Hace más de un año decidí que ya no vería noticias, por mi salud mental según mi criterio. Pero es prácticamente inevitable no darse cuenta, por las redes sociales o por las solas pláticas cotidianas con la gente, la terrible situación de violencia e inseguridad que vivimos.
Tal vez te identifiques conmigo. He pasado por episodios de enorme carga por mi país, o de culpa por no orar lo suficiente o por no hablar del Señor a otros. Luego, me envuelvo fácilmente en mis propios asuntos y olvido todo.Y no es hasta que leo algo en Twitter, o escucho que cerca de la casa de un conocido ocurrió algo feo o pasan cosas horribles que son informadas a nivel nacional, que vuelvo a sentir que mi paz se perturba.
La semana pasada fue durísima. Enterarme de esa masacre donde asesinaron a 11 trabajadores me quebró. Estaba en mi oficina, casi al mediodía, cuando empecé a ver la cantidad de posts propagando la noticia. No pude más, me quebré. Sentí un peso grande en mi cuerpo. Sólo empecé a llorar y a pedirle al Señor-casi exigirle-que hiciera algo ya. (Que mandara un rayo sobre todos los malos o algo por el estilo)
Creo que muchos tuvieron la misma reacción. Nos indignamos, nos enojamos, nos llenamos de impotencia, culpamos a uno que otro funcionario del gobierno. Al menos, sentimos algo aún.
Y así, en el transcurso de ese día yo sólo pensaba en la angustia de esos 11. Pensaba qué sintieron cuando los emboscaron, cuando vieron aparecer a pandilleros armados. ¿Cuál habrá sido su último pensamiento? ¿Se habrán puesto a cuentas con Dios? Mi cabeza daba vueltas con tantas y tantas preguntas. En medio de eso, me acordaba que habían 11 familias desgarradas, sufriendo por la pérdida de sus esposos/hijos/hermanos/padres y trataba de orar de la mejor forma posible para que Dios consolara sus vidas, aunque parecía imposible de suceder.
Mi pastor nos ha dicho muchas veces que la clave para que el cambio se de está en los cristianos. Una amiga me lo decía más directo "nosotros tenemos la culpa porque no nos hemos puesto en la brecha para clamar por el país" Creo que ambos tienen razón. Es nuestra responsabilidad, es nuestro llamado.
¿Cuándo dejó de dolernos el dolor de otros? ¿Por qué pasamos las páginas de las malas noticias como quien ve un libro de cuentos? ¿A dónde se fue la carga por la gente que no le conoce? ¿Por qué repudiamos a los delincuentes y no clamamos por su conversión? ¿Cuánto de nuestro tiempo de oración (si lo tenemos) es dedicado a clamar por el país? ¿Por qué nuestra primera reacción ante tanta mala noticia es culpar al gobierno en vez de doblar rodillas e interceder?
Recuerdo los datos de una encuesta de una universidad local, en el que se decía que prácticamente el 40% de la población se identificaba como cristiana (http://www.uca.edu.sv/publica/iudop/Web/2009/boletinrel_2009.pdf). Digamos entonces que 2.5 millones de salvadoreños somos cristianos, somos salvos, conocemos la verdad. Si cada uno de nosotros oramos UN minuto al día por nuestro país, habrían 2.5 millones de minutos en intercesión registrados a diario en el Cielo. Si lo ves así, no es difícil, cualquiera de nosotros puede hacerlo. Todos tenemos UN minuto libre al día. Creo que el problema es querer hacerlo.
Piénsalo, UN minuto al día. Un minuto menos en redes sociales, un minuto menos en tu celular, un minuto menos de pensar sin rumbo acostado en tu cama, un minuto menos de pelear en el tráfico, un minuto menos quejándote...es sólo UN minuto.
¿No te duele El Salvador? ¿No te preocupa el rumbo de tu nación? ¿No quieres interceder por el futuro de tus hijos? ¿No te desgarra el corazón que a diario hay niños esperando a sus padres volver, lo cual nunca pasará? ¿No te carga que cada día hay nuevas viudas?
Ya estuvimos mucho tiempo siendo testigos pasivos. Levantémonos, salgamos de nuestra comodidad, pídele al Espíritu Santo que te de su sentir, que te comparta un poquito de lo que su corazón siente por el sufrimiento de nuestro país.
¿Acaso no lo recordamos? Nuestro Dios es el Todopoderoso, el Dios de imposibles, Él puede hacer algo por esta tierra, Él puede transformar hasta el corazón más duro, Él puede!! Pero clamemos por eso, intercedamos, ya basta de conformarnos a vivir así, ya basta de creer que las cosas no van a cambiar, ya basta de hacer a nuestro Señor pequeño, ya basta de la insensibilidad.
Un día daremos cuentas de cuánta luz y cuánta sal fuimos acá. Asegúrate de ponerte en la brecha por tu país. El Salvador urge de cristianos comprometidos, no de cristianos egoístas que se conformen con estar bien ellos. Ama a tu país, ora, intercede. Da UN minuto al día. Aunque tome meses o años, seamos fieles. Empecemos a ver los milagros suceder.
¿Te pones en la brecha conmigo UN minuto al día?
"Yo he buscado entre esa gente a alguien que haga algo en favor del país y que interceda ante mí para que Yo no los destruya, pero no lo he encontrado" Ezequiel 22:30 DHH
"Si se humillare mi pueblo, sobre el cual Mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces Yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados y sanaré su tierra" 2 Crónicas 7:14 RVR60
"Jesús los miró y les dijo: -Humanamente hablando es imposible, pero para Dios todo es posible" Mateo 19:26 NTV
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario