a tus hijos respecto a lo que es importante? 

Sé que cuesta muchísimo tener la perspectiva correcta en esta vida. Y también sé que mientras estemos en la tierra, el Señor seguirá siendo Fiel, cumpliendo Su rol de Proveedor y Sustentador.

Pero te invito a preparar tu maleta y llenarla sólo de aquello que sí importa en la eternidad. Recuerda, de un momento a otro, podemos ser requeridos allá arriba. Pídele ayuda a Dios cada día para mantenerte enfocado, con tus prioridades en el orden correcto. Vive sin amar lo que has conseguido tener acá. Al fin y al cabo, a la luz del Cielo, todo es pasajero.

No te acomodes. No vacíes tu maleta. La gira no ha terminado.


"Porque, cuando nacimos no trajimos nada al mundo, y cuando muramos tampoco podremos llevarnos nada. Así que debemos estar contentos de que tenemos ropa y comida" 1 Timoteo 6: 7-8 TLA

"En cambio, nosotros somos ciudadanos del Cielo, donde vive el Señor Jesucristo; y esperamos con mucho anhelo que Él regrese como nuestro Salvador" Filipenses 3:20 NTV

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