martes, 24 de diciembre de 2019

Para los que viven una Navidad triste

Esta mañana platicaba con una amiga que perdió a su esposo muy joven. Ambas coincidíamos en que hay un sentimiento que se presenta sin avisar en estas fechas. No planeas despertar triste o con depresión; simplemente abres los ojos y está allí. 

Escribo para aquellos que hoy están tristes, para quienes desean que este día no esté en el calendario. Escribo para los que hoy extrañan a ese ser amado, para los que terminaron una relación, para los que han enfrentado el divorcio o la viudez, para lo que no tienen empleo, para los que se alejaron de Dios y de su iglesia, para los que no tienen dinero para proveer lo que desean a sus hijos, para los que están luchando con el cáncer o cualquier otra enfermedad grave.

Sé que estas fiestas pueden ser una verdadera lucha, porque no quieres estar con nadie, porque no quieres que te pregunten cómo estás; pero quiero animarte a correr a los brazos del Señor. No quiero predicarte ni decir esas frases que los cristianos solemos decir mostrando cero empatía: "¡debes estar en victoria!", "¡reprenda la tristeza!", "agradezca por lo que tiene y deje de llorar", etc.

Mas bien escribo sólo para contarte que desde mi experiencia, no hay mejor lugar para encontrar consuelo que en la presencia de Dios. Encuentra un momento para pasar tiempo con Él, "¡No se desalienten ni entristezcan, porque el gozo del Señor es su fuerza!" (Nehemías 8:10). Ese gozo no se puede encontrar en otro lugar, más que a Su lado. 

Sé lo que es estar rodeado  de gente a tu alrededor, gente que te ama y no quiere verte mal y sin embargo, sentirte invadido de tristeza con ganas inexplicables de llorar. Quiero recordarte que Dios te entiende, Él te hizo y conoce esas luchas.

Y finalmente, quiero compartir contigo tres verdades que una amiga me recuerda cada vez que tengo momentos de crisis:

1. Dios es Soberano . Todo esto que atraviesas está bajo Su control (Isaías 46:9-10, Efesios 1:11).

2. Dios te ama con locura. (1 Juan 4:19, Isaías 49:15, Jeremías 31:3).

3. Los planes de Dios son buenos (Jeremías 29:11), a pesar de que hoy por hoy no creas que sea así, en algún momento todo obrará para tu bien (Romanos 8:28).


Así que, mientras transcurre este día, oro porque sientas el abrazo de ese Consolador y porque un gozo que sobrepasa tus emociones y sentimientos te cubra. 

Pronto, lee bien, pronto el mismo que enjuga tus lágrimas (Salmos 56:8), te dará muchas razones para celebrar y tu esperanza te será devuelta. 

Te abrazo con fuerza. ¡Feliz Navidad!


"Tú llevas la cuenta de todas mis angustias y has juntado todas mis lágrimas en tu frasco; has registrado cada una de ellas en Tu libro". Salmos 56:8 NTV

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