Tampoco sé por qué dejé de escribir. Al pasar el tiempo, lo hacía una vez al mes o cada dos meses. Debo decir que fueron los años en los que mi comunicación con Dios desmejoró sobremanera. Ahora entiendo que me comunico mucho mejor al escribir. Parece que Él me dio esa habilidad y le gusta que me exprese así.
Ahora estoy consciente que en mis momentos de crisis, siempre he recurrido a orar de esa manera. Cada vez que he vivido un momento difícil he corrido a escribir en el cuaderno que tengo en uso para hablar con el Señor. Sé que a Él no le importa la forma en que le hablemos, con tal que lo hagamos.
Desde hace un par de meses, he decidido retomar ese hábito. No lo hago a diario, pero al menos sí con más frecuencia. Además, han habido días en que me he sentido con mucha carga y en un impulso una de esas noches, abrí una de mis gavetas y saqué varios de esos cuadernos. Empecé a leer y leer. Tuve todo tipo de reacciones: me reí a carcajadas por cosas que hace tiempo me parecían una catástrofe, lloré de agradecimiento por tantas respuestas y muestras de misericordia de mi Dios, lloré otro tanto por peticiones que Él sigue sin responder, me sacó más de una sonrisa cómo terminaron algunas situaciones-mejor de lo que yo pedía en ese momento. Pasé como dos horas entre esas páginas.

Al re-leer también encontré mis oraciones tan desesperadas, tan sin rumbo, tan sin esperanza; que escribí las semanas posteriores a la muerte repentina de mi papá. Lloré de nuevo, pero ya no con el mismo sentimiento, sino de infinita gratitud por la Gracia del Señor, porque al ver para atrás es evidente Su fidelidad y que no nos ha dejado ni un sólo día, a pesar de que en esa época todo lucía tan nublado para mí.
Volví a recordar peticiones que parecían imposibles en su momento: una amiga que no podía tener bebés, provisión sobrenatural para comprar mi casa (ya que no calificaba en ningún banco), superar cierto dolor o tristeza, formar una filial de mi iglesia que parecía no despegar, entre otras.
¿Por qué lo había olvidado? ¿Por qué me es tan fácil afanarme y desesperarme hoy? ¿Por qué actúo como si Dios nunca hubiera sido fiel? ¿Acaso Él no lo hizo antes? ¿Acaso no volvió posible lo imposible? ¿Acaso no escuchó mis oraciones?
Yo misma creé la evidencia. Él fue fiel en el pasado. Él es fiel ahora. Él será fiel siempre.
Sé que fue el Espíritu Santo quien me llevó a leer de nuevo esas páginas. Él quería darme el mensaje que ahora te doy a ti. No olvides lo que Él ha hecho antes. Si fue fiel una vez, lo seguirá siendo.
En cualquier prueba que atravieses ahora mismo, te invito a recordar-y si es posible escribir-cada una de las ocasiones pasadas en las que el Señor hizo un milagro por ti, cada respuesta a tus oraciones, cada muestra de Su misericordia y amor. Te garantizo que tu fe se va a fortalecer y que vas a poder seguir confiando, mientras todo se resuelve.
Muchos cristianos olvidamos con facilidad tantas y tantas veces que Él dio la cara por nosotros, que nos salvó de problemas grandes, que nos perdonó, que nos dio nuevos comienzos, que nos sanó, que nos sorprendió haciendo que las cosas resultaran mejor de lo que orábamos.
La única razón por la que debemos ver hacia el pasado es para recordar Sus maravillas. Así que, ¿cuáles son las grandes cosas que nuestro Señor hizo por ti antes? Crea evidencia de ellas también y recuerda, cuando se trata de Su fidelidad en nuestras vidas, está prohibido olvidar.
"Señor y Dios mío, muchas son las maravillas que Tú has hecho y las consideraciones que nos tienes. ¡Nada es comparable a Ti! Quisiera anunciarlas, hablar de ellas, pero son más de las que puedo contar" Salmos 40:5 DHH
"Me vienen a la mente los tiempos pasados y me pongo a pensar en todas Tus acciones; ¡tengo muy presente todo lo que has hecho! ¡Hacia Ti extiendo mis manos, pues me haces falta, como el agua a la tierra seca!" Salmos 143:5-6 TLA
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