domingo, 28 de febrero de 2016

El Desconocido de la Biblia al que Dios llamó por Nombre

Debo confesar que pasé por alto su nombre varias veces. Pero este mes le enseñamos a nuestros niños de la iglesia sobre la cooperación. Pusimos como ejemplo la construcción del tabernáculo en la era de Moisés y puse atención a su nombre: Bezaleel. Luego, para mí sorpresa, mis últimos devocionales han estado basados en el libro de Éxodo y esta semana me detuve a leer más sobre él. 


Bezaleel era nieto de Hur (quien sostuvo los brazos cansados de Moisés en el monte, junto a Aarón) y mientras Moisés recibía las instrucciones del Señor para la construcción del tabernáculo, Él le dijo: "Mira, Yo he llamado por nombre a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá, y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte...y he puesto sabiduría en el ánimo de todo sabio de corazón, para que hagan todo lo que te he mandado" Éxodo 31:2,3,6

Ante semejante presentación, ¿quién no lo contrataría?

Me encanta como el Señor ya tenía pensado quién sería el jefe de la construcción de Su tabernáculo. Él le confió el trabajo artístico y los detalles a este hombre, incluso le delegó la elaboración de los trajes especiales para los sacerdotes. Bezaleel entendió la visión que Moisés le transmitió y ejecutó el trabajo a la perfección.

Estoy segura que habían muchos hombres habilidosos entre el pueblo de Israel, pero Dios se encargó de hacerle saber a Moisés que Él había llamado a este hombre por nombre y que lo había llenado de Su Espíritu. 

Así que, creo que cada uno de nosotros ha sido equipado con habilidades y dones particulares, pero de nada sirve que los tengamos si no estamos dispuestos a usarlos para Él. Lo cierto es que la habilidad no es nada, sino hay disposición. 

Pero también es cierto que hay muchos habilidosos por ahí, que sienten que no hacen mucho, que creen que nunca llegará su momento. Probablemente Bezaleel pensó de esa manera. Es decir, si su pueblo se hubiera quedado en Egipto quizá hubiera podido tener espacio para desarrollar sus dones y hacer algo "grande" para el arte de esa nación. Pero siendo parte de un pueblo que vagaba en el desierto y nunca llegaba a su tierra prometida, cualquiera hubiera podido pensar que sus dones y talentos pasarían desapercibidos.

Sin embargo, el Señor lo conocía, sabía de qué madera estaba hecho y más importante aún, lo llamó por su nombre. Su momento llegó. Su nombre y currículum se hicieron reconocidos. Bezaleel sólo tuvo que decir si y ¡manos a la obra! Su nombre fue digno de aparecer en la Biblia.


Y tú, ¿Para qué eres bueno? ¿Cuáles son tus dones y talentos? ¿Haciendo qué te sientes cómodo? ¿Estás usando todo eso para servir al Señor? ¿Crees que no es suficiente? ¡No lo creo! Justo esa habilidad que te fue dada es lo que Dios está esperando que uses para servirle a Él y a los demás.

El Señor no se equivocó contigo. Fuiste equipado con lo que Él quiso, para usarte. Muestra disposición, puedes ser llamado a hacer algo que nunca imaginaste. Dios se encargará de llevarte justo a la labor que Él quiera. Sólo tienes que decir que SI como Bezaleel lo hizo.

¿Estás dispuesto?


"Cada uno de ustedes recibió un don espiritual que debe ser utilizado para servir a los demás. Así serán buenos administradores del generoso amor que Dios les ha dado en tantas formas" 1 Pedro 4:10 PDT

"Pues los dones de Dios y Su llamado son irrevocables" Romanos 11:29 NTV

domingo, 21 de febrero de 2016

La Vida es una Gira con una sola Maleta

Por varios años pertenecí a un ministerio muy bonito que se llamaba Embajadores de Vida, cuya estrategia evangelística era usar el deporte para alcanzar a los no salvos. Una rama de la organización se dedicaba al teatro, trabajo social y evangelismo de niños y yo servía de esa manera.

En nuestros mejores años se realizaban viajes misioneros de corto plazo a los que acostumbrábamos llamar giras. Visitamos varios países o el interior de nuestro país bajo ese concepto. Hace poco recordé un viaje a Guatemala que duró varios días. Visitamos la capital y como 3 diferentes ciudades más. En esa ocasión, viajábamos a un lugar, hacíamos varias presentaciones a lo largo del día y en la noche dormíamos en los sitios que las iglesias locales nos brindaban (casas particulares, templos, gimnasios, etc). A la mañana siguiente nos movíamos de nuevo con un itinerario similar, de tal manera que nunca dormimos en el mismo lugar. Cada día había que trasladarse.

La mayoría de los miembros éramos jóvenes que no nos fijábamos mucho en las incomodidades propias de éste tipo de actividades. Dormir en el piso, aglomerados, aguantar los ronquidos de más de uno, hacer cola para usar el baño, comer lo que los anfitriones podían darte, etc. Pero yo sí me acuerdo que no me gustaba armar y desarmar mi maleta a diario. No era como que podías llegar, tomar una cama, acomodar tus cosas y descansar. Nooo. Tenías que sacar los implementos básicos que ibas a utilizar solo por un ratito y volverlos a colocar en tu maleta porque a la mañana siguiente debías irte. Ni siquiera podías colgar tu toalla para que se secara! No había tiempo para eso.


Esta semana veía la escena de una película en la que una mujer le decía a un político joven, que la gente estaba afanada queriendo dejarle a sus hijos casas que un desastre natural podía destruir rápidamente, dinero que podía acabarse en una crisis económica o con una mala decisión, bienes materiales que no duraban para siempre y mencionaba más cosas por el estilo...y ella añadía que nos olvidamos de enseñarle a nuestros niños lo que realmente importa (ella se refería a la educación, pero creo que aplica para mi punto de hoy) o de dejarles cosas que nadie les puede quitar.


No podría estar más de acuerdo con esta mujer. Hemos sido enseñados a poner nuestros ojos en cosas terrenales, que pueden acabarse de un día a otro. De manera inconsciente modelamos a nuestros niños a vivir afanados por sus trabajos, pues es la única manera de conseguir dinero y cosas. Nos hemos vuelto aprehensivos con nuestros carros, casas, posesiones de todo tipo. Nos angustia no poder tener un estilo de vida que queremos, nos preocupa perder nuestras pertenencias porque nos han costado mucho, nos afanamos por llenar nuestra casa de todo lo que creemos que merecemos y necesitamos.

Pero, ¿y qué si mañana nos morimos? ¿y qué si el Señor viene esta noche? ¿y qué si pierdes tu trabajo esta semana? ¿y qué si sufres un accidente que te imposibilita por un tiempo? No estoy diciendo que no hay que trabajar y adquirir cosas para nuestro bienestar. Lo que estoy diciendo es que muchos cristianos hemos perdido la perspectiva. Se nos olvida tener los pies en la tierra con el corazón en el cielo. Tenemos el corazón acá abajo. 

La vida de un cristiano es como la de los Embajadores de Vida. Vamos de pasada, nuestra estadía tiene plazo, no nos podemos acomodar y enamorarnos de un lugar-o sus cosas, hay que estar listos para moverse de un momento a otro, tenemos que tener la maleta preparada solo con lo que es realmente importante, lo demás es irrelevante.

Así que, ¿cómo has estado viviendo últimamente? ¿como un ciudadano de este mundo o como un residente temporal que de un momento a otro se va para su hogar celestial? ¿qué tan afanado has estado por tus cosas materiales? ¿qué has estado modelando a tus hijos respecto a lo que es importante? 

Sé que cuesta muchísimo tener la perspectiva correcta en esta vida. Y también sé que mientras estemos en la tierra, el Señor seguirá siendo Fiel, cumpliendo Su rol de Proveedor y Sustentador.

Pero te invito a preparar tu maleta y llenarla sólo de aquello que sí importa en la eternidad. Recuerda, de un momento a otro, podemos ser requeridos allá arriba. Pídele ayuda a Dios cada día para mantenerte enfocado, con tus prioridades en el orden correcto. Vive sin amar lo que has conseguido tener acá. Al fin y al cabo, a la luz del Cielo, todo es pasajero.

No te acomodes. No vacíes tu maleta. La gira no ha terminado.


"Porque, cuando nacimos no trajimos nada al mundo, y cuando muramos tampoco podremos llevarnos nada. Así que debemos estar contentos de que tenemos ropa y comida" 1 Timoteo 6: 7-8 TLA

"En cambio, nosotros somos ciudadanos del Cielo, donde vive el Señor Jesucristo; y esperamos con mucho anhelo que Él regrese como nuestro Salvador" Filipenses 3:20 NTV

sábado, 13 de febrero de 2016

Mis Confesiones: San Valentín-La Perspectiva de Una Soltera

Estoy convencida que esta fecha ha sido manipulada para volverla algo comercial. Sin embargo, para algunos puede ser difícil. 

Me voy a atrever a hablar en nombre de los solteros, aquellos que por una circunstancia u otra no tienen una pareja para celebrar. Y más específicamente de las mujeres, pues creo que en general los hombres manejan esto más fácilmente.

Seamos realistas, las redes sociales están inundadas de mensajes e imágenes relacionados a la celebración, la televisión está llena de películas románticas, todos nuestros amigos con pareja planean algo, la gente le compra regalos a sus seres amados, las mujeres son agradadas con detalles, etc, etc.
Es casi inevitable no compararte con otros, sobre todo con tus contemporáneos, aquellos que son de tu misma edad y que viven una etapa que desconoces. Surgen muchas preguntas ¿Qué hay de malo conmigo? ¿Soy alguien normal? (Estoy segura que mis hermanos dirían que no!) ¿Qué debo arreglar en mí? ¿Por qué estoy tres o cuatro pasos atrás en la vida comparado con mis amigos? ¿A Dios realmente le importa esta parte de mí? ¿Por qué Él guarda tanto silencio?

La verdad una fecha como esta puede ser abrumadora. Todo alrededor es un recordatorio de que no encajas. Y por favor, no me mal entiendan. No les hablo cursimente, como una aficionada a las telenovelas baratas. Abro mi corazón y expreso esas ideas y sentimientos que sé que mujeres de mi edad y mismo estado civil comparten. 

Les hablo de esa lucha en tu interior que te hace dudar incluso de que los planes de Dios impliquen darte una familia. Ese auto-cuestionamiento que te lleva a preguntarte qué hiciste mal en el pasado para estar solo ahora. Esa voz que te dice que quizá esperar en el tiempo del Señor no fue la mejor elección. Y puedo seguir enumerando más cosas similares.

Sé que algunos no entienden de lo que les hablo, simplemente porque no te tocó vivirlo, y eso está bien. Pero también sé que hoy día hay muchas mujeres que han tenido luchas similares, que temen a esta fecha, que se sienten solas, no amadas, no elegidas, no suficientemente buenas o atractivas, que incluso enfrentan una crisis de fe en este aspecto de su vida.

Aunque no lo crean, saber que ustedes existen me da ánimo. Sé que no soy la única y eso es un alivio. Tengo amigas solteras, tengo una amiga que pasará su primer San Valentín como viuda, tengo otra amiga cuya relación de 4 años -con pláticas de boda- terminó abruptamente. Y no es que me alegre su triste situación, en lo absoluto, es que existe esa conexión entre nosotras, porque entendemos de alguna manera lo que estamos pasando.
Así que animémonos unos a otros. No estamos solos. Estar soltero es eso, un estado, no una definición de quiénes somos. Pero sobre todo, sintamos paz de saber que tenemos a un Padre que nos ama con locura y se interesa en esa área de la que a veces nos apena hablar. Somos amados, somos aceptados, somos elegidos. 

Y si no eres soltero, pero lees esto, te animo a entender la perspectiva de tus amigos que sí lo son. Evita hacer comentarios o bromas al respecto, muestra tu amistad, ora por ellos, hazles compañía, escúchales, trata de comprender sus luchas, sé un instrumento que Dios use para llevarles amor acá en la tierra. En lo personal, mis amigos se han convertido en una de las bendiciones más grandes que me han sostenido en los tiempos más duros. Tú puedes ser uno de ellos para tu amigos solteros!

Solteros: Mi oración para este San Valentín es que Dios tenga detalles sorprendentes contigo, y te de muestras claras de Su amor ilimitado, de tal manera que no te quede ni una pizca de duda de que tu estado civil no es sinónimo de estar solo y de que eres valioso, aceptado, elegido y amado.



"Hace tiempo el Señor le dijo a Israel (tu nombre): <<Yo te he amado, pueblo mío, con un amor eterno. Con amor inagotable te acerqué a mí>>" Jeremías 31:3 NTV

"Mira, he escrito tu nombre en las palmas de Mis manos. En Mi mente siempre está [tu] imagen" Isaías 49:16 NTV

"Sé muy bien lo que tengo planeado para ustedes, dice el Señor, son planes para su bienestar, no para su mal. Son planes para darles un futuro y una esperanza" Jeremías 29:11 PDT

sábado, 6 de febrero de 2016

El Gran Pequeño: Fe que Mueve Montañas

Por recomendación de una amiga vi la película "Little Boy" (El Gran Pequeño). Me tocó verla sola, pero eso fue lo mejor, porque lloré inconsolablemente por buen rato. Días después senté a mi familia en la sala para que la vieran y....volvimos a llorar!

No voy a describir la película entera acá, para no arruinarte la sorpresa (cosa que detesto). Pero quiero contarte lo que aprendí de ella y la enorme lección práctica que vi.


Pepper, alias Little Boy, admira a un súper héroe de paquín muy de moda de su época. De alguna manera, él llega a creer que tiene el poder de mover cosas al igual que este súper hombre. El domingo en la iglesia, el sermón de la semilla de mostaza captura su atención. En su mente infantil, quiere combinar el súper poder de mover cosas con la fe representada por esa minúscula semilla.

El sacerdote de su iglesia escucha con curiosidad las creencias, un poco distorsionadas, del niñito. Pone una botella en su escritorio y lo reta a moverla. Pepper estira sus manos hacia ella y hace todas las fuerzas posibles para lograrlo. Nada pasa. El religioso lo reta de nuevo. El niño intenta con más ahínco...y de pronto...el sacerdote mueve la botella con sus propias manos!!! Little Boy no entiende por qué hizo eso, parece molesto. Pero el sacerdote le responde "Yo la moví, pero tú me hiciste moverla"

Increíble. Cuando ese hombre vio a Pepper apretar sus dientes, hacer fuerza con todo su cuerpecito y tratar de mover la botella con todas las energías, se conmovió, no pudo resistirse, simplemente hizo por él lo que él no podía lograr solo y por eso decidió mover la botella.


De eso se trata la fe, ¿no es cierto? Una lección tan sencilla que una película me recordó. 

Cuando uno de nosotros insiste e insiste, cuando no podemos sacarnos ese anhelo del corazón y de la mente, cuando oramos y oramos, nuestro Padre es conmovido, no puede resistirse y mueve lo que nosotros no podemos mover solos.

El problema es que muchas veces no insistimos tanto, renunciamos rápido, o somos intermitentes, una semana tratamos con todas las fuerzas y la siguiente ni tratamos. El chiquitín de esa película me enseñó que debo creer de forma constante, que debo ser atrevida, que no importa si parezco loca creyendo que cosas imposibles pueden suceder ¿y eso qué? al final, mi fe está puesta en Aquel cuya mano SI puede mover la montaña que sea.

Entonces ¿qué montaña necesitas que sea movida? ¿cuán fuerte estás tratando? ¿cuán constante es tu fe? 

No confíes en tu propia fe, aunque tenerla agrada a Dios y es necesaria para nuestra vida cristiana, la verdad es que es Él el que mueve las montañas. Es Él el que observa a Sus hijos insistiendo con todas sus fuerzas, es Él, el que como ese sacerdote, no puede resistirse más cuando uno de nosotros está creyendo como niño. 

Así que atrévete, aférrate a esa semillita de mostaza, sigue creyendo, insiste, haz ruido en tus oraciones, confía, quizá falta poco para que tu fe logre que Él mueva lo que necesitas que sea removido.

Recuerda, Él lo mueve, pero tú lo haces moverlo.



"En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que sea acerca a Dios tiene que creer que Él existe y que recompensa a quienes lo buscan" Hebreos 11:6 NVI

"Jesús le dijo: -¿No te dije que si creías ibas a ver la grandeza de Dios?" Juan 11.40 PDT